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Escribo un texto tóxico

Escribo un texto tóxico. La lluvia tóxica en las afueras. Los árboles tóxicos. Miraba un programa teve tóxico. Y me supe tóxico. El camión tóxico. Había algo raro. La granja orweliana tóxica. De los borregos tóxicos. Había venteros tóxicos. Alguien me llama. La lujuria no es verbo. Se tomaron fotos tóxicas. Era el ambiente. Y la música tóxica. Hagamos un paréntesis. Si es tóxico. Personas tóxicas izaban banderas nacionales. Banderas tóxicas. Por amor a la guerra y la paz. Un globo terráqueo tóxico. Y marranos tóxicos. Las moscas estaban en el pastel tóxico. Respiramos. Y el aire tóxico. La luz tóxica. El discurso lo mismo tóxico. Un policía tóxico. Nos censuramos. La espera tóxica. Doctrina el viento. Las caras tóxicas. El sueño tóxico.

Me piden que escriba un poema

Hay que sacar la basura temprano. Antes que pase el camión recolector. Zapatos y ropa vieja. El tiempo. La agenda no utilizada. Y guardo silencio. La basura ha salido a tiempo. Y es algo lindo. Todos lo agradecen. La vida  va sin embargo.  Exigencia de verbos que construyan. Que hagan reír. Y hay silencios. El llanto va mas lejos. Se quiere el poema, el libro de poemas, no el sufrimiento. La rosa sin espina. El poema sin suplicio. Miro hacia todos lados. Hay todo un discurso en la manera de caminar. Erguido o no. Encorvado. Aprender a leer los rostros, los silencios. El tiempo pasa. Inmisericorde. El plástico envuelve corazones. Ese es el problema. Causa de las causas, la usura. ¿Dónde dejé el libro de Ezra Pound? ¿Dónde el de Whitman?

Fin de año

(1) Hacer un balance es necesario al caer el 2018. Por aprendizaje. Para valorar la vida. La que se escapa día a día. Reiterar a la amistad como certeza. Y los valores en general. Ayer escuchaba nuevamente ¿Y Fernández?, poema de Retamar (Roberto Fernández Retamar, poeta cubano). Y entra humo en los ojos, cuando escribe, en referencia a su papá, que no aceptó un puesto en el gobierno, porque sabía que era para robar. Así de sencillo y fácil. Tendré los pendientes de siempre. En prioridad, atenderme en la salud. Que es cosa buena y de la mayor riqueza. Y ahora con los lentes, como nuevos ojos, leer por sobretodas las cosas, y en segundo plano, escribir. Como sombra que se nombra. Como ese fantasma bonachón que me sigue a todas partes. Agradezco la compañía de los amigos. Escribir sus nombres es complicado. Horrible dejar de lado, por descuido, alguno. Tengo pocos amigos y amigas. Pero muy buenos. Aquí y en la frontera Norte. En algunos estados. Y en dos o tres países. Sí, muy pocos. Se

Ayer enterramos a mamá

Ayer enterramos a mamá. Reitero en el presente perpetuo de hace 16 años. No tendré madre a partir del entierro. Dije unas palabras. Apenas describir el nuevo lugar donde estará mi madre. Jardines y flores. Manantiales de agua fresca. Y desde allá estará pendiente. Llevará registro de nuestras sonrisas. Ver bajar el féretro. Polvo eres dice el padre al momento de poner la cruz en el día de ceniza. Nos lleva. Nos vigila. Nos cuida. Estamos niños. ¿Por qué dice eso el padre? Pregunto. Y la respuesta rápida. Kacinica. Eso sí Is. Polvo. Nada. Baja el féretro. Y empiezan las paletas de tierra. Algunas flores. Quiero pongan nombre a mi lápida. Nos había dicho. En el ropero está el dinero para la lápida. Allí lo encontramos por la tarde. En una bolsa pequeña. Hace. Friio. En el alma. De encaja como alfileres. Ayer enterramos a Jorge Castillo, en Jalpa. Ayer a mí mamá. En el panteón del ejido La Cruz. Apenas ayer. En ese instante de la mirada anterior. En este nuestro tiempo. Hoy en la mañana m

Velamos a mamá

Que turbia la borrasca del duelo. Vorágine. Antenoche murió mamá. A las 10 PM se fueron las últimas visitas. Por Dios que no vi la muerte. Ni una queja de mama. Ni señal visible. La muerte en su ronda. Mi madre al momento de acostarse sintió el rayo suave. Al instante levantóse. Y en automático caminó hacia la sala. Se sentó en el mueble de la sala. De niños nos mandaba a las posadas de la iglesia. De niños nos cuidaba en la enfermedad. De niños se angustiaba al jugar fuera de su vista por horas. De niños nos llevaba a Brownsville. Nos tocó andar de aquel lado cuando la muerte de Kennedy. De niños nos llevaba a casa de su hermana tía nuestra Socorro. De niños nos cobijaba. Su féretro todo ayer en despedida. Allí, callada y sencilla. Durmiendo santa, noble. Todo hijo tiene la madre más linda. Así era ella. De joven me tenía mi uniforme listo para la escuela. Péinate bien, ordenaba . Y su sufrimiento cuando sabía que yo andaba en la alberca sin saber nadar. Me lo recrimina amorosa en mi

Hoy muere mi madre 2

Hoy muere mi madre. Un pasado proximo presente. 16 años. Nadie le ha pedido. Ella sirve. Mi madre iba invicta. Una diabetes perfectamente controlada. Acudía puntual a la cita médica. Un Centro de salud. Yo voy con ella. Camino por todo el bordo del canal Soliseoño. Mi madre ha hoy muerto en unas pocas horas. 16 años hace. Hoy mismo. Me lleva de la mano. Por cita pediátrica. Por vacunación. Yo estoy en la cocina. Leo  lala revis Proceso. Fuera está o un libro. Mi madre entra y sale. Había puesto café. Huele a café. En la sala mis hermanas y sobrinos. Leve fresco de la n la nvierno que acaricia. La muerte juega la ronda. Mi madre entra y sale de la cocina. Me da café. Ordena suave: toma. Lleva a la sala. Entrega una a una de las mujeres en la sala. A Toda, mi esposa. Mi hermana dice: creí era para mi. Para ti, enseguida. Entra y sale de la cocina. Éramos niños. Invierno de heladas. Mi madre encendía la estufa. Y un bracero de carbón en la sala. Y alrededor allí estábamos calentandonos. N

Hoy muere mi madre 1

Hoy muere mi madre. En unas horas más. En el hoy de hace 16 alos. Feliz Navidad. Anoche la pasamos espléndido. Las visitas de las hijas y sus esposos. Los nietos que corren por todos lados. Toman huevos de las gallinas y se corretean y los lanzan. Mi madre les mira seria, cejijunta. Las palabras con anécdotas de vida. El invierno anduvo suave ayer y hoy con el clima. Mi madre muere hoy dentro de unas horas más. Mi madre se pasea dentro de la casa con la muerte ensima. No nos damos cuenta. Yo miro sus adornos de casa de hace años. La taza. El Santoclos de cerámica. El reloj en su movimiento letal para medir el tiempo. Mis hermanas. Sus risas. La telenovela. En la calle los probadores. Mi madre muere en unas horas. Su mirada limpia. Osnofrece comida. Vienen de nuevo los de ayer porque yo estoy de bisita. Mi padre recién operado. La comida carneccon papas. Inflamable coca. Mi madre muere en unas horas. Con ella irá una historia de vida. De la morena de  Guanajuato. La que toda tranquilida

Hoy muere mi madre

Hoy, hacia el futuro de 16 años antes, muere mi madre. Feliz Navidad. Hoy es un presente que se sucede a sí misma. Todo recuerdo es un presente diluido. Todo vaticinio es un presente que viene raudo. Hoy  muere mi madre hasta en la noche. Y como pasa el tiempo. La abrazo. Cómo si fuera un sueño. Me mira con mirada miel. Cómo si fuera también un sueño. Y se va despidiendo en idiomas otros que no entendemos. Si la vida es sueño. Nos soñamos amorosa s y nostálgicos. Mi padre ayer salió del hospital. Ayer de hace 16 años. Mi madre le mira como sospechando de esa soledad que sobreviene a la ausencia de uno de ellos. Ella muere ayer. El sale del hospital días antes. Hay un velorio en casa de Mariano. Murió Don Juan. Porque a él le vieron ir al hospital. Supieron de su operación. Lo vieron llegar en taxi. Bajar en silla de ruedas. Con su bolsa de diálisis. Pobre. Buen hombre. Fuerte aún. Y la sorpresa. No es  él. Es Doña Leonor. Saludos imposible. Si anoche fue a misa de gallo por Navidad. Ho

Feliz Navidad

A ti, y en ti a todos, principalmente a quienes no traicionan, no mienten, no roban, no humillan, les deseo una muy feliz Navidad; ustedes son quienes han instalando el nacimiento en su mente y  corazón., No solo hoy, sino cada día del año, con sus buenas acciones, buenas obras, buenas actitudes. Y a los otros, los que no, mientras haya vida, tienen oportunidad de cambiar, para bien propio. Un abrazo de todas maneras a todos, y siempre salud y dicha. Agradecidos con los regalos de cada día: vida, salud, techo, alimento, familia, sonrisas, amigos, palabras, luz... Una muy feliz Navidad.

De la brevedad de la vida

Breve es la vida. Ni dinero, titulos o poder cambian lo efímero. Pasaron Platón, Sócrates, Maquiavelo, príncipes, Césares, zares, papas, emperadores, dictadores, profetas, magos, charlatanes. Todo pasa. Pasaron amores eternos. Pasaron traidores, santos, premios nóbeles, anacoretas, anónimos, desterrados, ilusionistas, ilusionados, sanos, enfermos. Los que juraron, creyentes, incrédulos, señores feudales, guerreros, usureros, pacifistas. Nada queda.

Armando Rey

De origen y corazón colombiano, Armando Rey es el número tipo chévere. Radicado en Guadalajara, vino a Tabasco a sembrar semillas de salud mental. Él y Cristina su compañera de vida. Dejó temas para reflexionar en casi 6 mil directivos de educación. Sobre vivir la vida. La felicidad depende en buen porcentaje del perdón y agradecimiento. Gracias, Armando. Tenemos vida y no agradecemos. Amigos. Casa. Salud. Y en las situaciones diferentes culés de desempleo o mal de amores, tenemos la esperanza de que todos cambia. Algo difícil es perdonar. A los que nos hicieron daño. Difícil, pero necesario. Por nosotros muy somos, para nuestra salud. Oye, Armando, me estoy aprendiendo otras canciones de ballenato para cuando nos visites. Y alimentar la salud del alma con sonrisas, música y palabras. Feliz Navidad. Un abrazo desde San Juan. Tierra tabasqueña.

Colonia Roma

Anoche miré vía Netflix la película Roma. Un blanco y negro que impresiona en todos los matices del gris. Me asomé en ella a una casa de clase media. Y a una de ellas me acerqué a los 9  años para espiar curioso en la vida real,  y mi padre me lo prohibió tajante. Mi padre era el jardinero. En Roma me metí de lleno a esa casa. La película no es de entretenimiento. Es para visibilizar nuestro acontecer diario. Cleo no habita la casa donde sirve, tiene el cuarto de servicio y desde su origen y destino se desplaza en el acontecer diario, con su mano de obra. La familia, acomodada en 1970 a una forma de vivir con ciertos lujos, es indiferente a su propio destino. El esposo es doctor del IMSS. En un país como el nuestro de 60 millones en la pobreza, esta cantidad de habitantes de una u otra forma somos Cleo. Y el otro porcentaje, sin llegar al 100 por ciento, aspiramos a ser como ese médico con un poder adquisitivo que permite casa, coche, y sirvientes. El México de los 70 vivió el halconaz

Colonia Roma

Anoche miré vía Netflix la película Roma. Un blanco y negro que impresiona en todos los matices del gris. Me asomé en ella a una casa de clase media. Y a una de ellas me acerqué a los 9  años para espiar curioso en la vida real,  y mi padre me lo prohibió tajante. Mi padre era el jardinero. En Roma me metí de lleno a esa casa. La película no es de entretenimiento. Es para visibilizar nuestro acontecer diario. Cleo no habita la casa donde sirve, tiene el cuarto de servicio y desde su origen y destino se desplaza en el acontecer diario, con su mano de obra. La familia, acomodada en 1970 a una forma de vivir con ciertos lujos, es indiferente a su propio destino. El esposo es doctor del IMSS. En un país como el nuestro de 60 millones en la pobreza, esta cantidad de habitantes de una u otra forma somos Cleo. Y el otro porcentaje, sin llegar al 100 por ciento, aspiramos a ser como ese médico con un poder adquisitivo que permite casa, coche, y sirvientes. El México de los 70 vivió el halconaz

Pensando en pajaritos

Pienso en pájaros. Su vuelo y canto. Su planear y pararse en una rama. Hacer su nido. Entibiarlo. Su vuelo por sobre las casas. Entre los edificios. Pararse en los alambres. Pienso en ellos cuando encuentran sus granos de comida. Sus gusanos. Más su canto los define tanto como su vuelo. Volver pájaro. Darle vuelo a la mirada y sonrisa.

Cumple años Kseniya

Hoy cumple años Kseniya. Amiga. Cantante de verdad. Internacional. Y de gran corazón. Siempre alegre. Siempre sonriente. Muy profesional como artista. Muy profesional como maestra de canto. Siempre inspirada en  su arte  y enela docencia. En su corazón la nostalgia por su nevada tierra invernal rusa. Siga feliz siempre, radiante y con motivos  para la sonrisa. Y nos siga alegrando con esa voz de gracia y altura. Que hace elevarnos con su canto clásico o popular. Que tenga salud. Y siga proyectando dulzura con esa mirada tierna. Gran amiga, un abrazo fuerte . Donde estés celebra. A la distancia te celebramos Kseniya Gushina tu bienaventurado cumpleaños. Mexico y Tabasco es tu tierra.

Escribo

Escribo que escribo. Hoy frío glacial en Tabasco. 15 grados. Ya casi invierno. Si ocurriese el caso. Luz propicia. La palabra miel es dulce. Si la palabra miel se pposara en tu boca. En la mía. Es el eco que responde desde el espejo. Se acerca mi madre. Hace frío, dice. Abrígate bien. Y me pasa una bufanda. La misma, gris, de la historia. Escribo. El café en la taza azul con flores. Me levanto. Doy algunos pasos. Me regreso a la silla y mesa. Escribo que escribo. Mi madre me mira y en su rostro sigue teniendo la paz de su sonrisa. Cada día es propicio para la vida. Mientras tanto.

Hoja de papel

Es el lugar seguro. Neutral. Donde me cobijo. Y descanso. Donde me acuesto o me siento a esperar. Es mi parque, mi jardín. Es mi alfombra mágica. Y escribo. Se me queda viendo mi madre. Es mi lugar común. Es mi rompecabezas. Mi hoja hoja vacía. Blanca. Imantada. Es el pasto fresco con Rocío. Recibe luz. Es mi espejo a dónde me asomo para ver el tiempo. Es un pozo del tiempo. Mi madre suspira. La hoja en blanco recibe mis trazis, mi argumento. Hace girar la ruleta. Mueve los dados. Es una baraja de la suerte. Qué bien rima con muerte. Mi madrerie y hace la seña de loqueras. Y río con ella. Mi madre festeja. Y yo con ella. Le escucho decir en sueños. Sueño mío y el de ella. Feliz navidad, hijo. Y me entrega una hoja blanca.

El higo

Amo el higo. El frondoso árbol dede hi de la infancia. Atrás de la casa. En invierno generoso prodigaba higos entre azules y morados. Desde que aparecía pequeñito su fruto esperábamos con paciencia que madurarara para disfrutarlo. Nos turnamos los hermanos por orden para que todos fuéramos alcanzando. En el transcurso de la vida he encontrado otros higos. Una vez me levanté temprano un invierno, en una  había amanhabitación del hotel Ritz en Matamoros , y a través de la ventana vi una hermosa higuera cargada de frutos. Y me acordé de la higuera de la infancia. Ahora tengo una chiquita. Y la cuido a la espera crezca y me de la satisfacción de comer sus higos.

Presente, Emilia

Todo tiempo es presente, Tere. Y ahora un rayo les parte el alma, una aguja se encaja en tu corazón por la muerte de tu mami. De Emilia. Ébano. Mármol. Nogal.  Columna vertebral, de todas y todos ustedes. Los cercanos. Sangre de su sangre. Por el dolor que causa su partida. Más hay una luz que le guía a ella en el proceloso camino. En el tránsito de vida y muerte a vida eterna. Que es la luz del deber cumplido. Nuestra madre nos abraza. Que es la semilla de amor que sembró a su paso. Nuestra madre nos consuela. Semilla de valores que sembró en su paso. Nuestra madre nos sostiene en nuestros momentos dificiles. Que de eso se trata ahora. Doña Emilia ahora descansa. Ella está y estará en ti. Y en todos sus ustedes. Porque ustedes son ella misma. Ustedes son su mejor fruto. Su mejor aliento. Nos engaña la vida. Nos hace sentir mayo es por siempre. Pero en ese principio y fin hay otro principio. Qué dolor. También mío por saberte dolorida. También mío por saber  que hace paréntesis tu risa

Jorge 1

Allí quieto el soñar por la tanta luz que te llega. En ese dormir pleno, de descanso. Donde la razón es la realidad ardiente, razón para la nueva ruta, tea que alumbra el camino. Allí donde nos encontramos ayer, hoy, mañana. Allí, Jorge, caminamos contigo, como antes. La huella de tu voz retumba en todos nosotros. Hay milagros, si, por supuesto. Pero los milagros han sido permanentes. Nacimiento, niñez, palabras, canciones, amistad, salud. Y las tantas alegrias. Milagros siempre han existido. El compartir, la solidaridad, los ensueños. Por eso Dios es grande. La ciencia es la manifestación de Dios. Y tú estás bien. Estarás bien. Porque ese es el destino del hombre. El que vives. El que vivimos. Ahora. Y siempre. Yo te acompaño en el nombre de la amistad. Y así como nos encontramos. Nos seguiremos encontrando. Ahora canta esa canción. Te escucho siempre. Te escuchamos. "Yo sé que tú amor es mi martirio, que amarte es pecado mortal"... Que claro tengo  tu voz. Que claro te segu

Estoy a veces olvido

Estoy a veces olvido. Una sensación azul de donde están las llaves, el libro, mi casa. No es asunto de precaución. Ni preocupación. Es solo que lo selectivo de la memoria se atrofia. Y olvidamos citas, llamar a tiempo, visitar enfermos. Olvido es esa reacción que no te mueve. Es el cúmulo de datos que no se presentan cuando se requiere. Entonces la llave se oculta. El número premiado de la lotería está perdido. Las cuerdas afinador al revés. En la obra de teatro olvidas la expresión clave de la trama. Y el director de identidad decide declararte inútil. Y darte vacaciones. Dónde he dejado el compás de espera, me pregunto. Y sigo caminando. Qué nombre. Cuál rumbo. Dónde  vivo. Cuándo es la fecha del encendido de las luces .

Jorge

Me avisan, Jorge, de tu convalecencia. Que duermes en la cama tibia de tu casa. Que tus recuerdos navegan ignotos en la bruma. Y van mis palabras agradecidas. Por esa compañía de años. Por ese ofrecer tu casa. Y sentarnos a tu mesa. Mi agradecimiento por las palabras tuyas de ánimo en esa edad temprana. La sonrisa tuya que nos eleva el alma. Por las canciones de los Bárbaros con tu guitarra. Yo sé que la ciencia hace su parte. Que Dios manda y hace lo propio. No hay tiempo sin destino. Y no hay hoja que se mueva sin sus designios. Me dicen, Jorge, que estás en paz. Te imagino en ese mar sereno. Manejando el barco tuyo. Con el timón firme en tus manos. Tu sonrisa de tranquilidad y paz. Te agradezco ese corazón tuyo de una nobleza mayúscula. Te imagino pateando el balón en el campo. Hay otros campos. Te imagino dando de comer a los gallos. Hay otros ruedos. Te magino en tu salón de clases. Hay otras escuelas. Te acompaño. Cómo me has acompañado. Que nos hemos acompañado. Jorge, Lupe, Man

Escribir, escribo mi padre

Escribo. Mi padre me llevó por primera vez a la escuela para que yo pudiera escribir. Y leer. En el camino nos cruzamos con el tío Nacho. Hombre de barba que representaba a Judas Tadeo en el lavatorio de pies cuando el Vía crucis de Semana Santa. Y nos cruzamos precisamente frente a la iglesia de la colonia. ¿A dónde vas, Juan? A la escuela, llevó a mijo Toño. Y en tono burlón ¿Y para que vas si allí aprenden solo cosas del Diablo?. Mi padre  siguió su ruta sin responderle. En casa por la tarde llegaba de su trabajo con un periódico viejo. Y una bolsa de pan dulce o frutas. Y se ponía a deletrear el diario. Yo lo miraba de lejos. En vacaciones me llevaba a su trabajo entre geranios y margaritas. Yo juntaba las  hojas viejas que tiraba en abundancia el otoño y el pasto recién cortado. Escribo y él no lo supo. Escribo gracias a mis maestros y a él como maestro de la vida. Se cuenta que tocaba la puerta de la casa donde trabajaba para entregar una joya o reloj encontrado en el pasto. &quo

Escribo, escribes, escribimos

Escribo. Mi madre me mira escribir desde la cocina. Se asoma a la salita. Y regresa a lo suyo del momento. Ella prepara los alimentos como si los escribiera. Algún día me escribirás algo para mí, me dice festiva en una petición rara, por lo extraño. No tiene necesidad de pedirla. Afuera hay frío. Adentro no lo sentimos tanto. Mi padre salió a trabajar. Como todos los días. Aunque no precisamente a trabajar, hay frío, el pasto casi no crece. "A qué vas, Juan, si no hay trabajo", le pregunta mi madre, aún a sabiendas de su respuesta. "Algo he de conseguir, nadie traerá algo aquí hasta la casa". Y sale, bien abrigado. El viento del norte cala, como filo de cuchillo recién afilado. Y peor si es frío con lluvia. Anticipa heladas. Yo escribo. Mi madre sigue en sus labores. Prepara atole. Me lo acerca. Como si ella escribiera. De vez en vez le pregunto de sus recuerdos. De niña o muchacha. Y me cuenta como si escribiera. En ese tono de nostalgia. De sus padres, de sus herm

Hay historias así

Hay historias así. Historias de vida. Que empiezan con un sueño. Mi madre sonríe. Que se van construyendo de imágenes. Y ritmo. Una vida bella. Con los asegunes de siempre. La mirada lánguida. O la sonrisa sin más. Mi madre esboza una sonrisa. Historias con derrotas acumuladas y el franco afán de seguir de este lado. Sin reclamos ni recriminaciones. Mi madre me llama a su lado. Hace frío. Y caminas entre senderos como todos. Con rosas y espinas. Hay lodo. Agua. Hielo. Son varias cuadras de la ruta. Te saludan. Contestas. Mi madre me abraza y me pregunta por los higos. Hay frutas como el higo que hacen su parte en la historia. Una canción se escucha por la radio. Hay fogata. Mi madre pone tortillas en el bracero. Hay salsa de tomate con chile guajillo. Historias de unidad popular. Las lecturas iban siendo un abrir de ojos. Las risas infantiles fueron distintivo y dogma. Y la canción de Yo pisaré las calles nuevamente. Las calles y los callejones del polvo. El barrio. La tristeza. La ale

Ah, una sombra

Ah, una sombra me nombra, una sombra me asombra. Y discurre oscura entre los árboles las plantas y el caserío. Se levanta contra toda costumbre. Y dicta palabras con sentido de bruma. Oscura como la noche, como el corcel azul de tan negro. Una sombra me abraza y desaparece. He escrito pesar de tanta dicha. Mi madre me abrocha la camisa. He escrito dicha como decir cielo. Mi madre me peina con gomina. He escrito palabras que me trasladan como viento. Mi madre sonríe mientras me abraza. Una sombra es mi origen y destino. Andamos con fiebre entre la nada. Mi madre guarda silencio ante mi delirio. Y yo callo mientras me doy la media vuelta para seguir de frente.

Ah, una luz

Ah, una luz. Que acompaña desde siempre. Fiesta de claridad. La luciérnaga en lo más oscuro de la noche. Irrumpe como serenata mañanera. Y devela luz, haz y movimiento. Yo la sigo deslumbrado. Al fin y al cabo es el poema como lámpara votiva. Y uno envuelto con la brisa. Los recuerdos del campo de amaranto. La nostalgia por otras luces de otro tiempo. El cuerpo limitado por el tiempo. La mirada que va de despedida. Y la luz indiferente irradia hacia todas las cosas un sello para el color . La esperanza. La señal de Dios. Amanece. Y esa luz verdadera no compite con la luciérnaga.

Supongamos

Supongamos la tarde fría. Caminamos en el parque, entre los árboles. Perdí dos libros. Que bien recuerdo. El otro canto de los cisnes. Y la algarabía del diablo. Es un decir. Supongamos que fuimos y volvemos. Al azar. La nostalgia ha sido siempre distintas vo del veremos. En el recuento de los años hicimos cada quien lo propio. Hojas secas. Pasto. Y la luna de tarde como testigo complice. Supongamos que nos fuimos. Y no volvemos. La revolución empieza. Con los pequeños actos.

Esperamos

Esperamos. No sabemos que. Pero esperamos. Que llueva o no. Que florezca. Maduren las frutas. Empiece el juego. Termine el mal. Esperamos el amor. La buena suerte. El fin de la traición. Evocamos tiempo pasado. Dibujo planos de futuro. Esperamos inicio y fin. La historia es el recuento de las derrotas. Un juego nuevo. El café. El libro que no pido. El que no escribo. El vino tinto se añeja. El tiempo fluye. Otro río es el río. Nos encontramos y no eres. No soy. Hace frío y es de mañana. Tomo café. Pan. Hojeo un libro. Es adviento. Ya viene. Lo esperado es la ilusión de paz.

Orquídea

Ese vuelo de la orquídea por los Alpes, los Andes. Era, claro, un sueño, una idea. Ese vuelo con sus varias historias. Cayó a la noria y la rescatamos. Un descuido. Algo así. Entre violeta y rosa. Nunca has de encontrarla si no la buscas. Era fresca. Era bella. La guardamos en bolsa de platino. Y la echamos a volar. Algo suave en el vuelo remontado. Y la flama viva y sugerente. La orquídea cumplía su cometido. Un presente distinto. Sin igual. Y en las nubes el suspiro, la nostalgia. La orquídea siguió su ruta. Traficaba tiempo y palabras. Una agenda de la revolución con citas de Lenin, Marx y Flores Magón. Citas de historia. Elegante. Era un diario. La orquídea se secó. No hay flor que no se seque. Dilo a juventud.

Amiga mía

Amiga mía. Hoy es un buen día. En ti escribo a las amigas. Que eres tú y son todas. Muy pocas. Las que insuflaron aliento, poesía y muchas sonrisas. Que caminamos juntos sin pericia ni malicia. Por la playa. Por las calles de esta ruinosa ciudad que resplandece de vez en cuando. Fuiste oído de mis tantas palabras, locas, susurrantes y eclécticas. Fui oído para tus sueños y anhelos. No hablamos mal de nadie. Trazamos rutas en la alegría. En la utopía. El arcoiris fue un dato. Los libros leídos. Algún poema. En el laberinto de la edad no encontramos salidas. Porque el laberinto era humo que el viento arrastró allá o acá. Porque eran las palabras en uso encontradas en el pozo de agua. En el desván. Y el diccionario. Pound. Sus cantos. Whitman. Su Canto a sí mismo. Puedo escribir los versos más tristes. Neruda.  Y estábamos bajo la sombra de un nogal.  Las lecturas anunciaban un jubiloso futuro. Risas juveniles. La biblioteca escolar. Amiga mía. Bella ha sido la vida. Amiga mía, gracias.

Adviento

A Dios y al Cesar lo que corresponde. Estamos en adviento. Viene lo mejor. Estemos preparados. Lo mejor del pasado queda lejos. El futuro viene sin instrucciones precisas. Sin manual de usuario. Más la espera no es de brazos cruzados. Ayudante. Ayúdame. Ayúdate. Seamos solo uno en la preparación. Si el tiempo se va. Si somos efímeros. Esperamos la llegada de alguien que viene. De alguien que salva. Bajo la única condición: ayúdate que yo te ayudaré. Cavafis esperaba a los bárbaros. Dice que esperaban a los bárbaros. "¿Por qué no acuden como siempre nuestros ilustres oradores el chorro feliz de su elocuencia? Porque hoy llegan los bárbaros que odian la retórica y los largos discursos". En adviento se espera el nacimiento de quien nos salve. Y no queremos salvarnos. Salvarse es no tener miedo. saberse efímeros. Mortales. Polvo. Salvarnos significa esperar la vejez con sonrisa. La morada final cerca. En paz consigo mismo y con los demás. Estamos en adviento.

Amigo mío

Amigo mío, donde andes. Seas tú u otro. Escribo a uno e ustedes que son todos. No muchos. Que caminamos juntos hacia el luminoso futuro un tramo de la vida. Hace años ya. Donde nuestros sueños fueron brújula y arco con flecha. El futuro era algo por venir. Ya se fue. Y el olvido era algo impensable. Amigo, el río, la guitarra, las muchachas en flor. Todo era fiesta. La tarde. Noche. Las mañanas. Compartimos risas, palabras, alimento. Las decepciones eran parte de nuestras pláticas. Y se iba lento el tiempo con las canciones y guitarras. No somos viejos. No tanto aún. El corazón niega al espejo. Somos los mismos siendo otros. Seguid en esa permanente manera de ir hacia adelante. Aún en las penas, aún en las derrotas. Amigo mío. No decidamos la vida. Seguimos en el vano intento. A veces nos reuniremos. Queda mucho por hacer hasta el último instante. Y cada cual en el otro mira el paso del tiempo. Qué banderas, qué anhelos, qué poema nos convocaban alrededor de la fogata norteña. Qué ojos

El tiempo se detiene en el milagro

El tiempo se detiene en el milagro. Yo no. Nadie. Solo aquel que lo puede. El nacimiento. La fruta madura. Las miradas que se cruzan al doblar la esquina o en un supermercado. Entonces sucede. A manera de alquimia en la fotografía. Inmortal el momento en el recuerdo. Ni el olvido lo alcanza. Somos mortales. Se acaba el tema tiempo. U otro. El milagro existe. Solo en esos casos el tiempo se detiene. El parto de los montes. La sonrisa de mamá. Cruzar la frontera. El alba. Todo tiempo detenido es la maravilla. Las pequeñas cosas. Luego el tiempo sigue. Y el olvido es vuelta a la página. Leo de mañana y noche. Tomo café. Tiempo nuevamente detenido.

No se detiene el tiempo

No sé detiene el tiempo. No. Las campanas de la iglesia donlan por el inmortal. Aquel de fama ilustre. Los años fueron pasando en el olvido de la muerte. Más llegó el momento. Alarde con orgullo. La belleza y fuerza de la juventud. Muy atrás. Nada queda. No sé detiene el tiempo. Nuevos rostros. Incendios púrpura. Periódicos viejos. Leña devorada por el comején. El tiempo inmutable. Fluido de la nada. A tiempo. Con su instante exacto. Nacimiento. Alegría. Muerte. Las campanas. El duelo. Los aplausos. La crónica de los días sigue. Sin el yo. Sin el nosotros. El que ahora significa otros.

Todo ha sido un sueño

Circular. Todo ya ha sido un sueño. La juventud adiós. Con mi lira de poeta. Acuña. La alegría fugaz. La devoción. La mirada de esperanza. El polvo del camino. Hoy recuerdo a mi madre y padre. Suele suceder. Cuando la vida es un sueño. Los sigo soñando. Y ríen en paz del deber cumplido. Cuando las fiestas invitamos a las moscas con el olor del asado. Un sueño el libro de las respuesta. Enciclopedia donde nadie se asoma. Y el libro de las preguntas. Tire al acierto. El circo cambia a otro pueblo. Nuevos cuentos sobre repetidas aventuras del hombre. Todo ha sido un sueño. Dicta el soñador. Y nuevos sueños en nuevos rostros. Y usted describe.

El amor

El amor es bitácora de vuelo; pájaro en las alturas; un llano con gusanos, una oruga, una crisálida en cielo envenenado. Es un vertebrado con mal de diez mil vértebras. Es una pluma de pavo real, una alcancía con cariño; un niño que se recrea en el instante de la risa; es la cornisa donde descansa Palas Atenea y Minerva. Son tantas definiciones. Como en la feria se vive. El amor definido desaparece, si no se vive. Es bálsamo para el enfermo. Alimento del hambriento. Líquido que fluye entre la tarde y el pan. Es otro Pan, un dios, fauno del laberinto, una Arcadia remozada. Es un sueño que despierta a un azar donde no se corresponde. Es un elixir que da vida y muerte a la vez. Es una razón de existencia donde predomina la sin razón. Es una fuerza de vida. Es la muerte medida en esperanzas. La mucha o poca, eso nunca se sabe. Es un acordeón con fuelle suave. Es un flautín de cinco notas. Es un ave que se posa donde pueda cantar.  Es una serpiente ignota. Es un abecedario nombrado para pod

De pronto te encuentras

De pronto te encuentras frente al vacío, la nada, el abismo. Una ruta presentida. Vislumbrada. Desde el inicio. Con un principio y fin. Te encuentras la sombra y la luz. El desafío del cíclope. La Cibeles. Los vaticinios del oráculo. Hay una asamblea de ángeles y demonios en la cabeza. A edad temprana. La idea suprema del Yo. El dictador. Del que domina la escena. Y mira el devenir. Del que imagina las conexiones entre hoja y hoja. Entre palabra y palabra. Entre generación y generación.

Costumbres

Costumbres de sentirse eterno y absoluto. De ir por la vida autosuficiente. De tener la verdad absoluta. Imperativo de la primera persona del singular. Solo yo. La etternidad es la carta que no existe. Para jugar en el centro de la tierra. Absoluto vuelo por sobre las nubes. Uno no lo es si no te envío miran. A diferencia de la flor. Que alumbra su color silvestre aunque nadie la dibuje. Uno asoma al espejo. Y te encuentres con la shuellas del tiempo. La sonrisa en huida. No hay más. Solo la vida que se escapa. Que fue lo que pudo. Y que empieza otra historia. La costumbre de ser mortales. Efímeros. Solo la palabra permanece.

De colores

De colores se viste la mirada y el ojo. Andamos de rumba y canto. De colores viste la flor silvestre y de las tumbas. Yo tomo café, es lunes. Y pienso que cada color es una metáfora. La ciudad baila entre rojos, verdes y amarillos. Yo guardo azul para el cielo demlas garzasby las gacelas. De colores fríos es el invierno. Pintemos las fachadas de nieve. Yo me fui de casa para buscar matices. Es blanco o negro. Me dijeron. Y encontré el truco hace años. Y salí al camino para encontrar la fiesta de  colores. Andaban brinque y brinque alborazados. Me pintaron la vida desde ese instante. Ahora recuerdo.

Te iba diciendo

Te iba diciendo. De los días oscuros y de los claros, luminosos. De las flores radiantes y marchitas. Uno asume el momento. Si vestirse de sombras o luz. La manzana roja o la uva son esencia de las cosas. Una piedra es una piedra aunque la disfraces. Te iba diciendo que fuimos y volvimos. Las Itacas sí existen. Y los cíclopes solo que los lleves en ti. He vuelto solo para contar las hojas, las palabras. Siempre queda por hacer. Siempre alguien necesita esa espera de tu. Y el abrazo bienvenido. Saltamos la barda. La derribados. Y de las piedras andamos construyendo la torre de Babel. Donde reside el alma victoriosa.

Una chispa

Una chispa que incendia. Así el día. Domingo. Lis festivos rostros. Los gritos de algarabía. No basta la sonrisa. Las palabras bien intencionadas. Habrá que sumarle idea y acción. Una chispa es el inicio. La pradera tiene el pasto seco. Mi madre y padre desde el cielo. O donde anden. Sonríen. Era su sueño asimismo. Van las palabras cantando. Melodías del corazón. Se incendian todos s los puntos cardinales. Suena la campana. Y hay un alboroto y alborozo general. Cante la cigarra. Y un abrazo sentido a todos. Porque una chispa es la palabra, sonrisas. Una chispa es el preludio. Es la primera palabra del niño. Es el baile sideral de dos. El incendio es otra cosa. Digamos la revolución.

Igor

Al poeta ucraniano Igor Potovski lo conocí una tarde de abril de 2014. Cantaban las cigarras. Me lo presentó el cubano educador cubano Gumercindo en un café La Cabaña de esta ciudad en gracia, Villahermosa. Ni una palabra él en español. Ni yo alguna por casualidad en ucraniano. Mas Gumercindo la hizo de traductor. "Gran poeta", me dijo. Yo era Director del IV Comitè regional Sur Sureste de la UNESCO, con sede en Tabasco. Lo invité a que me visitara en la oficina en calle Zaragoza, frente al parque Los Pajaritos. En ese parque hay un frondoso árbol de tule y una jaula grande sin pájaros. El caso es que fuimos a la oficina. Fotos. Y le regalé un libro de mi autoría, Señal de humus. Luego a volvimos a vernos y a tratar de platicar, ahora con la traducción de Ludmila, la excelsa pianista, su esposa. Y tuve la oportunidad de hacer unas versiones de sus poemas auxiliado yo con los traductores, pero defiendo que eran versiones libres mías. Los defectos míos, la altura en la calidad

Las creaturas

Allá las creaturas, con su libertad a cuestas. Cumpliendo destino en su albedrío. Con sus grandes civilizaciones y grandes catástrofes. Construyendo la soga atómica para colgarla al cuello y desaparecer. Con su tecnología para vencer. Para comer arena. Las creaturas como hormigas, lobos, hienas. En su festín de lucro. Consumo. Rapacidad. Con sus grandes eventos de paz y sus ferias de guerra. Con sus ambiciones suicidas y parricidas. Huyen del diálogo, de los parques, del silencio. En su albedrío van al vacío. Desprecian el circo, el salto de la rana, el vuelo de la mosca. Las creaturas. Grandiosas y pequeñas. Nadie va en su auxilio, porque no piden auxilio. Paroxismo, aquelarre de vida, de buenas intenciones, de miradas de desprecio. Ni bien ni mal. Las creaturas en su destino. Y entre todo se asoma pálida la luna, las palabras y la sonrisa. Y entonces la esperanza suspira hondo y avanza.

Si

Si la palabra no viene, no la busques. Ella sabe su destino de tierra o limo. De burbuja fugaz. Sabe su destino y va al oído, se fuga en los adentros. O nombra olvido. También viaja en el tapete de recuerdos. Y nos agita por el laberinto de recuerdos. O viaja sobre el unicornio de la imaginación. Y aparece el cíclope y la sirena. Si no viene no la busques. Ella se posa en el ojo o la hoja. Depende. De qué la añores de bien. La acaricies suave. A veces se hace sorda. A veces ciega. Palabras necias. Rumia. O Reflexión. Es pez, estrella fugaz. Y se resiste a la tormenta. O espera el rayo en la tormenta. La palabra semeja comején en el mejor sentido. Animalito de Dios. Me sirve un café. Se mete la palabra en mi corazón. Y celebro. Y dice, con una condición: No me lleves al papel. La palabras es miel. Y se posa en mi lengua. Y entrecierro los ojos. Si.

Qué hacemos

Qué hacemos si el tren del tiempo se impone. Un café, mientras tanto. Canta. La vida será siempre un sueño. Las palabras son el registro en crónicas de otros tiempos. De todo lo que pasó por el hombre. Entre el cielo y la tisrra. Alturas y fondo del pozo. Ahora por ejemplo las preguntas sin respuesta. Niñez. Juventud. Belleza. El  coro Cant un no rotundo. Es el tiempo de la definiciones. El silencio en el desierto. El ruido en los cafés. La pista. La Frontera de lo creíble. Tantos dados para la suerte. Comer lumbre es una buena costumbre. Asegura el calor y la luz. Que hacemos  con las preguntas que nunca han sido pocas  Si de Sustancia.

Ha muerto el maestro Alcibiades

Ha muerto el maestro Alcibiades De Dios Frías. Con nombre griego legendario, lo conocí hace ya muchos años, poco tiempo de llegar a Tabasco. Nativo de la Ranchería El Guácimo, Nacajuca, estaba radicado en Paso real de la Victoria, Centro. Coincidíamos en esas luchas gremiales contra el cacicazgo sindical de los 80, 90s. Luego ascendió por méritos de escalafón a director, donde lo vi varias ocasiones en su escuela en el Poblado Macultepec, cerca de donde vivo. Cuando yo trabajaba en la telesecundaria de El Guácimo, donde estuve varios años de 1998 a 2003, pasaba a diario por su casa. A veces un saludo al paso. Y a veces me detenía para platicar un rato. Fue allí, en una de esos encuentros donde me platicó de hacer homenaje a uno de sus maestros de primaria, el Profr. Asunción Ramírez, padre de Miguel y Adela (QEPD), el cual se efectuó en la primaria del lugar, donde se reunió y hubo pase de lista de veinticinco "viejos" de edad agradecidos con el Maestro Asunción. Hubo marimba

Asombro

Asombro Cuando el vasto universo. Cuando el caballito de palo. La respiración suave. Cuando el noticiero de la tarde. Y el humo del tranvía. Cubrieron  El cadáver con una sábana. Encontraron escondidos varios cancioneros. Asombro por esa forma bella del vuelo.

Porque es tarde

Porque es tarde. No hay mañana. Porque no nos vimos. No volamos. La tarde es de esperanza. Porque rellenaron la laguna. Los pájaros han migrado sordos, mudos. Se chocan contra los muros. Porque se ha muerto el poeta, el cronista. Aquí no acaba todo. Apenas las palabras iban a la muerte. Repetición de los días. Porque el aire no miro. Porque desde entonces somos otros. Porque tenemos razones. Hemos muerto  Hemos vuelto con vida. Las circunstancia. Antología de los buenos deseos. Va. Os a salvarlos. Porque ellos son nosotros.

Ojos de papel

Que huesos duros no contempló. Si a cada abrazo deja fuera de combate. Por el ritmo de jazz y la templanza. Si el mar se comfunde con el cielo. Mezcla de lo terrenal con lo divino. Mirada de papel o celofán. Que no capta lo filosófico. Lo que diluye. Ojos de morir. Para el recuerdo. Ojos de vivir para el olvido si siempre somos otros. Toma café y habla de sueños mutilados. De aspiraciones erradas con marca de caballo. Si solo fuera el pesar. Animales de vida y muerte. De aspira suerte. Un volado de moneda. Que defina el destino. Un hueco del alma. Un vacío por la extrañeza. La muerte dicta cátedra. Y vamos hablando de estaciones. Tira un vaso. Ni una más. Y despertamos.

Hay un azar

Hay un azar que me acomoda entre prisas y sueños. Causa de causas. Un pueblo polvoso. Unas escuelas decentes. Un vecindario respetuoso. Y la hoja al viento. Una escuela nueva. Un pueblo distante. Un cantar de pájaros. Me madre me despide triste. En la central de autobuses el rostro de la amistad. Hay una carretera. Un irás y no volverás que no se sabe. Hay unos libros guardados con celo. Una guerra interior. El lenguaje revuelto. Las palabras que faltan. Lo pastoso de la lengua. Hay un asfalto. Y unas hojas de árbol perenne. El azar toma ruta. Saltimbanqui de los hechos. Hay magia. La flor. Mirada. Una montaña. Y el camino se abre a las palabras. Estas u otras. Abres un libro. Le avanzas una página o diez. Lo dejas por otro. Las palabras elevan. Tiran. Te arrastran. Te hacen  Reír a carcajadas. Es el azar. Mientras tanto.

Unas palabras

Buenos días. Lunes de fiesta por la vida. El milagro de la existencia. De la oportunidad de reír. De escuchar. De ir por el camino reconociendo formas, colores. El viento te pega de fente. Un suspiro es un libro. Y andamos por la libre. Nos reímos de las Cadenas del tiempo. De las palmeras borrachas. A fin de cuentas.

Soliloquio

Brincos doy. Si se deja la tarde. Por supuesto. Caen las hojas. Echo olvido al no me olvides. Brincos. Por la música. Y las palabras. Ladra el perro. Y pasamos revista. Al movimiento. Hemos tejado por los gatos. Necesarios los colores. El humor. Insistente el tiempo. Los pasos a desnivel. Miradas desde lo alto. De soslayo. Huimos carretera. No propio. Cada uno en lo suyo. La luna en el espejo de la mirada. Fuimos otros en el presente mismo. Un pasado relativo. La fruta en su esplendor. Un Dios que no se queja. De todo cuanto sucede. El milagro de vivir. Esos circuitos de sueños. De anhelos.

Ya mero los 60

Ya mero los 40. Los 50. Ya mero los 60. Y no hay sorpresas. Lo mismo siempre. No es rutina. Solo consigno los goznes. El rechinido de las puertas. La edad viene siendo  El currículo de recuerdos. Las palabras y la risa. Cartas. Ya mero los 40. No ha cambiado la ruta de la tierra. El sol va y vuelve para la noche y el día. Y el puñal certero de la traición toca a rebato. Como campana para misa. Tañe. Borges no nacen a diario. Ya meroos 50. Y las aves su canto. Lo mismo. Mieles en  vocales. Ven. Vamos. El tren de la ausencia te lleva a donde mismo. Nube azul. Cielo rojo. Ya mero los 60. Hay un atajo. Cara dura. Y la edad llevas en los huesos. A veces resisten horarios. Lluvias ácidas. Libros con celofán. Donde quedaron los lentes. Archiva unicornios. Y los años luz son apenas segundos. Ya mero. Mientras tengo tangos.  La vida sigue en carril izquierdo.

Creo

 Reo del tiempo, creo en ti, en mi, en todos. En lo alto y en lo bajo. En el ayer y hoy. En la nube viajera. En la raíz y en el fruto. En la mosca, invitada permanente, y en la luciérnaga. Creo en el libro y en las iglesias, obra paciente del hombre. Creo en las palabras y los sueños. En la locura feroz del amor. Y en contrsto civil. En la sal del mar y de la mesa. En la Biblia. En la Iliada y la Odisea. En el espejo que mira y rebuzna. Mirada de la mirada. Y la célula. Hoy estuve en el cementerio. Leí en criptas nombres ilustres y fechas. Saludé amigos a destiempo. Lodos de otros tiempos. Creo.

Olvido

En una hoja bond carta. Letras grandes. "Ya te olvidé" , dice fulminante. Una fecha. Una ciudad. Y una firma. No supe quién la mandó. Sucede a veces. El orgullo. Parábola de las vocales. E. De escribir. La reciprocidad viene bien. Los diálogos. Hoy acudí al cementerio. Pésame. Palabras correspondientes. Para olvidar hay que tener recuerdos. Ahora tomo té. La hoja tiro a la basura.

Epitafio

El olvido es la tarjeta de presentación de la muerte. Es el espejo del vacío. Desde que Calvillo murió todo sigue igual. A otra cosa mariposa.

Los dioses

Los dioses han olvida su destino. De dioses plenipotenciarios sin duda. De hacer crecer el árbol de una semilla, la chispa crecida para incendio, la mirada para el amor. Han olvidado detener la guerra, la envidia, la ira. Y han dejado a la libre, en el libre albedrío al hombre. Con su libertad a cuestas como carga ontológica. Con su libertad para deshacerse y mutilar el bosque, contaminar el agua, devastar la alta montaña. Han olvidado los dioses su misión. Y por allí andamos, haciendo alusión a un valle de lágrimas. Rencorosos. Impuros. Orgullosos. Y con el miedo a desaparecer, obviando las mieles de la vida.

A la deriva

Andamos a cuestas y a ciegas. Con el temporal de lo imposible, atraídos al vacío, manejados por el lucro. A la deriva. Sin sabernos históricos. Parias en lo humano. Doble sentido de paria. marginales. Alejados de la reflexión. pegados al materialismo de las cosas. Buscando oro en la boñiga de lo inocuo. A la deriva en el sentir. En el hacer. Considerando vano lo banal. Considerando luz el reflejo de la luz misma. Como no saber lo que significa la idea o la palabra. la magia de la existencia. El vuelo del colibrí. La enseñanza del gusano. Esperando milagros que no existen porque ya lo son. Lo que miramos a diario. Esa sonrisa, por ejemplo. Y los versos entre las miradas. Y esa soledad que es la ausencia de sentido.

Pensándolo bien

Pensándolo bien. Hay salud para caminar y correr. Salud para andarnos por las ramas o nubes. Hay la estructura para escalar. Lo que gustes, puedas, sueñes o quieras. Hay neblina. Humo. Sal. Y la vida con salud alienta. En un respirar profundo. Y el suspirar por algo del pasado. El abrazo de mamá. Una flor. Un poema alcanzado al azar. Pensándolo bien. A veces el vaso de agua es nuestro universo. El infierno que todos llevamos. Sin pensar en el paraíso de todo lo que tenemos. La música. Los libros. Los amigos. Una taza para café, el terreno exacto, mínimo, para nosotros en el destino final. Lo tengo todo. Pensándolo bien.

Ajuste de cuentas

El pájaro de cuentas hace balance de su vida, en su tiempo. Lo hecho de lo planeado. Lo logrado de los sueños. Y encuentra desajustes. Desbarajustes. Y en ese ajuste de cuentas detecta pendientes, olvidos, lo que está a medias. Y traza rutas entre los vericuetos de la vida. Con el destino en desatino. Una canción no escrita. Un verso abandonado. Y el ojo buscando un punto blanco en el centro de la página negra. Se dice ante el espejo: debo lo que no he escrito. Y por romper algo escrito a vuela pluma. La comedia. El infierno. El cielo. Ajustamos cada año lo que se dijo. Para poner flor en las palabras. Para humedecer semilla frente a la luz. De eso se trata.

Repeticiones

Se repiten en constancia los mismos cuentos, las mismas sonrisas y la palabras. Los rostros son los mismos sin variante alguna. Miras la luna y las nubes. Las noches y los días se repiten. La órbita de la tierra y la luna, igual. Y así en toda la galaxia. Se enfrascan en guerra los países. Se firma la paz. Y en otro lugar inicia otra guerra. Saludos y traiciones. Las ofensas y perdones. La indiferencia. El lucro. Medallas al mérito. Minutos de silencio en ceremonias oficiales. Nuevas  versiones de las mismas ideas. Lo mismo que se ha escrito. Y las mismas reflexiones. No hay más. A un día le sucede otro. A una muerte le sucede un nacimiento. Y así mientras pasamos en la existencia. Corderos. Lobos. Caperucitas. Gusanos.

Grande

Un amor grande. Una casa y patio grandes. Un destino grande. Fortunas. Bibliotecas. Todos quieren grandeza. Éxito. Fama. Altura. Que son vacío, vértigo. Las grandes ideas y el corazón grande buscan otras rutas. Si no las hay construyen otras. El cementerio contiene toda la grandeza del mundo. Un caramelo hace feliz al niño. Un libro o vaso de agua al hombre. Una mirada. Un verso. Una puesta de sol. Aquella canción. Lo grande o pequeño es interior. Va dentro de ti.

De eso se trata (2)

De eso se trata. De volar alto, pájaros de cuenta. De tragarse el mar de un solo trago. De arreglar el mundo tan confuso y deslenguado. De pensar lejos punto menos infinito. De sonreírle al odio, parar la guerra. De comer fuego a conciencia. He brincado de edificio en edificio. He dado en ofrenda mi palabra. He cribado la verdad y la mentira. He puesto ojos a los ciervos. De eso se trata. De endulzar miradas. De regalarle margaritas a los cuerdos y a los cerdos.

De eso se trata

No hay gorrión sin canto. Ni calandria sin nido. De eso se trata. De gustarnos. De ser cómplices de nosotros mismos. De no conceder. Ni hacernos truco. De regalarnos. De en encontrar razones de vida dentro de uno. De vida y alegría. Recorrer caminos o hacer otros. Desterrados los fantasmas y cíclopes. De eso se trata. De vivir la vida. Única y efímera  No hay más. Hubiera más y otro gallo cantara. Soñar nube y vuelo. Volar palabras pronunciadas en el momento exacto y necesario. Y tener a mano el discurso del silencio. El silencio poético. De eso se trata. No hay claves de vida. Ni manual de usuario. La vida es un fluir. Un verbo encarnizado. Un sueño espiritual que por lo pronto se materializa en tierra . Supongo felicidad y dicha. Supongamos.

Acuso recibo

Acusas recibo de mentiras y verdades. Y caminas. Tus ideas se amoldan a lo creíble. Aún la mentira misma bien estructurada. O en todo caso la verdad dicha de pronto. El discurso oculto. La mirada que dicta un comunicado. O expresa lo que se calla. Y cada quien con su cristal opaco. Para mirar la luz y sus efectos. O la oscuridad sin distinguir entre los grises. Verdad es el aire que respiro. Y el abrazo soñado. La muerte es mentira. Y la daga que hiere la nube de los sueños.

A veces

A veces olvido el olvido. Y es entonces cuando llegan a mi los recuerdos como una avalancha. Y sacan las lágrimas por nostalgia. Y se aparecen en sueños irredentos. Y se alternan en vigilias para someternos. A veces la sonrisa o miradas nos llevan a una canción. Y un mail viaja desde los viejos tiempos al presente. A veces el olvido se olvida. Y entonces sí los recuerdos se apoderan de nosotros en el presente.

Retrospectiva

Miramos hacia atrás. Aún a riesgo de quedar estatua de sal. Por si las dudas. Mas es lo que somos, río de recuerdos. Aunque todo quepa al final en el olvido. Algún sueño de la infancia. Imágenes. El paraíso de los juegos. Una canción de moda. El callejón de polvo cuando la seca y lodo por las lluvias. Las peleas de box en el barrio. Y el despertar de la voz en las palabras y las miradas. Como cantar de pajaritos. O el ripio de asomarse al espejo. Marchamos de uniforme. Cada vez necesaria. El uniforme de lo marginal. Mas la sonrisa fue siempre el distintivo. Para el ingreso a lo formal. Y aparecieron los textos. En lectura. otros horizontes. Arcoiris. Luna de invierno. Yo le miraba de lejos. Rondaba una casa. Un color. Una historia. Y el sueño de futuro fue siempre el camino a recorrer. otros paraísos. Mas a modo. Como guitarras. Libros de poemas y canciones. Y el reloj de arena estaba presente. Al igual que la brújula rota. Para recordarnos que cada fin es un principio. Y que todo term

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La vida única y efímera. Porque pasamos revista, en lo particular. Al aire y agua. Una mirada. Sonrisas sin fin. Y los libros. Recordad las cartas de la amistad. Y el consuelo del abrazo de mamá. La llave para las palabras. El mar azul. Con la arena de playa. Y sentir la brisa. Donde estés. Las nubes viajeras negras y blancas. Ese caudal. Y la pasibilidad del rostro. De todos los rostros. La piedra para la construcción. Las prioridades. Miro los niños jugar. No hay mejor postal. Aunque la luna. Y el crepúsculo. Mas la flor. Y los libros.

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Modelo 59. Del siglo pasado. Para ubicar la conciencia. De todo lo que gira y se detiene. La constante es el cambio. Hacia la última estación. Deslumbrado siempre. Por la luz que enceguece. Y el hambre meritoria. Y la sed que aguijona. Para anidar donde se debe. Modelo para armar. Para amar. Para cuidar. Por si las dudas y las moscas. El infinito espacio de lo pequeño. Por las tantas palabras. Agradecido por las imágenes. Aquí, allá, en todas partes. Porque hemos sido. Y somos aún. Agradecido. Con lo que hay. Con lo que venga. Esas pequeñas cosas que nos llenan. Esos cantos ceremoniales. Esos latidos del corazón. Con lo que venga. Agua de lluvia. Tierra húmeda. Sequía atroz. Y la caverna donde estuvimos. Por miles de años. Pintando al búfalo. Y la hierba con los árboles. Modelo 59. Que ha visto subidas y caídas. Derribo de muros. Fin de la historia. Filosofías baratas que se imponen. Y la esperanza siempre en los rostros de los desheredados. Y acompañe el libro. La pluma.  El cucú de l

59

Cincuenta y nueve versos herejes. 59 pecados capitales. Velas, hoteles, veredas. 59 flores disecadas. Y  59 botones para flor. Relojes de arena descompuestos. Coches viejos. Camisas rotas sin ojales. Frutas sin semillas. Sonrisas como muecas. Argumentos sin sustento. Caminos bifurcados. Platos de porcelana rotos. 59 fotografías sepia. Obstáculos superados 59 no te lo permito. Sueños cumplidos y por alcanzar. Fuegos encendidos. 59 Niveles del infierno. Lágrimas derramadas. 59 escalones. Dónde estás En qué nivel te encuentro. Libros proscritos. Cruces del calvario. 59 vidas perro desgraciado. Unicornios bicolores. 59 triunfos y derrotas. Pistas de baile en desuso. Versos ballenatos por Sofía y Matilde Lina, un medio día que estuve pensando. Centauros y sirenas cantando. 59 bichos traicioneros. Desiertos calcinantes. 59 notas musicales.

Los idus de marzo

La belleza y juventud fueron la marca, el sello. El destino polvo hizo lo propio. Los idus de marzo en noviembre. Fue lo que tuvo que ser en un presente lejano.

Libro

Si acaso algo soy. Somos. En lo humano de la vida. Es gracias al libro. Farol encendido, para arribar desde las tinieblas. Antorcha para alumbrar el camino si queremos ver. Crisol que mitiga lo negro de la vida. Cristal conque se mira.

El trigo

El trigo. El de la tarde en azul y rojo. La tarde de la nostalgia. Las palabras iban y venían. La rosa. ¿Qué rosa? La de ayer, hoy seca. Abrían líneas para seguir. Un río. Una canción. La tarde se iba en un crepúsculo en llamas. El trigo recordaba. El algodón recordaba. Los discos que encontró fuera de la estación de radio. Eran basura. Algunos rayados. Cartón viejo. Agotaba temas. Sacaba una armónica. Campos de algodón. ¿Quién llora? ¿Quién canta? ¿Quién ríe? E iniciaban. Una frase. Repetir la última palabra. Y seguir el juego de la vida. Había un río. Sembradíos de trigo y algodón. Habitaban un río de memoria. Luchaban contra el olvido.

De sábado

Un café pendiente. Un haz de luz. La roca en la corriente del río. Todo confluye en el instante. En el jarrito de la dicha y nostalgia. Sí, agradezco. Gracias. La buenaventura de la palabra. El sonido de los ver os. El chasquido del beso. O digamos el abrazo pleno. Recuperar los pendientes olvidados. Larga lista de lo no hecho. Las cartas del olvido. El traje oliva del capitán y la bufanda gris. En sábado cantamos la gota fría. De viaje en sonrisa. Como preparar la salida. Vamos al fin. De sábado en sábado. Manchamos la hoja. Para filtrar la sal del sudor y las lágrimas.

Por si las dudas

Por si las dudas, me identifico nocturno. El día tiene sus rutas. Las tantas distracciones. La noche, luna y estrellas. Para entender lo que somos. Plástico y agua. Razonablemente lentos en el tiempo. Solo para recordar lo que somos. Y andamos a prisa. Tengo mi identificación personal. Con fotografía en blanco y negro. La metáfora es única. La vida mineral. Por si las dudas seguimos. En este presente. Hasta  pruebas en contrario. De ser pasado. Cuando seamos apenas pasto seco de memoria. Y apenas referencias en fotografías.

A mi manera

A mi manera. A la del hombre que mira de frente. Con sonrisas en lo posible. En el camino y vereda. En el vuelo por praderas y montañas. En la nube. Por las razones de lo efímero. Lo poco que tenemos en la vorágine del tiempo. Se deshojan margaritas a domicilio. Con canciones a la luna. En viaje. Emigrante desde siempre. Con el corazón a punto del disparo. En la niebla. Por ser exactamente así. En la desolación se construyen las costumbres. Paso a paso. para la comodidad y confort. Y nos encontramos. A mi manera. De nadie más. Sin concesiones. Abracadabra, el espejo. De frente. Y a descansar en el viernes del desalojo. Ojo alegre. Así, precisamente. A mi manera. Dondequiera que andemos. El recuerdo lleva prisa. Para ocupar su lugar en el olvido. Nostalgia apenas. Breve.

De alguna manera

Transitamos de alguna manera. Al frente. En el camino. Bifurcaciones. Moneda al aire. Dado lanzado al destino. Y vamos decididos al vacío. A la nada. Con más dudas que certezas. Entre los tiempos. No hay mucho más. Que vivir como testigos. Contra nada y nadie. Pesimista, me etiquetan. Los bobos. Los asnos. Las ardillas. Y de alguna manera tienen y tengo razón. Entre generaciones escribimos en el aire. La arena. Material de sueños y olvidos. Ayer. Mañana. Mientras, sirvo mi café. Es el presente. De alguna manera somos camino. Obra negra. Sofá. Mina.

De todas maneras.

De todas maneras la playa. El periférico. Los barrios. Uno recuerda los pasos. Para llegar a la escuela, la iglesia, el partido. Y encontrarnos. Saber que fuimos. Que somos. Los sueños son los mismos. Las ilusiones. De todas maneras caes, te levantas y sigues. La charla ha sido buena. El señalar la misma ruta. La luna de no he y día. Ames, te enojes o vueles. Vayas o vienes. O viernes. De todas maneras la vida pasa. Con pena o gloria. Nos encontramos. Nos contradecimos. Y escribimos. Las palabras siguen siendo nuestra salud, nuestras aliadas. Aladas. A ti.

Canción infantil

La mariposa nace de la oruga. Y su vuelo es maravilla. Sus colores ni se diga. Una belleza total. Y el venadito salta grácil por el campo verde y azul. La maestra encargó tareas. Unas palabras en inglés en enunciados. El sol pega de frente. Y tomo agua transparente. Y las traduzco al inglés. El domingo soñé obra de teatro. Unos duendes jugaban con princesas. De unos castillos lejanos. Y una bruja pendenciera. Los hacía enojar. Pero ellos la combatían con sonrisas. Se terminó la función. Y nos fuimos a la casa. Donde esperaba mamá. Y le contamos de todo. Ella daba de comer al loro. Que dice palabras en inglés y ruso. Yo me pongo a pensar. De cuando sea adulto. Seguiré disfrutando la vida. Entre juegos y sonrisas. Con mis mejores amigos. Y seguiré viajando hacia el libro. Para aprender las maravillas. De la vida. Mi madre me cuenta un cuento. Y yo voy soñando praderas. Donde habitan conejitos. Y miro también venaditos. Donde cosecho recuerdos. Y espero, mientras tanto.

Entro todas las posibilidades

Entre todas las posibilidades, las palabras. De sabernos efímeros. De la vida única. Y entonces hago diferencias. De por ejemplo entre el río y la mar. De lo terrenal y divino. Materia e idea. Y me ocupo de lo grato. O lo inesperado. Si vamos en bicicleta la lectura es imposible. Pero la sonrisa sustituye. Y los sueños adelantan las historias. Si es cuesta arriba o de bajada. El esfuerzo es distinto. La manzana cae. Roja o verde es indiferente. Me ofrecen manzana. Y no importan diferencias.

Creo en ti

Creo en ti. En todo lo que respresentas. En todas partes. En el comején. La mariposa. En el aliento de las cosas. En flor seca y el botón donde regresa. En la música toda. En las albricias y el eureka. En la galaxia. Creo en todo lo que existe y en lo que se piensa. En lo que se crea a partir de la imaginación y nuevas deducciones. En el libro ajado y en el nuevo. En la nieve suculenta. En la mirada desde lejos. En la sonrisa y el abrazo del oso. Creo en ti. En todo. Donde creaste la esperanza. Donde se levanta la bandera de la utopía. En la redención. En lo sublime. En el can-can. Y en Venecia. las góndolas. La película que se recuerda. E creo en el olvido. Donde dejamos una lágrima y el adiós. Nunca olvides respirar.

No creo en mi

No creo en mi. La historia se repite. Ni en mi ni en nadie. Siempre los mismos cuentos. Ni en la historia a como la conocemos. La historia solo ha sido el recuento de asesinatos en masa. No creo en el tiempo. Máquina de trituración lenta. Inevitable en lo que somos. Ni en triunfos o en derrotas. Las circunstancia determinan las situaciones. En el amor ni amistad creo. Apenas dulces para entretenimiento. Endulcuramientos para mitigar el vacío. El hombre ha justificado. Lo ha intentado todo. Para dar sentido a lo que no se explica. Dudo de la religión. De las leyes creadas para contener al animal en sus pretensiones. No creo en cielo o infierno. No existen las Itacas. Las fronteras son resultado de la guerra. El amor es bálsamo, el ajedrez entretenimiento. Dónde, cuándo y por qué siguen siendo las preguntas desde el origen. Y lo serán en el devenir de los tiempos. No creo en filosofías. No creo en mi. Ni en nadie. Otra cosa es el viento. El fuego. El mar. La piedra. Quizá creo solo en el

Anda, vamos

Anda, vamos. A vivir el presente para morirnos mañana. Es la tarea. La consigna. El tiempo de todas maneras se va. Se fue el domingo. Nada asegura que estaremos el siguiente. A menudo hacemos Planes de futuro. Sin saber si estaremos. Anda. Es preciso. Un café en tu taza favorita. Una caminata. Tu pluma exacta para las palabras. La manzana en su historia favorita. Y el Crepúsculo matinal y el de la tarde. El paréntesis donde nos incluimos. Nunca es tarde. Salvo cuando ya la muerte nos acorraló amorosa. Cante Silvio o Pablo. O escuches en la radio tu estación favorita. El talle y el detalle. Tienes las palabras y la luna. No hay excusa. El presente es continuo. La tarde se ha ido. La esperanza nos toma de la mano. Recuerda la utopía. El café se enfría. El disco se ha tepetido tres veces. Se repiten los días circulares. Como la víbora que se come su propia cola. Como la repetición en la vuelta de la noria. Vamos a vivir el presente  Lo único que tenemos. Salvo el azar y la suerte.

Miro 4 A mis muertos

Miro a Leonor y Juan. Me abrazan en esa pasibilidad. Centro de su vida. Clave de la mía. Me abraza Leonor con su paz de sonrisa. Y acaricia mi hombro y cabello. Y Juan me lleva de la mano. Como cuando niño yo hacia el cine Popular. Miro a Ernesto. Y le escucho en paz su relato de andanzas por el Norte. Y a Lupe, mi amigo de muchos, años, animoso, Entusiasta y alegre.. Y al Dr. Morelos. Como un mi padre en Tabasco. De tres. Y miro a la hija de Santiago el vecino, muerta joven de 15 años. Y a Don Santos, el albañil de la casa de mis padres. De corazón noble. Y a Don Chilo, de Chico zapote, hombre de bien. Y a Don Franklin que apenas cruzó el umbral del 2018. Con su buenos días. Y miro al Yuma y Marcela, En esa espera en el paso de los años.

Miro 3

Miro la hora en el reloj. Medida para el tiempo. Vuelta de manecillas. Vuelta al sol. La fila de hormigas en su trajinar. La rana salta. Llueve. Miro la lluvia caer. Su peso específico. Su claridad. Miro un cuadro de Miró. Un cartel de exposición. Una señora con paraguas. Flujo de autos. Nubes negras. Miro anuncios comerciales. Pan. Amor. Jabón. En la mañana el alba,  ahora el atardecer vris. En el día a día. Miro unos pájaros en su vuelo. Banderitas de papel de China. Motivos del morir. Miro un boleto para viajar. Unos cables de luz.

Miro 2

Miro al amigo. Al amor. Al alto árbol. Y a la hierba. La higuera. Hemos de encontrarnos. Sea en los sueños. Miro la nube. Las figuras que forman. He allí  el pez. La infanta. Miro las hojas movidas por el viento. Miro el libro. Las honrosas acepciones. Miro la rosa en su equilibrio. La espada miro y la sonrisa. Hemos vuelto. Hemos volado. Es justo y necesario. Solo sea por eso. Escuchamos el disco. Los valses. El velero. Ha venido la muerte. Sonriente. De tajo, maldita. Perdón, irreverente le reclamo. Miro el fruto. El camello a punto de pasar por el ojo de la aguja. Miro el vaivén de olas. Los guiños. La exacta hora en el reloj. Nos vamos despidiendo. Uso lentes. Y nadie habla de ti en lo que miro. Suspiro. Y perla no es el oro, acaso el oropel. Repite el perico. Miro. No escatimo.

Miro

Miro al hombre y a la mujer. Creaturas de la naturaleza. Puntos ínfimos ante el universo. Miro al poderoso y al humilde. Al soberbio y al nadie. Al que trabaja y deambula. Al envidioso y al generoso. Miro al solidario. Al solitario. Y al encantador. Miro al que hipnotiza y al hipnotizado. Miro al que camina erguido y al que camina en cuatro patas. Al que tiene la mirada de lince. Y al que viendo no ve. Al que cuelga titulos académicos en la pared de su casa y no tirne educación. Al que sí la tiene. Miro al enfermo y al sano. Al quijotesco y a al Sancho Panza. Al ordinario y extraordinario. Al que sonríe. Al que hace la guerra y al de la paz. Miro a todos. La lista es interminable. Toda ternura. Todo encanto. El xesayuno está listo. Es domingo. Y damos rienda al sueño. La utopía sigue viva. La esperanza muere a lo último. Mientras haya vida hay esperanza. El niño juega aún con hambre. Y sonríe. Lo miro. Míralo tú también. Mira.

Perra muerte

Es verdad que hay siempre una muerte con garra agazapada. Es verdad que hay un hombre o mujer que la espera. Que no nos damos cuenta o lo olvidamos en el trajinar fel día, las prisas. Es verdad que está tan solo el amigo Ernesto entre tanta gente. Es verdad que tiene una aguja en el corazón encarnada. Queremos volver a días antes. Saber  con seguro de vida que tenemos dicha. Hay un dolor y está el día nublado. Hay un dolor que no lo calma nada. Una agonía. Es verdad que ya nos fuimos. Que la vida es sueño. Que la muerte es pesadilla. Por dónde andas. Es verdad. Estás allí. Aquí. En todas partes. No te acompaño en tu dolor. No puedo. Solo te abrazo Ernesto, solidario. Y guardo silencio. A octubre. 2018.

Belleza

Belleza es virtud en las palabras y el color. En el movimiento. Y en el tierno cielo de la mirada. Belleza es el libro que se escribe y el que se lee. Por el solo hecho. Belleza es el cielo que armo y el prometido. Y el infierno que modelo con plastilina. La plastilina eterna. Es el pétalo de tu flor. Un rayo. Y explosión del volcán milenario. Caminamos. Y ese preciso movimiento es belleza al igual que el salto de la rana. Cantar de los cantares. Y ese ritmo del corazón mas el aliento en el suspiro. Belleza es la torre y el alfil. Salta el caballo. Y tiembla la tierra. Mueve la pieza un Dios. Para ver si así o de otro modo. Amanece grana.

Quien seas tú

Quien seas tú deja el mensaje en papel o grabado. Del tiempo en cualquier generación o geografía. El caso es el mismo. El origen y destino son los puntos extremos. Y hay un tramo en el que eres. Con nombre y apellido. Con circunstancias específicas. Con tarjeta de identidad. Y caminas. Con la esperanza de entender lo que sucede. De explicarte el cosmos. La partícula. Y la fuerza que mueve el universo. Quien seas escribe en la arena y el agua. En papel de rayas o cuadriculado. O dicta tus palabras al ordenador. Has amado. Has llorado. Has sufrido. Y ese es el lugar común de todos nosotros. Las notas musicales o el ajedrez. O la combinación de colores. La imaginación nos hace distintos. Prueba el brillo en la mirada. la sonrisa. La diferencia no es el nombre, ni el tiempo o geografía. Quien seas tú, lo eres. Sin esperar nada a cambio. Salve que un día no estaremos para constancia del recuerdo.

He aquí

He aquí todo y nada. He aquí que hemos encontrado la aguja del pajar. Y hemos logrado que pase el camello por la aguja. Imágenes de lo imposible sembradas en todas partes. Las palabras echaron raíces. Las ideas eran pajaritos cantores. Y todos decían de lo imposible. Escribieron sendas justificaciones ante notario. Los rezos se hicieron más frecuentes. Para esperar el milagro. El ejército de hormigas siguió su camino arrastrando hojas. Veleidades de los tiempos. La utopía fue apenas un recuerdo, carne de lo humano. Y luego sacamos cuentas para el balance final. Si fuimos felices. Si hicimos el bien. Si no ofendimos a nadie. Y cada quien hizo el recuento de ofensas, piedras lanzadas, olvidos, penitencias. Y algunos guardaron silencio. Cada quien con sus justificaciones. He aquí el sueño de la vida. Con sus prisas. Nostalgias. Y enfermedades.

Si lunes o domingo

El día es lo de menos. Si lunes o domingo. Si acaso el sueño no existe. Si noy hay ruta y menos motivación externa. Un domingo vacío en el extremo del tedio. Un lunes de queja. De muecas. De saludos serios. No es el día. Es uno mismo que modela el día. Lo que hacemos con las horas, los instantes. Si es la buena charls, el libro, el poema. Si el perro mueve la cola. Si el gato canta. Preciso en eso acometer el dia como si fuera el último. Sea el nombre que tenga. Para bien el domingo o lunes. Para paz. Para señuelo de las palabras. Para destejer olvidos. Para zurcir recuerdos.

Un domingo más

Un domingo más a tu disposición. Para saborear el café y sonreír con o sin motivo. Siempre lo hay. Y el tiempo es el compás de espera de lo que no viene. La flor es bella la vean o no. El viente viene y va y ni espera reconocimiento. Por eso el domingo se presenta sin prejuicios. Ni etiqueta. Acaso el mar con olas sea otro ejemplo. Llegues o no. La ola acaricia a la playa. Y se aleja y vuelve en otra ola. Nis es preciso el plan de domingo. La actitud sí. Los  domingos como otros días son mejor agradeciendo y en el camino. Ese barco de papel. Esa alfombra mágica. Nos lleva. Déjate llevar. La felicidad es una construcción interna.

Aqui y ahora

Aquí y ahora sábado. Las rosas del mar encontradas. La aguja del pajar. y el camello sofocado luego de pasar por el ojo de la misma aguja. El  confort de la sala y café. Las horas por pasar. Y la nostalgia inefable. Aquí el recuerdo del roble tirado. Ayer el viento tiró el noble árbol de papaya. Ayer  no estuve nube ni silencio. El despertar al sábado es trazar la ruta en el vacío. Porque hay un Dios no un dios que no existe. Un Dios que hizo todo. Incluidas otras cosas. Junto con la bitácora del tiempo. Alejandro Aura en despedida escribió sobre el plano del  universo. Encontrar las claves. Algo discurre al interior en el poema. En ese rubor de niñas y niños. En esa sonrisa clave de su imaginación. De su futuro. No hay de otra. Aquí y ahora. La esperanza. Vamos andando. Todos juntos. Mis hermanos y hermanas.

Tengo tranquila la conciencia

Tengo tranquila la conciencia. Hunden otros la cabeza en la tierra. Yo entre las nubes para tocar entre sueños los planos de la dicha. Todo es posible. Menos esconderse de la mirada  que escudriña. Sobre todo si es de noche. Cuando las estrellas. La conciencia me mira cuando solo y reclama ante el espejo. Cura el ego y ataja a la envidia. Me dice a gritos. Yo bajo la cabeza. Clamo al unicornio. Y con su cuerno señala hacia el futuro. Vamos. Digo sun detenerme. Hemos dado vuelta a la noria mucho tiempo. Aunque ese sea al final de cuentas el destino. Entre las nubes mi cabeza. Ansío por eso el sábado o el lunes. Otro diario. Otro espejo.

Porque a veces

Porque a veces es necesario detenerse y descansar. Mirar en retrospectiva. El trecho recorrido. Cercanías y lejanías. Tomar aire para impulso nuevo. Y acometer la vida como desde el inicio. Con la esperanza de que la semilla se alce en hierba o árbol. Que las palabras y sonrisas levanten los castillos de lo humano. Porque a veces si, a veces no. El sabor de la grosella o el durazno. El colibrí sobre las flores. Y echar a volar el cometa de los sueños. Porque nos encontramos con los muertos en los sueños. Y los acertijos siguen siendo los mismos. Del qué será. De qué viene en el futuro. Y no hay fórmulas. Y los acertijos vienen sin respuesta. El laberinto es el mismo desde el origen. A veces despertamos dentro de los sueños. es algo raro. Y aquí seguimos.

Magia

Magia, las palabras. Vuela la garza o se duerme en un solo pie. El botón de cualquier flor, pero hablemos de la rosa. Ya mañana en ese guiño, la flor se abre para el vuelo de los pétalos. Un vaso de agua desde la penumbra. O el arcoiris en la lluvia pertinaz. Abro el libro en la página 22, es un decir, y admiro la hoja seca con la palabra Dios, adiós. Nostalgia de lo que ya no es. Y una marca de carmín, por si las dudas. Magia el émbolo que arremete como cuerno ciego de rinoceronte. La estafa es la transparencia. Es otro decir. Quise ver la vida de los ángeles. Y de Walt Whitman o Ezra Pound en su diario trajinar. Cincuenta años de tiempo en la película. Magia el beso en la frente del abuelo. O el abrazo del árbol. Usted lo siente a la distancia. El viento levanta el polvo de los que acaso fueron. Mi dilecto amigo, amiga. Que sucumbe ante el vacío. En la estación del tren espera el perro paciente al regreso de su amo muerto horas antes. Magia la conexión, en bluethoot, del pensamiento

Los tres filtros de Sócrates

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos, un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: – Maestro ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? – Espera un minuto – replicó Sócrates. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras la prueba de los tres filtros a lo que vas a decirme. – Primero el filtro de la Verdad ¿Estas absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? – No, realmente sólo escuché sobre eso y…. – Esta bien -dijo Sócrates- entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permite aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad, ¿Es algo bueno lo que vas a decir de mi amigo? – No, por el contrarió… – Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estas seguro de que sea cierto, pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? – No, la verdad

Soledad

Quien tiene un espejo no está solo. Te asomas y sonríes. Y buscas razones para la compañía. Y tienes las palabras que refieren los hechos. Y haces dibujos en el cuaderno y muecas. La soledad es un espejo vacío. Que tampoco te refleja. Y buscas explicaciones en la religión y la ciencia. Y escudriñas en el rebozo de la abuela. En las cartas escritas. En las señales de humo. El espejo guarda silencio. Y se aparece también en sueños. Porque los caminos fueron cerrados. Porque no había caminos. Tampoco paredes. Fueron inventos. Plaga de roedores. Y tu sonrisa  es la medida del universo. Luz. Nuestro tiempo.

Al final

Al final. Cuando no haya piedra sobre piedra. El agua seguirá su ruta para encontrarse abismo. Si la risa es lo que es. Fue lo que fue. Con esas aliteraciones en las palabras. Con ese resplandor de sane. De gane en la apuesta con la muerte. Habremos sido vencedores o derrotados cuando ya no importe. Polvo al fin, de todos modos. Cuando sean otros los ritos.  Cuando todo signifique algo distinto. Al final no estaremos. Y no importará si cogimos una ruta u otra. Si vivimos alegres o tristes. Si hicimos bien o mal. Si desperdiciamos nuestro tiempo en asuntos de poca monta. Baladíes. Al final sacamos cuenta. Hacemos balance. Y no hay manera de cambiar una palabra. Un daño. Mejorar el cuadro. Al final quedará solo el olvido. Tierra negra para la buena semilla.

Me pedían rendición

Me pedían rendición. Eran piratas con bandera calavera. Y con carnet de identificación. Mas no sabían de mi experiencia en las derrotas. General de hombres libres. Dijo Sandino. Era un sueño. Un buen sueño la vida. Me pedían me rindiera. Y sin pataleos. Y dije eso si que no. Primero la poesía. Primero las palabras. Una rosa es una rosa. Y dejara el campo de tiro libre. Y fuimos al camino. A escuchar del viento y la flor. A escuchar del polvo. De todas las voces juntas. E hicimos trinchera. Resistencia. Hubo voces que dijeron sigue. Abrazos fraternos. Sandino. Y el tiempo hizo su parte. Todo cae por su peso. Y entonces dijimos sí. Y dimos  vuelta a  la página.

Aleteo

Como aleteo de mariposa. Así la idea. La imagen que transforma. Se acerca. Y al momento de atraparla. Escapa tal Houdini. No hay vuelta de hoja. Y tratas de recordar. Luego de algunas piruetas vuelve. En pocas horas descansará el músculo. Para mañana acometer como rinoceronte desde el alba hasta el anochecer. Para alcanzar la miel del dia. Y provocar la lluvia. Yo como una manzana. Y dulce. Por ejemplo. Y cruzo el río del confort. Y me desvelo en armar estrategias para la carta. El texto que carga la hormiga en la espalda. Aleteo diurno. Las peras no da el manzano. Y seguimos a tientas. Mirando en la osuridad de la caverna.

Una de romanos

Roma te repudia. No habrá perdón. Tampoco olvido. Cada vez que compres algo. Adquieras. O pagues algo. Tú mismo te dirás: lo he robado. Y seguirás tu vida como la imagen de un espejo que asimismo te sigue. Como si nada. Esperando olvido. Griegos y latinos lo decían: toda fortuna en su origen tiene el sello del latrocinio. Hermosa casa. Cuenta abultada en áureos y denarios. Lujosas vacaciones. Quinta en Playa di Ostia. Hurto. Nada escapa a la historia. Lo del César al César lo canjeaste en ti. En ese pónme donde hay. Roma, tu decadencia la asume tu descendencia. Suetonio y Cayo César así lo consignan. Sea.

Desde entonces

Desde entonces eco sí y las voces. En las paredes choca la voz y crisol cumple su función. De ser luz luciérnaga. De ser aliento. Desde entonces el camino ha sido  cruce de destinos. Con las huellas digitales y timbre de voz. Sublime razón. Azúcar dijo. Dice. Y las canciones han sido los soundtrack de todas las vidas. Agua de sal. Humo en los ojos. Desde entonces pájaro. Desde entonces luz. Por si las sombras. Porque uno se despierta desde entonces con el deber de ser feliz. Con sentido. Conciencia. Y crear claves personales. Donde las palabras han sido desde entonces el alimento de mariposas y peces.

Los estados de México en canciones

Tierra de mis amores (Guanajuato) De Jesús Elizarrarás Entre sierras y montañas y bajo un cielo azul, como en una inmensa hamaca bañada por el sol. Está mi tierra, tierra de mis amores, tierra bendita, tierra que me vio nacer. Allí donde yo amé con febril locura, allí donde me amaron por vez primera, donde tuvo su cuna un idilio breve, bajo el mágico soplo de la primavera. Tierra de mis amores y mis quereres, donde viví feliz mi juventud, siempre te guardaré en mi pensamiento, un recuerdo de amor y gratitud. Más al paso de los años todo aquello ya borró y mi tierra, en su seno, a mi amor cobijó, mi Guanajuato, yo solamente quiero un rinconcito para descansar en él. Allí donde yo amé con febril locura, allí donde me amaron por vez primera, donde tuvo su cuna un idilio breve, bajo el mágico soplo de la primavera. Tierra de mis amores y mis quereres, donde viví feliz mi juventud, siempre te guardaré en mi pensamiento, un recuerdo de amor y gratitud.