Sada, letras del desierto
Sada, letras del desierto
1
Daniel Sada fue un prodigio. Nació para ser cantante, o en grupo ser baterista. Y murió como narrador, uno de los mejores, sí, con una obra prodigio, con ritmo desenfrenado, con un ritmo natural, como jefe del oficio, entre cuentos y novelas, siempre narrando preciso.
2
Yo no escribo porque sé, ni por tener buena letra, escribo porque me gusta, y es buen entretenimiento. Me paso la mañanita, ntre la máquina y café, brincando de tema en tema, como si fuera aventura. Que de natural historias, gusten al respetable, entre amables lectores, de algunos buenos lugares. Hombres y mujeres buenos. Que me hacen un gran favor, al leer de lo que escribo. Gracias les doy sin coraza, es decir, de corazón.
3
Antes un libro tenía, del bueno de Daniel Sada. Mas no hice por leerlo. A veces hacía el intento, y me quedaba en tres hojas. No podía seguir de frente. Era, creo, más bien pereza. La cabeza me dolía. El cansancio delataba. Y cambiaba de merengue. Pero era prisa y flojera. Así abandonaba el libro. Hasta que una mala tarde Daniel Sada se murió. Y corrí a buscar su libro. Decían murió el gran poeta. Y yo le decía narrador. Hasta que supe del truco. Octosílabos, la clave, la construcción de sus textos.
4
Tuvo un estilo cabrón. Por decirlo así lo diré: Un narrador omnisciente, que sabe lo que sucede, sin ser testigo de nada. Y te hace mover los pies, mientras lees lo que él cuenta. Con expresiones canijas y un ritmo de bataca. Sus personajes surumbos, que no se arredran con nada. Con gracia cuenta los hechos, de manera natural, como estarlos platicando. Y regresa, va y vuelve.
5
En "Registro de causantes", son diecisiete relatos. Cada uno con su estilo. Se notan voces del norte. Un enjambre de personas. Un urdimbre de alegatos. Entre polvo del desierto. Y casas de tejas rotas. Voces como de fantasmas. Aunque sean personas reales. Con juegos de malabares, entre palbra y palabra.
6
Murió a los cincuenta y ocho. Muy joven este muchacho. Dejo gran obra en pocos libros. Oriundo de Mexicali. Por eso sus temas norteños. De lo que más conocía. Fue narrador y poeta. Se colaba en lo narrado, su verbo de buen poeta. Belleza extrema en sus escritos. Que no he visto en ningún lado.
7
Yo bien lo tengo presente, cuando el día en que él murió. Estaba yo en la oficina, un buen bar muy conocido. Cuando leí la noticia. Murió el poeta y narrador, de añeja y cruel enfermedad. De luto los escritores. Y su familia en general.
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Otras más de sus obras: "Lampa vida" y "Albedrío". Otras más muy conocidas: "Casi nunca" y "A la vista". "El amor es cobrizo", "Aquí". Etcétera y etcétera. Fue deficiencia renal, la causa de su deceso. La diabetes el origen.
9
En "Registro de causantes", inicia con Bahorrina, titiriteros y polvo, como argumento central. Sus peripecias en todo; desde casa por vivir; hasta el cruel fanatismo, de la gente quejumbrosa, que a cualquiera se le hinca. Poca gente en sus funciones. Y por allí va la trama.
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Muy premiado fue el muchacho. El Herralde de novela. Premio Xavier Villaurrutia; Premio José Fuentes Mares; Premio Colima de artes. Premios muy prestigiosos. Y el Nacional de las Artes, ya cuando estaba sedado; que ni se enteró, qué pena. Le tradujeron bastante.
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Tengan una probadita:
"El matrimonio fuereño —Diamantina y Reginaldo— fue el que tuvo atrevimiento. Al llegar a Sacramento vio la casa abandonada, cayéndose las paredes y los techos; se decía que por esos socavones se colaban los espíritus del mal, los demonios tornadizos, también la vieja chichona, la que según otros cuentos se aparecía casualmente junto al parque de béisbol. Entonces al asomarse por el ventanillo aquél comprendieron los esposos que por lo visto desde largo tiempo atrás este lugar había estado sin personas pero repleto de muebles, bicocas y mucho cristal de adorno. Quizá en el siglo anterior la abandonaron los dueños, y es que de tan incolora su antigüedad persistía como en lucha contra toda actualidad; a su vez, para ir a la segura, los esposos anduvieron preguntando si la casa tenía dueño y les dijeron que pues no lo conocían y que por lo tanto no."
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Solo él pudo escribir, en "Este modo que colma", un cuento muy divertido, de dos familias vecinas, que ni se hablan ni nada, en la que en una hay fiesta, y en la otra hay velorio. Son casas de interés social, para que quede muy claro. Una familia de "feos", la otra era de "bonitos". Y válgame qué sucede. Al bailar unos que rezan. Y al rezar unos que bailan. Por ser casas chiquitas. Había mucha gente afuera.
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De él Roberto Bolaño: Daniel Sada escribe muy bien; de las obras más ambiciosas, en nuestro querido español, barroco como Lezama, de este en lo tropical, Sada en los polvos del desierto. Del crítico Michael: su prosa inconfundible, de nuestro idioma español. Villoro dijo de Sada: "renovó la novela nuestra, la que se escribe en español, y más la mexicana". En fin, muy reconocido, por la crítica mezquina, que no tuvo más remedio, que elevarlo a su lugar, como grande en la prosa, y grande igual en poesía.
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Vaya este humilde homenaje; humilde y de corazón, para ese gran escritor, que nos dejó tan temprano.
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