Adoro la vida
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Cada día estamos cerca de la muerte. Lo saben los médicos. Lo saben los automovilistas que salen y enfrentan calles y carreteras de tráfico. Y siempre hay un borracho, uno con prisas, o uno que lee mensajes de su celular, que impacta o nos impacta. O el trailer que se vuelca cayendo sobre otros autos; o el puente que se cae precisamente con siete o diez autos tripulados encima. O la conocida bala perdida que fatalmente nos encuentra. Por eso amamos la vida. Porque la tenemos. Y porque queremos otros años más.
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Pero resulta que esos años más también te acercan poco a poco a una edad en la que de manera natural nos iremos, si es que llegamos a esos 70, 80, 90 o 100 años. Así que no hay escapatoria. Solo que no sabemos el cómo y cuándo.
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Se cuenta que hace años a las 10 de la noche y con lluvia fuerte, una persona de Comalcalco pasó por un compadre para que lo acompañara a la ciudad de Villahermosa (distancia 50 kilómetros). "Nooo, compadre, no vayamos a tener un accidente, discúlpame". El del auto fue a Villahermosa y regresó tres horas después, y al pasar por la casa del amigo, había mucha gente: un camión volteo, de los que cargan arena, se había impactado en la casa de su compadre, y lo mató.
4
En algún momento de nuestra tierna infancia nos dimos cuenta que teníamos la vida, que éramos seres vivos, aunque no tuviéramos mucha conciencia de lo que significaba. Algunos más antes que otros. Y esos recuerdos los tenemos fijados. Yo tengo mis recuerdos de cuando tenía tres años, que lloraba cuando mi padre salía a su trabajo, y yo berreando decía que yo también quería ir al "tabaco". Pobre de mí, no sabía lo que eso significaba. Solo que yo inocente quería ir.
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Eran quizá las siete de la mañana. Pasaban por mi papá otros trabajadores como él, y les divertía mi lloradera agarrado a las piernas de mi papá, porque yo quería ir al "tabaco", y esos señores me dejaron el apodo. De tal manera que años después cuando llegaban a la casa, yo tenía ya quince o veinte años, mi papá les decía: "miren, cómo ha crecido el "tabaco". O ellos al verme, ya grande, sorprendidos preguntaban: ¿a poco este es el tabaco?"
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En la vida te enamoras, te decepcionas, tienes amigos, se separan porque se van lejos a estudiar, unos porque se casan, terminas de estudiar, buscas y encuentras trabajo, te casas, o no te casas, compras un carrito, se te descompone, llegas a la iglesia, al templo, o no, juegas un deporte, te ejercitas para bajar de peso, lees o no, tienes hijos, te enfermas y vas con el médico, tienes un accidente, la libras, besas a morir, haces el amor, viajas, y todo sucede dentro de lo que llamamos vida. La vida tiene un ciclo también, como el agua. Reflexionemos sobre ello o no.
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Era la conciencia de la vida, de tener vida. Luego llegué a la primaria, quizá en tercero o cuarto grado un tema era los seres vivos, y en él se hablaba sobre sus características: "nacen, crecen, se reproducen y mueren". Y mi lógica infantil me decía: "los seres vivos finalmente mueren; yo soy ser vivo; entonces yo un día voy a morir". Así crecí, teniendo el tema sobre los seres vivos muy claro en esa parte.
8
Cuando llueve, como hoy reflexiono que el agua va en su ciclo. Lo aprendimos también en las clases de primaria. Y de tarea nos quedaba hacer el dibujo en cartulina: llueve, luego con el sol se evapora y asciende, se forman las nubes en el proceso de condensación, y luego se desprende y cae en forma de lluvia.
9
Sin agua no hay vida. Eso lo sabemos. La necesitamos prácticamente para todo en nuestro quehacer cotidiano. Solo que no tenemos mucha conciencia de ello quienes la tenemos en casa mediante tubos y llave. Hy millones de personas en el mundo que tienen que recorrer kilómetros para proveerse de tan solo una cubeta de agua, y la cuidan más que el oro. Aprendimos que el 75 por ciento de nuestro cuerpo es agua.
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Del primer ser vivo muerto que tengo conciencia es de un perrito atropellado frente a la escuela cuando yo tenía 10 años. Vi cómo le pasó un carro encima, y luego que pasó el vehículo, vi que el perro no se levantaba, rodeado de sangre quedó y luego otros carros le pasaban encima, y allí quedó. De hecho es una calle muy transitada, donde está aún la escuela primaria, eso sucedió a la salida. Y luego vi a un gatito que un vecino de mi edad de 10, igual, metió a una cubeta de agua lo sostuvo hasta que lo ahogó, yo le pregunté por qué lo hizo, y él me contestó que escuchó que los gatos tienen siete vidas, que va a resucitar porque le quedan seis. Además no te importa, me dijo.
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Luego, cuando yo tenía 13 años murió mi hermanita más chica. Mi madre al despertar vio que estaba muerta y lloró bastante. Al parecer la picó un a araña, quizás, porque tenía un moretón en la pierna. Mi padre salió a conseguir apoyo y cuando regresó ya traía unos documentos y una cajita en la que estuvimos velando hasta el día siguiente que la llevaron a enterrar.
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Luego en la Normal murieron la mamá de un amigo y el papá de otro. Fui al sepelio. Los acompañé una parte de esas horas de dolor y llanto. Y de alguna manera yo veía todo como desde otra galaxia, con menos conciencia de la vida, y sobretodo del dolor que causa, aún sabiendo que es parte de un ciclo.Hasta que murió mamá en el 2001, papá en el 2017, un hermano en este 2021. Y muchos conocidos lejanos y cercanos míos en este 2021 y el año pasado.
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Yo sé lo que se siente cuando fallece un familiar de un amigo. Lo he vivido. Luego de unos días o semanas reflexiono sobre el ciclo de la vida. Y recuerdo que amigos y yo leimos temas de filosofía sobre el origen de la vida, del hombre y su destino, etcétera, y en cada respuesta mis amigos y yo encontrábamos nuevas preguntas, de las cuales seguimos buscando respuestas.
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Hay un poema que me gusta mucho, llamado precisamente "Despedida", escrito en el umbral de la vida y muere, por el poeta Alejandro Aura. Transcribo un fragmento: "...Lo que queda no hubo manera de enmendarlo/ por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo, /ya estaba medio mal desde el principio de las eras/ y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse/ a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,/ de modo que se queda como estaba, con sus millones,/ billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,/ esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos/ y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver./ Nos vamos. Hago una caravana a las personas/ que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós."
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Así que no lo dudes. Si amas la vida disfrútala y cuidala. No tendrás otra, y mucho menos varias como el gato, que dicen que tiene siete, y no. Amar la vida es hacer la llamada mil veces pospuesta. Escribir la carta y mandarla. Pedir perdón. Disfrutarla es valorar cada día como el último. Es no buscar tener más, sino ser más, sonreír en las buenas y en las malas. Prepararse esa comida que anhelas, compartir, viajar. Y todo lo que tú consideres hacer grato, por gusto, que te proporcione alegría, de acuerdo a tus valores. Claro, con pleno respeto a los demás y a cualquier forma de vida.
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