La violencia de las horas (Uno despierta y se asoma al día, agradecido)

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Uno despierta y se asoma, agradecido, a los tres tiempos que consideramos conocer. Ha de haber otros. Nos asomamos al ayer, y fijamos la atención a un hecho destacado, sea alegre o doloroso, y lo queremos seguir pensando y platicando si tenemos a alguien cerca. Al futuro, cuando menos al inmediato, el qué hacer en el día, algo útil, para no escuchar el grito de guerra de Paquita la del Barrio. Y caminamos y pensamos, lloramos, nostalgias en el presente. Por lo pronto tomaré un té, y dejar el café por algunos días por prescripción médica.

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Con la cafeína se me altera el oído derecho, no escucho de más, sino escucho de menos. Y aparte la sensación de que tengo un elefante en la oreja tratando de meterse más adentro. Ya se lo dije al doctor, y me dijo: "usted fabula, y de seguro me va a decir que el elefante le habla, o que es de color gris o rosa". Es decir, me tiró a loco. Nos reímos. Me recetó dos píldoras diarias. "Y son 700 pesos", me dice, para dar paso al siguiente paciente cliente.  No es cierto, yo llego al Simi, que por cierto la semana que entra voy a ir a hacerme allí un estudio del corazón. Nos-as no me vayan a salir conque no tengo, o que es de roca, o de pollo.

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Así que por ahora, solo té de manzanilla o de zacate limón, para calmar la flora, y quitarme de preocupaciones. En la tarde y antes de dormir me tomaré té de las 69 o 70 flores, aunque a veces me pareen muchas. Hay otros que son solo de 12. Hay que cuidarse mucho. 

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Otra cosa: Los habitantes de la frontera norte y quienes radicamos en otros lugares y tenemos "hartas" querencias allí, hemos estado pendientes de que reabran las fronteras a viajes no esenciales. Y desde hace meses cada día 21 abrigábamos la esperanza de que al siguiente las abrieran, Y así nos traían cada mes, jugando con nuestras ilusiones y necesidades de todo tipo, incluyendo las afectivas. Hasta que ahora sí hay anuncio oficial de que el 8 de noviembre las abrirán. Y ya en diciembre quienes viajamos para las fiestas navideñas y tenemos familiares de aquel lado del Bravo, y los queremos visitar, podremos hacerlo. Pero...


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Pero hay que presentar junto con la visa, el certificado de vacunación.  Yo lo trato de imprimir en la página oficial de MivacunaSalud.com, y solo me aparecen los datos de la primera que me pusieron, pero no de la segunda. O sea, está incompleto, y si no me lo corrigen, no podré pasar de todas maneras. "Pero allí mismo está la vía para solicitar correcciones", me dicen todos. "Ya lo sé". Lo he intentado decenas de veces, y al principio no me aceptaba el único correo que he manejado en mi vida virtual Toño@gmail. com. Y me dice que ese no es mi correo, etcétera. No soy un robot, también le digo. Captcha.  Y nada. Hasta hace tres días que por fin aceptó mi solicitud, y espero que en la próxima vez que solicite dicho certificado como salvoconducto de pase a Brownsville, ya esté corregido.

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A mi me aplicaron la Pfizer, y a los maestros activos les aplicaron a nivel nacional la Cansino, que es china, y que no está en las lista de las que los de la migra estadounidense aceptan, y tampoco está la Sptunik. Quizá porque son países enemigos de los Estados Unidos. Habrá que esperar a ver qué sucede, pero me imagino que todos los trabajadores de la educación de la frontera norte no han de estar tan contentos por ello.  Por lo pronto hay tiempo de aquí al 24 de diciembre para arreglar todo eso.

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De acuerdo a la información que leo sobre el tema, a muchas partes del país a partir del lunes estarán en semáforo verde. Yo no le entiendo muy bien a esa estrategia del semáforo epidemiológico. Lo comparo con los colores del semáforo vial. En un esquema básico: rojo "alerta", amarillo "precaución" y verde "siga". Es claro que dichos mensajes son para nosotros, no para los virus. Así que a seguir con los cuidados de todos los días. Somos sobrevivientes.

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Tomo té en lugar de café. El corazón se achica, con tanta noticia mala. Ayer murió la maestra Ena en Matamoros, un verdadero pan se Dios. Hace días Eustaquio en Villahermosa. Hace meses Lucio y Sergio en Reynosa. JJ en Matamoros. Chinto Villela en Río Bravo y Óscar Feroz en Monterrey .Y con Pedro recordaba antier, en La Antigua café, a Gerardo y Luis Alonso, hermanos nuestros que también partieron. "Gerardo está muy malo", me dijo.  Y yo me puse a buscar, circunspecto, tristón, este poema La violencia de las horas, del libro Poemas humanos (1939), de César Vallejo, y lo comparto:


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"Todos han muerto.
Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo.
Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: «Buenos días, José! Buenos días, María!»
Murió aquella joven rubia, Carlota, dejando un hijito de meses, que luego también murió a los ocho días de la madre.
Murió mi tía Albina, que solía cantar tiempos y modos de heredad, en tanto cosía en los corredores, para Isidora, la criada de oficio, la honrosísima mujer.
Murió un viejo tuerto, su nombre no recuerdo, pero dormía al sol de la mañana, sentado ante la puerta del hojalatero de la esquina.
Murió Rayo, el perro de mi altura, herido de un balazo de no se sabe quién.
Murió Lucas, mi cuñado en la paz de las cinturas, de quien me acuerdo cuando llueve y no hay nadie en mi experiencia.
Murió en mi revólver mi madre, en mi puño mi hermana y mi hermano en mi víscera sangrienta, los tres ligados por un género triste de tristeza, en el mes de agosto de años sucesivos.
Murió el músico Méndez, alto y muy borracho, que solfeaba en su clarinete tocatas melancólicas, a cuyo articulado se dormían las gallinas de mi barrio, mucho antes de que el sol se fuese.
Murió mi eternidad y estoy velándola". 

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Triste, sí. Mas la vida va, y sigue la violencia de las horas.



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