Telesecundarias
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Telesecundarias fue por muchos años algo así como el patito feo de secundarias en Tabasco. Y seguramente aún en las mentes de algunos quedan resabios de ese concepto de su origen. Inició hace 47 años en Tabasco cuando se buscaba cumplir con el mandato constitucional de obligatoriedad en secundaria y por lo tanto mayor cobertura. Quienes no estudiaban ese nivel educativo eran los muchachos y muchachas del sector rural. Los más pobres de los pobres. Así que la estrategia para dicha cobertura fue crear una modalidad económica y que cubriera los lugares más remotos y algunos inaccesibles.
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Como en todo comienzo había desconfianza. Y más cuando empezaba en salones prestados de la primaria, en una casa delegacional, en un casino del pueblo, en el corredor de alguna casa, o literalmente bajo la sombra de un generoso árbol. El mobiliario eran sillas usadas que se repararaban para su uso. Y una televisión que se guardaba en una casa vecina al terminar la jornada. Los padres de familia del medio rural que podían por lo económico seguían mandando a sus hijos a la ciudad, . Hasta que poco a poco el trabajo de los maestros en la telesecundaria se fue imponiendo en la mayoría de los lugares.
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Yo entré en educación con un plaza federal de primaria en 1979. Y luego de estudiar licenciatura en Ciencias de la Educación, me cambié en 1988 a telesecundaria, plaza estatal con la que me jubilé en 2020, frente a grupo.
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Muy presente lo tengo yo. Año de 1988 "¿ Y a dónde le gustaría trabajar, maestro?", me preguntó muy amable el maestro Soberanis, en ese tiempo Jefe del Departamento de Telesecundaria (el director era Juan Antonio Lezama Morfín, y a las pocas semanas hubo cambios, el maestro Línvano Gallegos y el profesor Gilberto López, respectivamente). Esa pregunta ya me la sabía. Nos habían instruido en la Normal algunos maestros. "Esa pregunta siempre se las van hacer para probarlos". La mayoría responderá que "lo más cerca posible, y de ser posible cerca de su casa, a la vuelta". Así que mi respuesta fue: "Al municipio que sea". "Ah, tienes suerte, te tocará en Cárdenas", me dijo afable el maestro Luis Gilberto Soberanis Perera, con una semi sonrisa. Imagino satisfecho con la respuesta.
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En esos años había déficit de maestros para ocupar espacios en telesecundarias. Yo bromeo cuando digo que iba caminando por la calle 27 de febrero, por donde estaban las oficinas de la Secretaría de Educación, Cultura y Recreación (Secur), y quizá me vieron cara de maestro porque me llamaron para ofrecerme tan digno empleo. Lo cierto es que me encontré al maestro Víctor M. Aparicio, en ese entonces supervisor escolar de esa modalidad, con quien hice amistad en mi llegada a Tabasco, nos saludamos frente a Secur, me preguntó si era cierto que había estudiado Ciencias de la Educación, y ante mi respuesta de "positivo", me sugirió que buscara entrar a telesecundaria. "Pero no conozco a nadie en la Secretaría, le dije". "Ese no es el problema", me insistió. Y se lo agradezco. Mi trayecto laboral de 1988 a 2019, con un paréntesis de 2015 a 1018 por licencia sin goce de sueldo, fue en telesecundaria.
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Una de las características de telesecundaria, de allí su nombre, es que la señal de la clase grabada la mandan de un lugar remoto (tele) y es la misma para todos los alumnos del país. La duración del video es de entre 12 y 15 minutos, para que el resto del tiempo, "hora" de 50 minutos, la utilice el maestro para reforzar, preguntar, organizar, vigilar, motivar, ayudar, en términos generales, a coordinar las actividades que se realizarán en el resto de la sesión. Ah, y deberá tener el maestro conocimientos generales de todas las materias, incluyendo educación física, inglés y artística.
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"¿y los maestros de telesecundaria dan todas las materias?", era la pregunta frecuente que nos hacían. La respuesta era muy simple. Si ya habíamos cursado secundaria, preparatoria, Normal Superior o Ciencias de la Educación, por supuesto que podíamos con todas las materias por el nivel que era, secundaria. Lo cierto es que el material para los estudiantes era muy claro, directo y específico. No había pierde. Tenían su Guía de Conceptos básicos, la cual se complementaba con su guía de ejercicios. Inolvidables, además de grueso este último.
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Trabajé unos meses en una escuela de Huimanguillo, en el área de la carretera Villahermosa-Coatzacoalcos, antes de Palo Mulato, por la curva de San Miguel. Había que caminar como dos kilómetros. A los pocos días me llevé una bicicleta que me esperaba en la tienda donde bajaba, y a la salida la dejaba allí mismo. Allí me tocó trabajar en un pasillo con techo. A los pocos meses me invitaron a la Mesa Técnica con la materia de Español. Luego estuve en un proyecto de televideo, por las tardes en el sector Armenia de la Colonia Las Gaviotas. Allí un fin de semana mataron a uno de mis alumnos. Luego me fui a trabajar a Unión y Libertad Macuspana, mejor conocido como "El Martín", de Macuspana, dos años en una palapa con piso de tierra.
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De allí a la zona indígena de Nacajuca, en el ejido Chicozapote, en aula prestada de primaria, donde al año nos corrieron y nos fuimos a unas palapas que construyeron la sociedad de padres de familia. Trabajaba conmigo el maestro José Luis Cobos (qepd). Cuando salí a los tres años quedó la escuela con edificio y laboratorio con dirección y baños. Luego en la Revolución de la ranchera El Guácimo, de el mismo municipio. Aquí esta escuela estaba semiabandonada.
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En El Guácimo cuando me comisionaron allí pasé antes a una tienda que está aún por la escuela primaria. Pedí un refresco. Y le pregunté a Doña Carmita, la señora que atendía, que dónde quedaba la escuela telesecundaria. "Aquí adelante. ¿Y a qué va allí?" Le respondí que a trabajar, que era el nuevo director (comisionado)."Ay, maestro, esa escuela va a desaparecer. Ya nadie de los padres de la comunidad la quiere. Tiene muy pocos alumnos". Me atreví a decirle. "Va a aumentar de alumnos. Dentro de un año voy a venir a tomarme un refresco y vamos a platicar de nuevo". En efecto, la escuela estaba en malas condiciones. Bañito antiguo. Una bodega con telaraña y llena de cosas mal acomodadas. Un pozo de agua hasta el tope de basura. El grupo de primero tenía 14 alumnos. Al año siguiente el nuevo primero tenía 24.
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Y bueno esa es una bonita historia que merece lugar especial en otro texto. Baste decir que delante de un grupo de alumnas de tercero a la semana de mi llegada les dije: "dentro de un año va a estar construido el laboratorio, la dirección y los baños nuevos". Y exactamente al año no estaba construido aún nada. Pero ya estaban entrando los camiones con materiales para la construcción. Y que antes de tres semanas el pozo ya estaba limpio y la bodega estaba bien pintada y ordenada, con un letrero en la puerta que decía "Dirección". (Todo esto gracias a los alumnos de mi grupo, los más grandes, los de tercero).
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Telesecundaria tiene la ventaja de que desde su origen son pocos alumnos, mínimo quince, para formar y sostener un grupo. Por lo tanto se requiere que el primer grado se integre con entre 18 o 20 alumnos, por si en los tres años de secundaria algunos desertan, el grupo llegue a tercero con quince.(Lo cual a la fecha no se respeta por parte de la administración estatal, pero ese es otro tema). Entonces al ser pocos alumnos, lo ideal para una educación que se pretenda de calidad, se puede atender y conocer mejor a los alumnos y estar en contacto con sus padres.
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Dos de las actividades fundamentales de la vieja telesecundaria eran: Vinculación escuela-comunidad y Demostración de lo aprendido, y se efectuaban bajo planeación tres veces al año, en las cuales la comunidad asistía a la escuela, a "su" escuela, para ver un sinfín de muestras del trabajo realizado y exposiciones donde sus hijos hacían gala de lo que iban aprendiendo, entre hablar en público, actuar, realizar experimentos, etc. Y con Vinculación se salía a las casas a realizar campañas de apoyo social, donde se informaba sobre vacunación, mejorar la alimentación, mejora de la comunicación con los hijos, etc.
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Y por último, pero no menos importante. A mis supervisores, algunos ya fallecidos les agradezco siempre su apoyo. Las más de las veces fui director comisionado (quien atiende lo administrativo de la escuela y tiene grupo). Y siempre tuve de ellos apoyo irrestricto para mis actividades que a veces podían parecer subversivas en la rutina cotidiana del trabajo escolar. Las actividades que destaco, eran gestoría para construcción de espacios, Promoción a la lectura libre, coro, oratoria y declamación, cine club, huertos, teatro, lucha libre y grecorromana, entre otros. Mis supervisores fueron: Luis Antonio Ávalos, Rufo Domínguez, Catalina Ross Pardo, Víctor Manuel Aparicio, Moisés Vázquez Ovando, y José Santos. Mi agradecimiento a todos ellos. Y mi agradecimiento igual al personal de la última escuela donde trabajé en 2019, Mi Patria, del poblado Sandial, Nacajuca. Y un saludo a todos y cada uno de la gran familia telsecundaria, docentes, personal de apoyo, directivos y jefes en el Departamento, que les toca enfrentar nuevos retos en la actualidad. Saludos a Eunice Cerino, actual Jefa del Departamento y a Rodrigo Díaz, Director de Secundarias, ambos elementos distinguidos de esta gran familia.
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