Nombre propio

Tu nombre tiene música celestial. No un nombre en específico. Sino el de todos ustedes y nosotros. Cada sonido que lo compone se ensambla suave con el otro. Y da un tono como de campanas de cristal al oído. Es tu nombre no lo dudes, el más sonoro, el más suave, a tus oídos, y al mío y al de todos. Cuando estés solo, sola, pronuncia tu nombre y escúchalo. Es una melodía que más hemos escuchado y más nos gusta. Así que cuando me encuentres pronuncia el mío, como antes. O evócalo. Yo pronunciaré en soledad el tuyo. Y me llegará la voz desde lejos. La capta el alma, aún en la lejanía. Es algo mágico. Y andamos sonrientes, tranquilos, calmos. Todos los nombres se concentran en uno solo: el propio.

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