Taller literario con visita especial
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Hay días así. En los que el ánimo borda tardes memorables. A manera de premio doble en lotería. Este ayer sábado sí. Taller literario con visita distinguida. Y sustancia de esplendor en el contar cuentos con Delfín y Matilde.
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Por partes procedamos, dijo el carnicero. Y aquí les voy. Sábado de puente. Y los trabajos a revisar de César, Claudia y Angel. Los tres sorprendentes. Dos poemas y un cuento. De buena factura literaria todos ellos. Temas que bordan el amor en faceta de lo ingente y lo erótico; y de un gandalla chofer de taxi. Tan bueno que es. Mas bien no: era.
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El espacio del tiempo nuestro de Taller fue el oficial, de 4 a 6 pm. Cuando no sigue algo programado, entonces le seguimos. Eso de lo que sigue son una, dos y hasta tres horas más. A un tema sigue siempre otro, como las.muñecas rusas. Pero hoy no. Hoy límite a las 6. Así que a darse prisa aprovechando el tiempo, casi sin divagaciones. Lo ya comentado de los trabajos. La fórmula es ejercer la crítica en los textos de los otros, con el fin a mediano plazo de ejercerla en el trabajo propio, ya en casa. esa es la tirada.
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Ya trazado de mi parte, la división aproximada del tiempo disponible. Así que a las cinco y poco de algo más, presenté a la invitada, Ericka Padrón, originaria de Chihuahua. Ya estaba cinco minutos antes, así que ayudó en el poema de Ángel, a dar su opinión, con base a su larga trayectoria. Muy puntual motivadora, además que corresponde al buen nivel que proyecta Ángel en los trabajos que presenta.
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Multifacética, con una obra muy destacada, y distinguida lectora en público, entre muchas cosas más, así es la escritora Ericka. Cuenta de sus inicios, con la influencia de la familia, su padre y hermano mayor, así con discos de declamadores reconocodiso, a escuchar poemas extensos, antes de aprender a leer y a escribir. Luego pedir de regalos de esos tipos de libros. Asíque desde niña tuvo ese feliz encuentro con la literatura. Lo demás fue ya entre rieles en su paso por la secundaria y preparatoria, en donde ya escribía. La anécdota del primer poema anónimo dejado en el libro del chico, y la travesura de ver desde lejos su lectura y el voltear de él, para tratar de detectar quién era la autora de esos versos.
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Metida en las redes sociales y plataformas para difundir su obra, un buen día le llamado de una editorial para contactarla con referencia a la probable publicación de un libro, lo cual resultó en Cósmico, tiraje mil ejemplares, y de manera total por parte de la Editorial, lo cual fue un verdadero regalo.
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De dicho libro lee algunos poemas, empezando con el que ha dejado constancia de ese choque de lo académico en la literatura, que mete reglas, conteo de sílabas, variantes de vocablos, formas, y que finalmente limita la expresión libre del escritor, aunque en el reconocimiento de que para romper reglas es preciso conocerlas. Cuatro poemas más, leídos con movimiento de manos y manejo de gesticulaciones con el rostro, hicieron más comprensible y comunicativo el sentido romántico, amoroso de los poemas seleccionados.
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La anécdota del poema Desmayarse, de Garcilazo, el que ella hace leer a los jóvenes para luego reflexionar sobre la atemporalidad de los poemas que trascienden, aún escritos quinientos años antes o aún más, y que son tan vigentes como los temas que tocan, el amor, lo fugaz de la vida, la maravilla de la naturaleza, la inmensidad del cosmos, la paciencia de la muerte.
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Miro los rostros atentos de los asistentes al taller, olvidados de todo lo exterior, para concentrarse en lo que oyen. Yo agradezco a Ericka su disponibilidad y ánimo para compartir con el taller algo de su tiempo y experiencia en la literatura, que nos salva en los tiempos de cuitas y nos permite enarbolar a través de la palabra la bandera de la alegría.
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Qué dicha el placer de encontrarse alrededor de las palabras, como el bracero de carbón en el invierno norteño. Qué dicha entibiar las almas con las sonrisas y las palabras que se enlazan para lanzar flechas de paz y alegría, y que se convierten en pomadas cuando acuciasteis dolores de vida aquejan. Por ello nuestro agradecimiento a la escritora Ericka Rodríguez Padrón.
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La sesión de ayer del taller literario La cueva de los Alebrijes, preludio de la primavera y este renacer de la esperanza. Y a continuación, Cuentacuentos, de lo mejor. Se cambia el escenario. Se levanta la mesa donde apoyamos el trabajo del taller. Y se acomodan las sillas para el pública que empieza a llegar puntual a la cita, 6 de la tarde. Esta es la primera y segunda llamada. La tercera es mañana con la crónica correspondiente, que merece lugar aparte.
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