De viaje
1
No conozco mejor actitud en la vida que viajar. Sea de la manera que sea. Y conozco amigos y amigosque han tenido la oportunidad de viajar cerca o lejos. Y suben fotografías par la buena envidia de quienes no lo hemos podido hacer. Viajar es darle sentido a la existencia. Yo he viajado poco. Y haré lo posible por viajar un poco mas. Dios mediante.
2
Mi viaje a Itaca lo hice a los 25 años. Dejó huellas en mi corazón. Estaba dicha isla griega en la página 75 del libro Poesías selectas, de Constantino Kavafis. Si no hubiera dicho viaje andaría despistado por el mundo tratando de llegar a alguna parte sin disfrutar el trayecto cada día. Gracias a ese viaje ahora sigo admirando los colores y sabores de los mercados, sus perfumes de sándalo, disfrutando las flores del camino, palpando pieles suaves de gacela, encuentro miradas sugerentes que brindan por la vida a veces con licor de durazno y a veces solo con poemas, disfruto los besos de tornillo, y escucho los versos de las divas poetas y los caballeros que elevan las palabras como si fueran cometas.
3
Y "si ya todo lo llevas tú, ya no soy nada en ti...", dice la canción de Álvaro Carrillo de nombre "Seguiré mi viaje", y además no queda de otra. Tomar la maleta llena de recuerdos para la nostalgiay hacer la retirada, agradecido de que todo motivo es un viaje. Y que en el trayecto hemos de vaciarla para llenarla de nuevo para nuevas ilusiones aunque el costo sea la desilusión. Sigue el viaje, no se detiene hasta llegar a la última estación del ferrocarril.
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La primera vez que yo viajé fue por mi colonia. Tenía cinco años. Y me daba alegría andar entre calles y callejones, saludando a las personas con las que me encontraba, sintiéndome adulto, entraba a solares baldíos, cuando no había peligro y seguía con la ruta a las mariposas, a las iguanas, me sentaba a ver el transitar de las hormigas, hasta que me dio hambre y emprendí el camino de regreso, solo que no lo encontré y anduve llorando algunas horas hasta que me encontró mi madre que andaba preocupada y me llevó a la casa dándome jalones de oreja y amenazando que en la casa me iba a dar una buena golpiza con una chancla que siempre utilizaba para esos casos. Y al llegar a la casa se abrazó a mí y lloramos juntos.
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Otro viaje memorable fue cuando con un primo y un vecino hicimos un recorrido por la zona de tolerancia llamada asimismo zona roja. Estaba como a ocho cuadras de la casa y sabíamos que allí era un lugar de infierno y de alegría donde mujeres caminaban semidesnudas por esas calles y allí trabajaban unas intercambiando sexo por unos cuantos pesos y otras bailaban en la pista de los cabaretes. El vecino traía dinero que sacaba a escondidas de la caja de la tienda de su papá y me invitaba a ir a hacer ese tour y yo me resistía por temor al qué dirán, hasta que una vez me decidí. Todos estábamos en primero de secundaria. Y supe lo que era la vida de grandes, la vida galante, la vida de adultos. Conocí el infierno de luces y lentejuelas. Mi primo y el vecino de regreso me contaban lo que habían hecho en uno de esos cuartos donde las mujeres se sentaban en la entrada llamado "ven". Y quizá porque yo era más chico o tonto a mi no me indujeron a entrar solo para conocer esos momentos con esas mujeres.
6
El viaje por la literatura lo inicié antes, desde la primaria y lo continué en la secundaria con lectura de poemas y cuentos en el libro de español. Además mi maestr de 1o, Carlos; de 2o, Toñita; de 5o, Héctor Urbina y 6o, Nacho Aguilar, les encantaba contar con entrega y entusiasmo o leernos los poemas para nuestra edad que venían en esos libros. Pero el verdadero inicio del viaje fue cuando una compañera de la Normal, cuyo nombre no escribo, me mostró el poema 20 de Pablo Neruda en la biblioteca de nuestra escuela cuando ambos teníamos 16 años, y la lectura de ese poema fue el inicio de un viaje permanente que tengo con la literatura y me acompañará como un romance eterno hasta después de que la muerte intente separarnos, a mí ya. la literatura.
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También hice mi viaje ritual al Macondo tropical y entre helechos gigantes y magia colombiana, caminé deslumbrado entre sus calles que daban sentido a la ubicación a las casas de barro y caña brava donde iniciaron su soledad los Buendía, José Arcadios y Aurelianos, con sus alucinantes días que completan en la suma los cien años de una soledad apabullante y brumosa mezcla de magia y realidad, que bien sintetiza aunque de manera apretada la canción los cien años de "Macondo" sueñan en el aire, de Òscar Chávez, y las trompetas que lo anuncian.
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Conocí el infierno en un viaje temeroso y esperanzador de la mano de Virgilio tratando de huir del infierno real de la miseria; París con sus sueños cosmopolitas y vericuetos de calles y metropolitanas plazas con la compañía de Cortázar; Comala, a donde fui buscando a mi padrastro un tal Pedro Páramo; entré a Narnia y encontré unos abrazos tiernos que nunca olvido; El país de nunca jamás, donde siempre, siempre soñé en mejores tiempos. El Plan de Abajo, de Jorge Ibargüengoitia, con sus subidas y bajadas, sus casas esculpidas en los cerros y montañas. Y los pueblos plomosos y plomosos de los cuentos de Juan Rulfo.
9
Anduve por algunas calles de Christianía (antes Oslo) Noruega, siguiendo los pasos de Knut Hamsum; lo mismo recorrí Praga y sus encantos de la mano de un escarabajo; y anduve respirando humo en la ciudad más transparente maravillosamente engañado ahora lo sé en la nostalgia de Carlos Fuentes. No tengo duda, si de viajes se trata. He de escribir una relación de ciudades reales creadas por la imaginación de los escritores.
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Dos viajes que uno nunca debe perderse es por la Roma imperial, tanto en la parte de la ciudad con sus plazas calles y coliseo, como en los pueblos apartados; y por Atenas y Esparta y sus alrededores donde dicen que nacieron el diálogo, las ideas y las preguntas que dan el inicio de la filosofía y este cuestionar el viaje inmemorial del que de manera fugaz y efímera cada individuo formamos parte. No por siempre aquí, sino por muy breve tiempo.
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Y por supuesto, el viaje más importante es el viaje al interior de uno mismo, que algunas personas rehuyen para no morir en el intento. Asimismo el viaje imaginativo por todo el universo, de millones y trillones de galaxias, donde uno anhela conocer el plano total para saber dónde está el verdadero origen del polvo de las estrellas que algunos soñadores lo tienen pegados en las pupilas y nunca lo saben. Y creo que nunca lo sabrán.
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