Retrato de Pano a diez años de su ausencia física

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Que dicha haber conocido a Pano. Y dicha asimismo tener sus libros. Y leerlo para descansar, para ubicarnos, para volar con él. Que dicha tener un hermano. Volver a los recuerdos de su risa, de su apretón de manos, del sonido y matiz de su voz, de caminar con él. Que dicha coincidir con seres angelicales, cuya energía de paz transmiten y nos rodean como un aura.

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El sábado pasado nos congregamos bajo el nombre de Ciprián, como sombra de árbol generoso, para escuchar a Norma Dominguez y a Beatriz Pérez Pereda, y ser conducidos por ellas de manera informada en ese recordatorio de su vida y obra terrenal, del originario de Montecristo, al sur de Tabasco, y que en su recorrido de vida dejó un halo que no se extinguirá, no al menos por mucho tiempo.

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El Centro cultural de Villahermosa, dirigido por Misaél Samano, está pasando por una muy buena época, y no me refiero a la situación económico (o al menos eso yo no lo sé), sino por la disponibilidad del espacio, en el concepto de Misael, joven artista, quien ha ofrecido de manera reiterada las áreas que comprenden dicho edificio, enclavado en pleno centro de Villahermosa: puertas abiertas a todas las manifestaciones de creatividad, enseñanza y promotoría de actividades culturales. Espacio común porque nuestra cultura es precisamente un bien común

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Entonces empieza Beatriz Pérez Pereda, joven poeta villahermosina, en un recorrido que inicia con la ubicación literaria de Ciprián Cabrera Jasso (por cierto nombre de mi calle, esquina con Ramón Galguera Noverola): luego de Pellicer, Gorostiza y Becerra, esa triada multiconocida, está el nombre de Ciprián. Y nombra a otros, además de dar un perfil rápido de la obra de cada uno de ellos, tabasqueños de generaciones más recientes: Francisco Magaña, Teodosio García Ruiz y Jeremías Marquines. Pano con su sencillez, y una obra prolífica que está a la mano para todos, en varias ediciones. Pano y sus sombras en equilibrio con sus luces. Pano con su insomnio y con su vuelo, Pano con su trato tierno y bienechor; Pano y su generosidad. 

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Entre el público nutrido, sus familiares, hijas, hermana y otros. Con ellos un conjunto de amigos y amigas atentos a cada palabra de Betty y luego a las de Norma. Y asimismo en el público jóvenes que no lo conocieron, pero en su interés por la literatura tabasqueña, escuchan sobre su vida y obra, en ese misterio de la creación poética y de trascender la vida río para volver al mar de la existencia atemporal en el universo todo.

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Puente entre el público y las ponentes, Luis Acopa, da una semblanza breve y precisa de cada una de las dos, brillantes ambas, Betty y Norma, tabasqueñas conocidas por sus méritos en campos distintos y coincidentes en la cultura que se hace en esta parte del trópico. 

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Norma Domínguez De Dios rememora la vez en que el poeta le pide fraternalmente que lo entreviste, pero no ante cámaras que le intimidan, sino por escrito, mediante un cuestionario que le permita a él responder de manera sosegada y lúdica, abrirse al cuestionamiento, desde la sinceridad plena de las almas que coinciden. "Yo tengo muchas cosas que decir, pero las quiero decir contigo", "¿Y aguantas vara?". E imaginamos esa sonrisa de Pano para responder con un "claro que sí", juguetón, niño. Y a través de la lectura de pregunta con respuestas, seleccionadas ex profeso, Norma dibuja frente a los oyentes un retrato exacto de nuestro amigo y hermano.

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En vilo el público, casi sin respirar, con un silencio absoluto, cada una de las palabras leídas llegaba desde el alma de Pano, a las almas de todos los asistentes. Las respuestas seleccionadas nos permitió conocer más a Ciprián Cabrera Jasso, que precisamente diez años hace trascendió al otro plano desde donde sigue travieso, lúdico, libre de las tormentas y vicisitudes de la vida. 

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Estábamos como el interesado cuando con permiso se asoma al interior de una casa a través de una ventana: la entrevista, abierta por Norma y Pano. Y conocíamos más, mucho más al amigo poeta, de los grandes. Sobre su niñez en Montecristo (Emiliano Zapata), su adolescencia irreverente, sus estudios universitarios de Psicología en Michigan, su coincidir y entusiasmo y luego su decepción con la revolución cubana, su creatividad, su mayor tesoro, sus hijas, sus amorosas y amistosas relaciones, sus anhelos, sueños, sus amistades con escritores de primera, su idea de la muerte, sobre cómo quería que lo recordaran y tantas otras circunstancias de su vida, que gracias al trabajo periodístico de Norma Domínguez, sentimos que conocemos más a Pano. Gracias.

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Ya nada más esta, decía Norma, y aunque un servidor estaba cansado por el ajetreo del día, no me quise despegar de mi silla para escuchar una pregunta y respuesta más. Y otra más. Pano: "Primero renacuajo nueve meses (en el vientre de madre), luego mono ( de rama en rama en los árboles del patio de su casa cuando niño), y finalmente hombre (poeta, escritor, padre, amigo).

 

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