Circo
1
Amo la vida de los circos. Me imagino como que estoy allí. Yo en una actividad menor, pero con ellos. En ese viajar constante, en ese sentir el viento de la libertad, de convivir a diario con animales antes, y siempre con compañeros que hacen magia, hacen reír y con quienes se lanzan por el aire deleitando a pequeños y grandes, quienes a la vez aman la vida de los circos.
2
La vida es en sí mismo un circo. Con tantas pistas. O el circo representa la vida en miniatura. Con los paralelismos correspondientes. Y con el debido respeto la comparación de quienes su vida es ese día a día es entre los viajes y la estancia en un lugar para divertir a través con los distintos números y con la conciencia de que unos días después hay que partir.
3
De niño recuerdo que los circos se anunciaban por las calles. Veíamos pasar jirafas, elefantes y payasos, y unos malabaristas que hacían de deleite por las calles y regalando boletos a los niños para que lleven a sus papás. Yo muchas veces recibí boletos. Y mi padre me llevó cada vez que le fue posible. Ahora voy solo cada vez que puedo.
4
En todos los grupos hay un payaso. En todos los grupos una víbora se retuerce y lanza veneno a diestra y siniestra. Y en todos los lugares hay magos quienes desaparecen dineros en un acto al que le llaman fraude. Animales hay en todos los grupos, con actitudes deleznables (pobrecitos animales), que sin embargo les queda bien el apodo: Burro, Garzón, Perro, Pulga. Y cada uno por cierto parecido o por su forma de comportarse. Hay por supuesto muchos tiernos cerdos, cuya basura por cualquier lugar suelen dejar.
5
Hay los circos millonarios, que se establecen en un gran terreno de las ciudades y se anuncian por radio y televisión y traen una carpa monumental. Y sus espectáculos son de primera, con artistas extranjeros y pcos locales. Y los hay modestos o muy modestos. Y todos ellos son por tradición familiar. En los circos pobres el dueño y su familia la hacen de todo, desde anunciarlo con megáfono o bocina de trompeta por las calles polvosas de las comunidades, hasta vender palomitas y souvenires. Para luego hacer cada uno de ellos de tres o cuatro números cada uno. Y anuncian al final: "mañana es el último día, en esta localidad. Y así pasan una semana más.
6
En ese paralelismo están revueltos los dos tipos de circo, aunque no tanto. Cada uno en sus barrios o zonas exclusivas. Pero los números que presentan son los mismos. Aunque unos u otros con mayor especialidad. No lo dude, y mire para sus adentros y hacia sus afueras. Siempre hay razones para reír, siempre para mirar de soslayo y de vez en cuando hacer algo de magia, sea con el salario que no alcanza, o desaparecerlo de los bancos. Algunos en el número espectacular de ladrones y policías, y a veces intercambian su papel. Y ahora tenemos las pulgas que bailan, y la pista es un hotelito de intercambios carnales, o los colchones de pobres. Y ahora la chachalaca, esta con joyas deslumbrantes y no se paga por ver.
7
En los circos de a deveras hay mucho que ver. Y reírse al por mayor. Que las penas con risas son menos y con pan también. ¿Ya vio la gallina que baila? Basta que la suban a un comal, no tan caliente, para que no se vaya a lastimar, solo algo tibio para que pueda bailar. Y todos a reír. Y las pulgas amaestradas. Aquí está el mago con su bastón y bombín, de pronto sale un conejo de la chistera. Oh, la sorpresa, no paro de reír.
8
Por el aire el hombre bala. ¿Hasta dónde irá a llegar? Juegan a la guerra. Y todo fluye sin parar. Los malabaristas, hacen su número con piezas de pan. El hombre elástico, parece que de hambre y preocupaciones se va a desarmar. Allí las bailarinas, algunas con padres viejitos o hijos pequeñitos, dando un espectáculo sin par. Más allá los enanitos, no por su físico, sino por lo espiritual. Y aquí el hombre o mujer araña, que lo son porque se han portado mal. Me encantan las trapecistas, porque vuelan en libertad. Y los malabaristas por igual. Qué belleza. Qué armonía. Sincronizados sin par.
9
Los paralelismos entre circo y realidad, no son idea original. Ojalá, qué va. Desde siempre se ha trabajado con esa semejante dualidad. Solo que siempre la hay qué recordar. Para saber que nada es mentira, y nada es verdad. Todo es según el color del cristal cultural, con el que solemos mirar. Ah, y en los circos también se suele enamorar. Y suceden cosas maravillosas, que en otro texto he de contar.
10
Aquí a mi colonia llega de vez en cuando un cirquito muy especial. De una familia, cuya estrella es una menor de edad. Que seguro ya creció. Yo la miré de niña, y no sé si volverá, aunque sea ya grande, lo digo por los años que tendrá. Pero ella era el centro, con su dos o tres números en su actuar. Y vendía las palomitas, y tomaba fotos por igual.
Saludo a mi amigo Polvorón, un payaso de verdad. Cuya familia son de tradición en este trabajar. Y anda por poblados de Tabasco, como les es natural.
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