Vamos al Forito Hernández y Sierra

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El teatro es un espejo. Es una máquina del tiempo. Es la vida misma con sus contradicciones, luces y sombras. Es elixir porque sin teatro la sociedad no puede vivir. Es una energía vitalizaste de ida y vuelta, que conforta, motiva y eleva. El que sale de ver una obra de teatro (como en general sucede que el arte toca las almas), ya no es el mismo, aunque la persona misma no se dé cuenta. Vaya, que eso lo dijo Heráclito allá por los inicios de la historia, aunque con otras palabras y en otro idioma: "nadie se baña dos veces en el mismo río, porque el agua con su fluir cambia constantemente". Y le agrego que el hombre no es el mismo, porque lo único constante en la existencia es el cambio. 

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Y siendo todo eso, ayer estuve en el siglo XVI, en el Forote (por lo que hace), Forito (por el espacio) Hernández-Sierra, y vi la puesta en escena de la obra "Luis XV y 1/2 y Josefina 3/4", personajes magníficamente interpretados por Francisco Hernández  Giorgana y Laura Sierra, actor y actriz de amplia trayectoria. 

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No me gusta el nombre de forito, perdón que lo diga, aunque lo entiendo: caben 25 sillas para igual número de amantes y pretendientes del teatro. El lugar es un espacio bien acondicionado, para la representación. Cómodo. Con clima. El foro listo para la tercera llamada. El público ansioso por el inicio. Y cuando inicia entramos a la máquina del tiempo y nos trasladamos a la Francia del siglo XVI.  Y por el juego en el guion asimismo Luis y Josefina viajan a la actualidad de este Tabasco del 2022, con sus vicisitudes e incertidumbre.

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Ambos actor y actriz de los que escribo, son excelentes artistas. Acondicionado el espacio con detalle (pequeño pero excelente), los detalles de la obra son inmejorables. Un vestuario a como corresponde en el lujo de toda realeza. En vestuario utilizado en la obra es de primera, que no demerita ante el vestuario de cualquier compañía teatral del mundo: vestido y zapatillas, pantalón bombacho y el saco, el cabello de ambos, el maquillaje espectacular, los tantos anillos para tan pocos dedos, nos muestra, en la representación por supuesto, el lujo de reyes y cortesanos, no solo del París antiguo que terminó al parecer con la guillotina y la revolución francesa, cuando menos en Francia.

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Los diálogos son inteligentes y apropiados en el juego de la pronunciación, hasta el grado de hablar en español con terminaciones en la palabra para la sonoridad lingüística del idioma francés. Y uno se imagina Versalles, La Bastilla, El arco del triunfo, El Sena (estamos cerca del Grijalva), Montparnasse de los artistas, y tantos otros lugares famosos del bello París, la ciudad luz con su Eiffel. Pero no solo uno se imagina, sino que además se transporta en esa máquina del tiempo de la que hago referencia al espacio donde Luis trata de llevarse a la cama a Catalina, y esta se resiste en tanto no haya recibido un edicto en el que sea nombrada con un título y además legalmente reciba tierras de y castillos tanto del luminoso París, como de Pomona y Valle real, Tierra colorada y anexas (colonias de Villahermosa. 

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Además el discurso teatral de los personajes tiene la inteligencia del humor fino, y hay interacción con los asistentes, que dentro de la misma obra se mimetizan en cortesanos, aunque todos ellos súbditos de la realeza que, en la realidad "actual"continúan de viaje en la historia que va y viene con otros nombres y apellidos, en toda la geografía, del norte al sur, del este al este, ciertamente con otros nombramientos, otros rostros, pero las mismas pasiones terrenales de Luis y Catalina.

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Es una sátira del hombre en el poder, con sus debilidades y aficiones, y lo es de un pueblo que es espectador que se ríe, con los diálogos ya dije inteligentes entre Luis y Catalina, y que en nuestros tiempos la risa fue del copetín, de los exabruptos, de los dichos, de los libros no leídos, del escándalo del poder, que todo ello en noticias sacian el morbo, aunque en concreto se mantiene las relaciones de poder de los que siempre mandan y los refunfuños de quienes critican en mesas de familia y cantina, y continúan obedeciendo con periódicas rebeliones, como en su momento lo fue la revolución la francesa, la mexicana, la elección chilena y otras, pero que vuelven a dejar las cosas intactas como bien lo señaló Lampedusa de que todo cambie para seguir igual. La obra presentada es una estampa del poder real en la Francia prerevolucionaria.

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Laura Sierra recientemente obtuvo un reconocimiento por el festival mundial cultural, con sede en Paraíso, Tabasco; y Francisco Hernández Giorgana fue galardonado con el premio de teatro Celestino Gorostiza 2022 que otorga la universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Además por supuesto de otros reconocimientos que ambos han recibido en varios estados de la república mexicana. Francisco es médico cirujano, actor profesional, dramaturgo, profesor y director de tetro. Laura Sierra es comunicóloga, maestra de danza y teatro. Ambos están por cumplir 25 años de trabajo arduo y creativo en el teatro. Y ambos son reconocidos impulsores de talento en esas especialidades principalmente.

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Al final de la obra Luis XV y 1/2 y Catalina 3/4, los actores dialogan con sus invitados a esta primera función post pandemia, y avisan que esta obra será presentada cada sábado a las 7 de la noche. Hernández Giorgana explica de manera excelente el contexto histórico, en la cual hace una mezcla de hechos, para lograr el efecto que su desbordante creatividad imaginó.  Asimismo comentó que el espacio El Forito, ubicado en Simón Sarlat 110, Centro, estará abierto para realizar cursos y talleres relacionados con el teatro y el arte. Luego se realizó una sesión de fotografías para mostrar evidencia de la mezcla de los tiempos entre los personajes que viajaron en la máquina del tiempo para estar presente con los personajes de este tiempo al que le llamamos presente.

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¡Cuarta llamada, y terminamos!

-¿Dónde estamos Josefina?

-En Villahermosa, la tierra del chocolate, del pejelagarto y del cacao, majestad.


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