Entre respiros, besos y suspiros

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¿No le ha pasado que despierta en la madrugada y no está respirando? Es de los más horrible que nos puede pasar. Los jugos gástricos subieron, llegaron por la tráquea a la epiglotis y obstruyeron el paso de la respiración, y por su acidez nos queda la sensación de que dichos ácidos queman. El caso es que nos despertamos y no estamos respirando. Y no tenemos mucho tiempo para activar de nuevo dicha función. Luego de pasado el susto si es que sobrevivimos, recordamos que cenamos diez tacos de ubre, cuerito y tripa, o en el mejor de los casos cenamos mole. Y la digestión entró en crisis generando lo que se llama reflujo. No sabíamos u olvidamos tomar nuestra pastilla omeprazol.

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De niño me gustaba meter la cabeza al agua y aguantar lo más posible sin respirar. Luego cuando iba a la alberca con amigos, hacíamos competencia. Y ellos creían que yo hacía trampa, porque ellos eran deportistas y yo no. Entonces les caía mal que yo aguantara mucho más. "De seguro ya sacaste la cabeza y la volviste a meter", me decían serios, derrotados. Solo para manchar mi triunfo.

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Me impacta siempre pensar en la maravilla de las funciones del cuerpo humano para mantener la vida a como la conocemos. Y claro, es extensiva a todas las especies de seres vivos. Desde la primaria nos dijeron de las características de los seres vivos son: nacer crecer, reproducirse y morir. Así que pensándolo bien, hay que recordarlo siempre, para cuidarnos, disfrutar la vida, porque un buen día diremos adiós a la vida bella, aunque no querramos. Así que bienvenida y adiós.

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Pero ya tenemos vida. Por algún designio llegamos al planeta tierra. Y empieza un proceso de crecimiento natural. Solo que para ello se requieren alimentos que contengan nutrientes. Y estos sean aprovechados desde el interior del cuerpo mediante el proceso de discriminación de lo que sirve y lo que es desechado. Esta función es asimismo general a los seres vivos. Y algo que nos explicaron en la primaria aunque quizá no pusimos suficiente atención: es el cerebro el que mediante impulsos eléctricos y conexiones entre neuronas manda todas las señales. "Hola, aquí voy". "¡Hola, esto no sirve y eso sí".  El resto ya lo saben nuestros padres que nos alimentan. Será bajo una normalidad de tres veces al día. Para ello es necesario que entre aire a nuestro cuerpo y salga. Ah sí, mediante la respiración.

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¿No les ha pasado que cuando se va el agua o la luz, nos damos cuenta que las tenemos de manera natural y aunque sabemos de su importancia, solo la valoramos más cuando no las tenemos? Tanto que entramos a una habitación y aunque sabemos que no hay energía eléctrica (la CFE es de clase mundial) de manera automática tratamos de encenderla, o nos vamos a preparar un licuado y conectamos la licuadora, o la cafetera, y tras que no hay Liz, decimos y nos reímos. Hasta que regresa y nos sentimos aliviados.

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Así damos valor a lo que perdemos, sea esto lo que fuere: novia, esposa, amante, padres, amiga (o amigo). A veces es el trabajo del que renegamos, y pum, lo perdemos, y ahora lo quisiéramos. O la hermana o hermano con quien peleamos a diario, por la convivencia humana en muchas veces dificil. Pero cuando se va lo (la) extrañamos. Y viene el suspiro (que es otro tema) y añoramos tenerlo, tenerla presente. Bueno ya no digamos a nuestros padres que lloramos en su muerte, pero visitamos poco en vida. Así que pónganse las pilas quienes los tienen aún y visítalos, óiganlos aunque cuenten las mismas historias, déjenle unos billetes, en lo posible, etc. Mientras ellos respiran, están con nosotros. Porque un día esa respiración ya no estará más.

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Pero de todo ello el cerebro está pendiente, bajo un mecanismo perfecto, organizado por sistemas de funciones: respiratorio, digestivo, circulatorio. Para ello requiere de todo un mecanismo de comunicación que viaja a través del sistema nervioso. El solo hecho de mover un brazo, el de mover los dedos en este teclado de computadora para escribir, que incluye lo que voy pensando, la vista que va desde el teclado a la pantalla, la misma vista que recorre hacia atrás en revisión para detectar alguna letra que falta, alguna palabra que falta o sobra, algo que se nos olvidó entre un párrafo y otro, que sirva de enlace o puente, etc. Pero quede claro que el cerebro nada haría sin la respiración, sin el oxígeno que esta lleva.

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Los mandos que envían los mensajes de descansa, mientras aparece otra idea, llega el recuerdo; o levántate a servirte café en la taza amarilla, súbela a tu muro para que tus cuatro lectores vena lo excitante que es tu vida en redactar y mandarlas a la red y te lean. Todo ello lo va ordenando el cerebro y hace que como fieles soldados obedezca el cuerpo, en eso de levantarse caminar hacia la estufa, seleccionar la taza, y servirte una cantidad suficiente de café para que no se te enfríe rápido. ¿azúcar? no gracias, lo tomo así.

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Yo de niño iba al río Bravo. Me sentaba a ver el agua correr, y ver a familias enteras cruzar. Y era testigo cuando alguna corriente jalaba a uno o varias personas y al hundirse, surgían dos o tresvecesmás, desesperados, y finamente no salían más. Luego se lo comentaba a mi padre. Don Juan era jardinero. Y sus jardines estaban en la colonia Jardín, que está pegada al río Bravo. Y yo en vacaciones le ayudaba. Y al sentir necesidades excretorias del cuerpo, iba a la orilla Del Río y me quedaba un buen rato. De aquel lado los altos edificios de la ciudad de Brownsville. El río que es frontera, con su anchura breve, como cintura de mujer, matorrales donde yo estaba, las nubes, y personas que buscaban cruzar el río sabiendo nadar o no, pero sus aguas son traicioneras. Y respirar o no era la diferencia.

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Desde el nacimiento, a veces con palmada o sin ella, empieza el aire a mostrarnos que dependemos de él. Y entre más temprano nos demos cuenta que no necesitamos que nos lo compruebe es mejor. Un día sea por agotamiento de los órganos, del mismo cerebro, o alguna lesión, se acaba todo. Se efectúa la última exhalación, y todo ha terminado. Yo me pongo a pensar sobre esa maravilla, en la que el sistema respiratorio logra discriminar el oxígeno para que circule por todo el cuerpo, y finalmente se haga el intercambio con el monóxido de carbono (algo así) y este sea expulsado del reino del cuerpo, en una repetición incesante.

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Decir coma verduras y legumbres es bueno. Deja allá de lado las gaseosas que inflan, los azúcares que te conducen a la diabetes y con esta al deterioro de varios órganos y por tanto de las funciones inherentes a la actividad normal del ser humano. Deja el sedentarismo que genera acumulamiento de grasas y estas van angostando el interior de las venas y arterias. Y de allí el colapso. La trascendencia a otro plano por descuido y malos hábitos. Ahora bien: respirar sin suspirar nos condena a una vida gris, monótona, hueca, vacía.




 

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