Oye, Carlos

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Carlos Vázquez anda con su cámara por todos lados. Su ojo visor detecta una señal y activa el click. Y registra un instante, tanto de la ciudad (esta y otras), como rostros que en el tiempo viajan. La eternidad gralmurosa la captura y queda para deleite del mirador. Pero Carlos sigue en su viaje, con tranquilidad y alegría. Lo mismo por los barrios de la periferia, como por el centro de la ciudad. Cada escena es una probabilidad para su registro. Solo hay que esperar el modo, la circunstancia, el tiempo, la luz, inclinada, directa, tenue. Previo a encontrarla, Carlos ya la tiene detenida en su cerebro.

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Yo conocí a Carlos Vázquez en su escuela telesecundaria de Lomitas, nacajuca, como maestro de grupo. Yo formaba parte de la misma zona. Y aunque teníamos las mismas inquietudes tanto políticas, como estéticas, las rutas de salida en los horarios eran distintas. Él enfocaba hacia su Tamulté de origen, y yo en lo contrario por las vías de Ocuiltzapotlán. Siempre nos saludábamos en las reuniones sindicales, o en los talleres de actualización del magisterio.

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"Oye, Carlos, ahora tú vas a ser el fotógrafo oficial de la escuela", le dijo la maestra Carmen Moya, al ver que Carlos ya era diestro en esa actividad. "Yo traía una cámara automática", comenta. No le había entrado a una reflexión profesional, hasta que finalmente se decidió a comprar una Cannon. "La primera fue una rebel T6", comenta. Y otras me las he encontrada económicas en las casas de empeño", me dice, y coincidimos. Una vez llegó el fotógrafo Simón Hernández a su casa, porque le habían dicho que él tenía un archivo amplio de muchas épocas. Y aclara que muchas fueron tomadas por su padre, quien también era aficionado a la fotografía.

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Carlos Vázquez Hidalgo, forma parte de una familia de once hermanos. Su padre originario de Río Viejo, como maestro llegó a trabajar a la colonia tamulté y allí se casó e hizo familia. Desde muchacho le gustaba tomar fotografías. Así que poco a poco fue encontrando el camino que lleva a la fotografía profesional. Ahora toma fotografía con su cámara profesional y con el celular. Y además es diestro en los laboratorios digitales, donde le aplica el recorte o agrega alguna luz que le faltaba o le quita la que le sobra. Su especialidad se ha ido perfilando en la fotografía urbano, esa que se encuentra en cien mil posibilidades a cada paso, tanto de la ciudad de Villahermosa, como en otras donde ha ido de paseo o de trabajo.

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El ojo curioso busca y encuentra. El ojo cronista o historiador rescata y guarda. El ojo poético encuentra dos imágenes que une para lograr una metáfora visual. El ojo científico sabe que ese instante es parte de los cambios. El ojo filosófico quiere fijar el cambio permanente. El ojo metafísico quiere registrar el espíritu y el alma de los seres vivos. El ojo cuántico quiere registrar el momento en que el rico entra al cielo y a la vez el camello pasa por el ojo de la aguja.  El ojo alegre quiere registrar la alegría de todas las mujeres, sea hija o madre o abuela. El ojo comunista quiere registrar la casa de lámina y cartón. El ojo político quiere registrar el momento en que el político guiña el ojo del notario para registrar el recuento de mentiras.

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La fotografía es el esfuerzo desesperado y a la vez racional, del ser humano para registrar una imagen al tiempo, el inasible, el inescrutable, el insondable y al parecer eterno. Y todo eo lo sabe Carlos Vázquez Hidalgo. Y desde la sencillez del maestro de escuela, el que convivió por muchos años con adolescentes y adultos como alumnos, y con padres de familia y colegas, sabe que cada instante merece ser fotografiado, para fortalecer la memoria social, para no olvidar nunca que una vez pasamos por esta vida fugaz. Y porque sabe de lo fugaz de la vida, Carlos sigue aprendiendo, y cada auna de sus fotografías va reflejando ese aprendizaje que le da satisfacción al capturar la mejor fotografía del momento, Pero también el reconocimiento de sus colegas, que no es poco, a través de los distintos concursos a los que convocan distintas instituciones, y en los que logra ubicar a veces una, dos o tres fotografías en las seleccionadas.

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ha tomado fotografías de todo tipo, pero lo suyo es la urbana. Esa que refleja en los rostros y cuerpos del ser humano las vicisitudes e incertidumbre, las crisis familiares, las alegrías y preocupaciones, todo ello que quedó registrado en los surcos de la piel de los hombres y mujeres, mayoritariamente trabajadores con o sin empleo. Esa fotografía donde aparecen asimismo los oficios, los rostros de las y los niños de las colonias que se entretienen en los juegos infantiles donde los problemas a los que enfrentarán como adultos quedan aun lejos.

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Me comenta de las caminatas con interés de fotógrafos que organiza Sámano, el director del Centro Cultural de Villahermosa. "Ya hace tiempo que no se organiza una", dice. Y agrega que son divertidas, porque va uno platicando entre colegas, especialistas y aprendices, viendo detalles de las casas nuevas y viejas, de la banqueta rota, De la Iglesia, de la manera como se acomoda la luz por donde va uno pasando. Y todo ello lo comenta con la satisfacción y alegría por lo que hace. Y sabe que lo seguirá haciendo por el resto de su vida. "Te voy a mandar unas fotografías para que las utilices", me dice. "Oye Carlos... y ¿cuándo empezaste?", le pregunto. Y se asoma al recuerdo y nostálgico me dice, que desde chamaco, que eso ya venía desde esa edad temprana. Y que su padre lo mismo hacía, que tiene muchas fotografías antiguas y modernas. Y que un día me va a invitar para verlas.

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Hacía ya varios meses que nos habíamos contactado por inbox. Luego coincidimos en otro espacios de reuniones. Hasta que al fin intercambiamos teléfono para ponernos de acuerdo, en al ahora sí, y siempre él dispuesto, más que a la entrevista, a la plática de amigos, de compañeros, de sentarnos ante un café con bisquet. Y ya allí, echar al vuelo los recuerdos de nuestros ex trabajos en la educación, de nuestras incursiones en la izquierda política, de reconocernos en eso de traer colgada al hombro una cámara fotográfica, aunque él, lo aclara, anduvo por mucho tiempo con su cámara de video en las marcha y mítines tanto del sindicato magisterial, como del partido amarillo.

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Pues oye Carlos, muchas gracias, y seguimos en el camino. Me invitas a esas caminatas de los ojos curiosos. Saludos y abrazo.


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