Los famosos

Apuntes sobre famosos
1. ¿Ha escuchado hablar sobre "Las patronas"? Son las mujeres chiapanecas que se hicieron famosas en 1995 con entrevistas y reportajes en la televisión. ¿La causa de su fama? Preparan comida y en itacate bien amarrado esperan el tren con migrantes y a su paso lanzan esos paquetes para que sacien su hambre los paisanos centroamericanos que andan en esa circunstancia de migrar porque no encuentran trabajo o paz en sus lugares de origen y tienen que buscarlo en otras geografías. Famosas, las adorables "patronas", de buen corazón por sus hechos, no por sus dichos.
2. Hay de fama a fama, porque los motivos de estas son distintos y distantes. No es lo mismo una que otra cosa. Yo recuerdo, por ejemplo, la palabra allá en mi época de infancia cuando había un boxeador famoso que por cierto ese era asimismo su apodo: Octavio "El famoso" Gómez. Y luego de varias buenas peleas, dando y recibiendo tundas, ya retirado, entró a boxear su hijo, heredando en diminutivo el famoso apodo de su padre: Octavio Gómez, "El famosito". Y ya que andamos en esos lares, Rubén Olivares fue muy famoso, y así podríamos seguir con nombres que por ser muy conocidos, muy ganadores, con puños como de acero, y quijada que no se quebraba al recibir los golpes, eran asimismo muy famosos.
3. Ser muy conocido, es el distintivo de "lo famoso", de quienes "tienen mucha fama". Solo que las los motivos para ello pueden ser muy distintos y a veces antagónicos. Por ejemplo, fama la de John Lennon, integrante del cuarteto The Beatles, una de sus voces y además compositor y activista por la paz. Erra y sigue siendo muy famoso. Su contraparte: un admirador, por ser famoso lo asesinó a tiros. Esperó que llegara el músico a su departamento en Nueva York, lo vio venir, se le acercó para pedirle un autógrafo -a los famosos eso es lo que le piden y en estos tiempos una selfie- y Lennon aceptó, tomó su pluma y se disponía a asentar su firma cuando le disparó el individuo criminal. Vaya fama perseguida y sus motivos.
4- Fama, ni se diga, la de Mónica Bellucci, la actriz italiana que ha participado en pasarelas, decenas de películas y series, pero tiene tales rasgos, estatura y bien delineado su cuerpo, digamos, una belleza mediterránea, por decirlo de algún modo, pero no solo eso sino su actuación y los papeles que ha interpretado la catapultaron para fama bien ganada y deleite de quienes amamos el buen cine. Porque no solo de pan vive el hombre. La recordamos en la película "Malena", papel estrella interpretado por Mónica, una joven viuda de guerra, que al caminar por entre el barrio era mirada segura de los adolescentes que se deleitaban y le dedicaban buenos recuerdos en las soledades juveniles.
5. Muy famosos los hombres más alto y más bajito del mundo. Sultan Kösen, turco de 40 años, mide 2.51 m, y es un gigantón. El más alto anterior fue el chino Bao Xi Sun, que medía 2.36. Y el más bajito es el iraní Afshin, que mide 66 cm y pesa 6.5 kilos. Ambos, el alto y el bajito, son famosos muy a su pesar, sin buscarlo. Y los buscan, y se toman fotos con ellos, y les piden autógrafos. Así va la vida.
6. Y famosos los niños que a tierna edad saben mucho y pasan los años escolares como si fueran meses, y ya en los 11 años andan de estudiantes en posgrados, y causa revuelo saberlo, y admiración. Superlativas sus capacidades de aprendizaje. Y claro que enfrentaron de más chicos las dificultades propias del asombro, el no encajar en lo "normal", hasta que encontraron ruta sus maneras especiales de aprender, fáciles, por decirlo de alguna manera. Y siguen en esa ruta admirable. Uno de ellos es el niño Carlos Santamaría Díaz, que a los 5 años sabía mucho de química, y a los 9 estudió un diplomado en bioquímica y energía nuclear en la Universidad Autónoma de México.
7. En una comunidad estudiantil siempre hay quienes son famosos por una u otra cosa. Sea lo artístico o deportivo, por un lado, pero también por otras maneras de darse a conocer. Cuando estudié la Normal, tuve de compañero a Mario Martínez, que en los juegos internormales estatales (10 normales tenía el estado de Tamaulipas en esos años) obtenía cinco medallas en atletismo, u otras dos en voleibol y basquetbol. Los maestros de educación física lograban acomodar sus actividades de tal manera que Mario participara en todos esos deportes, en lo posible. Los 400 metros planos era su especialidad lo mismo que salto de longitud y altura. Y más aún participaba en el 4 x 400. Y participaba en los partidos de los deportes ya mencionados. Fama bien ganada, con esfuerzo y dedicación. Había otros de fama que eran los oradores, los declamadores. Pero también había quienes tenían la fama de los más novieros o novieras. O algunos que andaba en malos pasos y era también muy famoso el tema por lo que eran conocidos.
8. Cierto, hay quienes buscan con denuedo la fama. E inventan cosas para lograr estar entre los muy conocidos. Sea de una manera u otra. Por las buenas o malas. Y es menester recordar ese dicho tan "famoso" de que "lo que es para ti aunque te quites, y lo que no es para ti, aunque te pongas". Hay quienes se sienten fracasados por los tantos intentos por alcanzar la fama. Y se sienten derrotados, o al contrario, funciona la derrota como un acicate que lleva a nuevos entrenamientos, nuevas estrategias, para regresar por el triunfo que al fin catapulte a la fama a quien la busca. Y esas personas son un ejemplo a seguir.
9. Muy famoso Luis Miguel, desde chiquito, que cantaba y sigue cantando de manera maravillosa, con el "don" y talento. Más allá de los escándalos que también lo hacen más famoso, pero por causas no admirables, como eso de que a sus hijos no los mira, y su ex esposa la bella Arámbula, en ocasiones saca a la luz algunos detalles de sus relaciones. Fama es fama. Y así pudiera seguir con la lista de quienes con méritos y sin méritos son famosos. Un tal Armando Manzanero, por sus canciones que hicimos nuestras al sentirlas y cantarlas. Famoso José Alfredo Jiménez y sus canciones, casi todas, que acompañados de una buena bebida -mas quesitos y aceitunas- seguimos cantando aunque tengamos chisguete de voz y no el chorro, como bien decía en alguna canción el famoso de Chava Flores.
10. Uno tiene qué hacerse una pregunta: ¿Es necesario ser famoso para vivir la vida digna y con decoro? Famosos debieran ser los campesinos que producen los alimentos en el campo, con dedicación, sudor y mal pagados, a menos de ser los dueños de extensiones grandes de tierra. Famosos los médicos y enfermeras que ofrecieron y ofrendaron su vida en el ejercicio de su muy humanista profesión en la casi pasada pandemia del 2020 y 2021 pasados. Casi, porque sigue. Hay quienes no buscan fama haciendo el bien a otros, lo hacen sin propaganda, ni fotos donde posan entregando huevos, bastones o sillas de ruedas. Famosos debieran ser quienes acuden a hospitales a llevar una torta, un atole o café a quienes tienen a un enfermo internado y no pueden quitarse en las salas de espera por estar atentos si el médico necesita algún material para la cura (vendas, pomadas y a veces hasta la misma medicina) y hay qué comprarlo en la farmacia cercana.
11. Hay famosos, decíamos, que están presos en Estados Unidos, por dedicarse a tráfico de drogas, o pederastia. Hay famosos que adquirieron esa condición de ser muy conocidos porque son asesinos y algunos hasta seriales. En el mercado de la fama hay de todo: una que requiere dedicación, aprendizaje, disciplina y esfuerzo y otra que requiere solo arrojo. Hay famosos por sus trapacerías y trampas. Hay quienes porque tienen un ojo de un color y otro de otro. Hay entonces, de fama a fama. Y la mejor es tener la conciencia tranquila de que se hace lo correcto, lo que hace bien, la fama del que ayuda, se da, se entrega, del que tiene la disponibilidad para quitarse una camisa para darla y cobijar a alguien, o se quita el pan de la mesa para darlo a otro más hambriento, y también da de beber al sediento. Fama la de Jesús, la de Mahatma Gandhi, la del Ché Guevara, Luther King, etcétera.  
12 Aunque "Las patronas" chiapanecas nos han dejado la lección de que no a fuerza es necesario grandes hechos que trascienden en países o en el mundo en general con revoluciones o descubrimientos en ciencia, sino ocasiones con hechos tan cotidianos, que dicta hacerlos los buenos sentimientos y el buen corazón.

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