Sueño boliviano

1. Héctor Garibay es de Bolivia y es atleta de larga distancia. Ganó el reciente maratón 2023 de la Ciudad de México y no solo eso, sino que rompió el récord por dos minutos, vigente desde el 2018. No vi toda la carrera, sino el resumen. Y se puede ver cómo hasta el kilómetro 20 el boliviano va dentro del grupo líder, rodeado de espigados e imponentes atletas africanos, detrás de dos de ellos que van al frente, los considerados favoritos. Así que la foto se mira desigual, además por las notorias diferencias en estatura. Y Héctor tan natural va en el grupo puntero, como pez entre tiburones. Solo que en el kilómetro 20, pasa al frente, liderea, sorprendiendo, se despega cada vez más del 2o lugar, y cada vez más, y finalmente el boliviano llega solitario, con sonrisa amplia, como si no hubiera otros competidores. Además, luego de cruzar la meta no se tira al suelo por cansancio, sino que corre otro pequeño tramo y finalmente camina satisfecho. Y se le ve, tan fresco, como si pudiera correr otros 10 kilómetros más.
 
2. Me declaro aficionado a ver las competencias de atletismo. Las miro en los juegos panamericanos, mundiales y olímpicos. Me gusta ver la maravilla que se puede presentar en cada prueba. Sea que haya una favorita o favorito que cumple con el pronóstico y gana. O cuando hay algún competidor de bajo perfil que nadie cree que pueda ganar y lo hace, contra todo pronóstico. Ahora bien, yo siempre he considerado a los y las  maratonistas como superhéroes: ¡42. 125 kilómetros!, solo ellos, los que nacieron y se entrenan para eso. Perdón por la barbaridad en ecageración, pero como que cargan en su interior un tanque de oxígeno, o tuvieran cuatro pulmones.

3. Nemia Coca Yampara es la entrenadora de Héctor Garibay. Uno la mira en fotografía y pareciera que no compone mundo. Y detrás de ella hay toda una historia de disciplina, de entrega al atletismo de fondo, antes como atleta, ahora los entrena. Cuenta que estaba por cumplir los 15 años, ni zapatos propios tenía (los compartía con su hermana), su madre soltera vendía alimentos para sufragar lo mínimo en casa. Y Nemia supo que su escuela iba a participar en una carrera intercolegial, y que el premio era precisamente un par de zapatos para los tres primeros lugares. Para su decepción  quedó en cuarto. Mas su espíritu de lucha no la dejó rendirse. La carrera sería de 10 kilómetros, y el maestro de su escuela, para seleccionarlas las había hecho correr solo cien metros, y así definió a las tres representantes.

4. Los cuerpos de los atletas parecen esculpidos, trabajados a conciencia en los entrenamientos. Parecen esculturas griegas de Miguel Ángel: gigantes y gigantas de ébano, o de cedro. Estados Unidos es potencia principalmente en las carreras de velocidad y los keniatas y etíopes en las de medio fondo y fondo. Cuba ha tenido buenos atletas en medio fondo y en saltos. Y México tuvo una racha muy buena en los años 80 en marcha de 20 y 50 kilómetros. Los atletas lanzadores de bala, disco, martillo y jabalina, son fuertes, robustos, la mayoría altos. Y en esas pruebas los atletas de Europa oriental y Asia han dado muy buenos representantes. En salto alto, longitud y con garrocha, son delgados. Cómo no recordar entre estos y estas, a la bella y alta saltadora con garrocha, la rusa Yelena Isinbayeva, campeona mundial por muchos años.

5. La muchacha jovencísima Nemia Coca no se achicopaló ante la derrota. Y acudió ante el comité organizador y rogó porque la dejaran participar. Explicó la manera como seleccionaron a las representantes de su escuela, en una carrera de 100 metros (velocidad) y la carrera sería de 10 kilómetros (resistencia). Rogó, clamó, lloró, insistió. Y compadecidos le dieron su registro, con el rectángulo de tela y número de participante. Y ganó. La carrera fue precisamente en la fecha de sus 15 años, con más razón no la olvida. Y no sabía, pero no solo el premio eran zapatos, sino una cantidad grande de regalos, entre ellos maleta deportiva de marca, balones, audífonos con discman, libros, enciclopedias, los cuales distribuyó entre su familia y su propia escuela.

6. A partir de ese triunfo Nemia Coca, vislumbró que podía tomar ese camino para salir de sus condiciones de pobreza. Y se dedicó a las carreras de tiempo completo. Aún con la posición en contra de su familia, que esperaba que estudiara. Y se metió de lleno en el atletismo. Vinieron los triunfos a nivel local, luego nacional y corrió en varios países, siempre logrando muy buenos resultados. Cuenta que una vez había ganado la representación de Bolivia para asistir a una carrera en Puerto Rico. Sin dinero acudió a la embajada de Estados Unidos en Lima. La entrevistaron. Y habló con la verdad: ¿cuánto tiene dinero en el banco? Sin dinero; ¿en qué trabaja? Solo corro y hago comida. Sin trabajo formal, hija de madre abandonada. Y le negaron la visa. Así que sintió que se le caía el mundo encima. Y para llorar decepcionada le habló a un funcionario deportivo, y este se hizo presente en la embajada, habló con varios funcionarios norteamericanos y se ofreció en respaldar económicamente la estancia de la joven corredora tanto en la pernocta en Florida, como en Puerto Rico. 

7. Y entonces, aquel taxista boliviano, Héctor Garibay, que mantiene el sueño de ganar una medalla olímpica, el cual ya había ganado su lugar en maratón anterior, y lo reafirmó en el maratón del pasado domingo en la Ciudad de México; aquel niño que jugaba futbol y quería ser futbolista profesional y salir de la pobreza, tuvo una fractura y ya no pudo seguir, y a quien los doctores le sugirieron que trotara como tratamiento; en ese trotar encontró el camino para la carrera de su vida en los maratones. El reciente es el triunfo en el de la Ciudad de México, en el que hizo un tiempo récord de 2 h 08: 23, imponiendo nuevo récord que estaba vigente en 2018, que era de 2 h 10:38. Una hazaña, con la que ganó algo más de millón de pesos, un respiro económico.

8. Su entrenadora, Nemia Coca se retiró de las competencias, luego de que los médicos le dijeron que ya su cuerpo estaba resintiendo la mala alimentación y las deshidrataciones, y había que parar. Para ese entonces ya había fundado junto con su esposo el Club "Pies al viento", en donde empezó a entrenar atletas de todas las edades, principalmente niños y jóvenes, y con su experiencia y abundantes triunfos de sus atletas, empezó a atraer la mirada de los responsables deportivos del gobierno local, quienes le apoyaron cuando les propuso transformar el club en categoría para deportistas de alto rendimiento. Y de allí para adelante.
9. A ese club, con verdaderos Pies al viento, empezó a llegar el chaparro Héctor Garibay. Y empezó a entrenar duro. Alteraba el entrenamiento con el trabajo de taxista. Y empezó a destacar teniendo como sueño la gloria deportiva por lo que representa ta en económico y también el ganar el laurel de olivo en las competencias olímpicas.

10. Uno mira las fotografías de ambos: de el joven maratonista Héctor Garibay y de su entrenadora, ex atleta, Nemia Coca. Y uno siente orgullo del sur del continente, de lo originario de estas tierras, de nuestra sangre precolimbina, de nuestra raza de bronce. Y de saber que los sueños bolivianos se cumplen, siempre y cuando haya entrega, tesón, disciplina. Y sobretodo entusiasmo por la vida, teniendo razón de existencia.

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