Fernando

1. Había terminado el mitin. Se mira el caminar resuelto del candidato Fernando Villavicencio entre la formación diamante de su guardia. Lleva en una de sus manos una botella de agua. Es el frente del colegio Anderson, donde había pronunciado su fuerte y esperanzador discurso. Es en Quito, capital. El mitin anterior había sido en Guayaquil. Se mira en el video donde le abren la puerta trasera de la camioneta Chevrolet color crema. Fernando se sube. Y justo cuando la puerta empujada por un guardia ha recorrido la mitad de su trayecto para cerrarse se escucha sonido de balazos y se mira a los guardias tirarse al suelo para esquivar la muerte. Dentro está Fernando, hsta ese momento candidato a la presidencia del Ecuador por el partido "Gente Buena" y Movimiento Construye".

2. El Ecuador arde. Ya ardía, según los discursos que se conocen de Fernando Villavicencio. Es un país ubicado precisamente en el ecuador -linea imaginaria- y limita al norte con la candente Colombia, al sur y este con Perú y al oeste con el océano  Pacífico. Tiene una población de casi 18 millones de habitantes. Su capital es quito. Y es precisamente allí donde fue asesinado el pasado  9 de agosto (2023) el periodista y político Fernando Villavicencio.

3. Cuando se da a conocer el video, la noticia era que habían asesinado en atentado al candidato de "Movimiento Construye" y "Gente Buena", que buscaba la presidencia de la república en elecciones a celebrar el próximo domingo 20 de agosto. La mayoría de medios lo ubicaban como el segundo lugar de las encuestas. Alguno, como el cuarto lugar. Con el corto video pareciera que dentro del vehículo lo estaba esperando el asesino. En especulación propia pensé que pudo haber sido el chofer o el copiloto. Inmediatamente al atentado se supo que habían detenido a siete presuntos, seis de ellos colombianos y uno venezolano, y que otro más, asimismo colombiano, había muerto en la refriega.

4. La camioneta de batea no era blindada, eso es evidente. Lo sacaron por el frente de la escuela, y según la esposa del malogrado candidato, el vehículo blindado lo esperaba en la puerta de atrás del colegio -no en el frente- Y no sabe por qué cambiaron de ruta, lo cual evidencia que era un hecho concentrado perfectamente. "No sé por qué su guardia personal lo sacó por el frente", dijo llorosa en entrevista.

5. Fernando Villavicencio, nacido en El Chimborazo, región compuesta por pueblos y ciudades que están en la falda y laderas del volcán del mismo nombre,  fue periodista de profesión y oficio. Sus temas principales eran la corrupción gubernamental y de los grupos dedicados a a actividades fuera de la Ley. Los discursos de campaña giraban en ese tema. Y precisamente su lema era "Es tiempo de valientes". En el decir popular y oficial, se dice que por su trayecto y sus discursos tempestuosos, tenía el 90 % de probabilidades de que Tura víctima en un atentado. Él confió en el 10% de que no. "Aquí estoy, vengan por mí", era una de sus arengas.

 6. Hubo disputa en el manejo de su cuerpo. Por una parte se buscaba enterrarlo en secreto en el Monte d los Olivos. La contraparte familiar se aferró a que tuviera una capilla en espacio amplio para que sus seguidores pudieran ver y tocar su ataúd. Digamos, que lo vieran por última vez. Se mira en la transmisión el ataúd de madera color caoba, cubierto por la bandera del Ecuador y la de su partido. Ramos de flores. Y su familia alrededor. Con el dolor a cuestas custodiando al esposo y padre. Al hombre que cargó sobre sus espaldas todo el peso de las contradicciones de un país que se encuentra sumido en las consecuencias de las disputas legales e ilegales por el poder y dominio de áreas geográficas.

7. Se escuchan gritos de cariño y de reconocimiento. Se escuchan porras ante el cadáver resguardado en el ataúd. Se mira la impotencia popular. Dos de sus hijas en el foco de la cámara, la esposa y otros hijos fuera de ella. Se mira cómo sus hijas, entre los 25 y 30 años, reciben el cariño de las personas que desfilan ante el féretro. La abrazan, le dan el pésame. En uno de los momentos les pasan el micrófono y cantan: "¿Quién dijo que todo está perdido? ¡Yo vengo a ofrecer mi corazón!" Y los corazones ecuatorianos están dolorosos e indignados. La barbarie sigue imponiéndose, como en la mayoría de países latinoamericanos. Se siguen escuchando las porras: "¡Fernando, amigo: el pueblo está contigo!", "¡Fernando, amigo, el pueblo te quiere!".

8. Tamia Villavicencio, hija: "hace una semana vi a mi papi. Le hicimos masaje en sus pies mi hermana y yo. Era muy alegre en casa. ¿Cómo estás, le pregunté? ¿Cómo te sientes? "Muy bien" ¿Pero cómo te sientes tú en tu interior? Y empezó a llorar. Hijas, nunca me había dado cuenta de lo fuerte que soy". Y continúa la hija: "Creo que este es el legado de mi papi: el saber que somos más fuertes de lo que creemos. ese es nuestro poder. Y si todos nos juntamos, lograremos que este país cambie".

9. Los atentados en la lucha por el poder no son nuevos. Parece que está en la esencia del poder mismo. Sean candidatos o presidentes. Sean de la república o municipales o regionales. El poder seduce y atrae. El poder es como una droga, que causa adicción. El poder de servir es bueno. Siendo virtud de pocos en el ejercicio del poder, en la mayoría son máscaras con sonrisas y apapachas a la población. Un breve atisbo a la historia de magnicidios: Jhon F. Kennedy, presidente de EEUU, en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963; Patricio Lumumba, Primer ministro de la república de El Congo, el 17 de enero de 1961 fue fusilado. El 6 de septiembre de 1966, fue apuñalado por un ujier del parlamento, el primer ministro de Sudáfrica, Hendrick WerWoerd. El 27 de diciembre de 2007, fue asesinada Benazair Bhutto, la primer presidenta mujer de Pakistán. Más cercanos: Salvador Allende, presidente de Chile, el 11 de septiembre de 1973. Y entre tantos otros, Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial (casi seguro presidente) el 23 de marzo de 1994. Y sin olvidar el asesinato de Julio César al entrar al Senado, cuando fue abordado por el grupo sicario, entre ellos us hijastro Marco Junio Brutus, y que se recuerda por la expresión famosa: "Tú también, Brutus?", que según el historiador Suetonio fue lo que dijo.

10.  Escucho a las hijas de Fernando Villavicencio cantar"¿Quién dijo que todo está perdido?/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre que se llevó el río/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ No será tan fácil, ya sé qué pasa/ No será tan simple como pensaba/ Como abrir el pecho y sacar el alma/ Una cuchillada del amor/. Luna de los pobres siempre abierta/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Como un documento inalterable/ Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Y uniré las puntas de un mismo lazo/ Y me iré tranquilo, me iré despacio...



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