Introducción a la metafísica

 Reporte de lectura 1

“Introducción a la metafísica”

Trabajo 01

Metafísica

Antonio Solís Calvillo. 232F34002

 

La metafísica como ciencia es de una definición que se escapa, que parece como que ya la tenemos y se suelta, dejándonos con la necesidad de buscar otros elementos para definirla. Así tenemos el concepto tradicional, al saber que como palabra compuesta “meta” significa más allá, y física lo que podemos ver, o que sabemos que existe; es decir, lo tangible y por tanto, material. Entonces de manera literal intentaríamos definirla como la ciencia que estudia lo que está más allá de la física, es decir, más allá de lo que podemos ver. Anteponiendo que lo que no podemos ver puede ser porque está mucho más allá de lo que alcanza nuestra mirada, pero también hay el universo de lo micro, que tampoco podemos ver.

Y más aún, en ocasiones se utiliza la palabra metafísica para argumentar que es la ciencia que trata de los seres que no se materializan como ángeles, duendes y otros. Y tampoco

Entonces ¿Qué es la metafísica? Y es allí cuando tenemos qué recurrir a otros elementos, como los históricos, sobre lo que decían los primeros filósofos. Por ejemplo, Aristótoles nunca utilizó esa palabra. Sino qué lo que ahora podríamos entender como metáfisica, el estagirita lo llamaba Filosofía primera.

La metafísica estudia el ser por “lo que es” y sus causas. Sabiendo lo que estudia, entonces se presenta la dificultad de definir lo que es el ser. 

Sobre el concepto “ser” hay dos grandes respuestas. La primera busca dar respuesta a la interrogante previsible: ¿por qué hay ser más bien que nada? Leibniz se pregunta las razones por las que las cosas son lo que son.   Y este solo planteamiento desde los filósofos antiguos es la motivación que anima el esfuerzo de la ciencia. Podríamos decir que es cuando se hacen esta pregunta, es cuando empieza la filosofía como ciencia, cuando se busca dar respuestas desde la razón, desde la racionalidad.

La segunda respuesta, tiene que ver asimismo desde la antigüedad del asombro de que haya ser y no más bien nada. Aterricemos en esta segunda respuesta. En algún momento el hombre  se asombra y se pregunta por lo que es el ser, solo que se hace notar que es el mismo ser que se asombra de ser, y de preguntarse desde el mismo ser ¿qué es el ser? Como preguntándose, “yo que soy, precisamente me pregunto, qué soy?  

Ambas preguntas mantienen la misma perspicacia de la curiosidad. Y qué le da origen y quién le da origen al ser, en lugar de la nada. Si ya la nada, podríamos decir que estaba bien. Y en todo caso ¿quién dice que está bien?

Es una perplejidad el planteamiento sobre el ser. Y mucho se ha pensado y escrito sobre ese inefable concepto del ser. Y precisamente porque se piensa sobre el ser desde el ser, y no se encuentran argumentos con los que se pueda llegar al debate, es que se han seguido las rutas más o menos fáciles tanto de la mística, como del escepticismo. Por un lado, se dice que no hay más que discutir, porque el ser es inefable (que no se puede explicar), por el otro el escepticismo plantearía que se sepa o no, se alcance a llegar o no a una explicación sobre el ser, de todos modos el destino del ser humano es trágico y en extremo finito. Aunque el escepticismo diría que no se puede decir nada cierto sobre el ser.

Los críticos de la metáfisica fuera del misticismo o al escepticismo objetan que quienes estudian el ser traten de encontrar vías distintas a esas dos posiciones. A la altura del misterio del ser corresponde que se explique lo explique todo desde la mística y del escepticismo.  Puede ser. Lo que sí es que tan cierto es que el ser existe, que se reflexiona desde el ser, y que el ser solo puede concebirse en el gerundio, que es permanente: el ser es en tanto siendo.

 

 

 

Cita: Jueves 8 am

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