Las vidas paralelas de Sixto Rodríguez

Sixto Rodríguez y sus vidas paralelas

1. Sixto miraba la multitud de fanáticos que lo esperaban en el Estadio Nacional de Sudáfrica. No lo podía creer. "Era como un sueño". Tuvo que pellizcarse la pierna. Él era un albañil que tocaba y cantaba los fines de semana. Y donde cantaba eran bares lúgubres de Detroit, Michigan. Esos cuyo humo de cigarrillos baratos, olor a sudor y orines, dominan el ambiente. Esos donde los parroquianos asiduos platican, beben cerveza barata y no les importa quiénes tocan.

2. Muchos años después en su arribo y posterior salida del aeropuerto para irse al hotel, ya en Sudáfrica, lo esperaban tres limusinas y decenas de periodistas. "Quizá se equivocaron, o no soy yo a quien esperan". Pero era a él. Su música se escuchaba en ese país, como se escuchaba la de los Rolling Stone, la de los Beatles. Solo que él ni su familia lo sabían. ´No había internet. Y él era un músico de fin de semana. Cierto, había grabado dos discos que pasaron con más pena que gloria. Ya estaba retirado. Ya no había más para su futuro que seguir envejeciendo, pegando blocs y haciendo mezcla. Y de hobby agarrar su vieja guitarra, pensar en algunos versos de melodía, enseñarle a los nietos algunos acordes. Y ganar algunos dólares en esos bares de mala muerte.

3. De origen mexicano, Sixto había nacido en Detroit, Michigan en 1942. Yo supe de él en 2014. Estaba tomando yo un café en Villahermosa con unos amigos. Entre ellos estaba Alejandro. "Vi un documental que les recomiendo. Se llama "Buscando a Sugar Man". Nos dijo de qué trataba. "Es de un músico anónimo que no sabía de la fama que tenía en (Sud)Africa. Y cómo lo descubren". Yo puse atención a esa sugerencia, y más que me gusta la música, ese tipo de historias y vi la mirada de Alejandro, brillante de entusiasmo en la plática. "La pueden conseguir aquí en la esquina, en discos Tere". Raudo al terminar salí a comprarle. Y esa misma noche vi el documental en la casa. Y la volví a ver una semana después. La calificaba como una maravilla del destino.

4. Hemos sabido de muchas historias. De momentos que se dan para que coincidan dos personas muy distintas y se enamoren. A veces en el pasillo de un supermercado. En una estación de autobuses, de tren o en la sala de espera con el dentista. Hay un destino que se cumple para las grandes tragedias e historias. Lo que no se espera sucede. El martillo que cae de lo alto de un piso de diez pisos, porque se le suelta a un albañil y el paso de uno en ese momento, solo que te rosa y ves con sorpresa que rompe el piso debido a la fuerza de gravedad, la altura y su peso. "Si me pega me mata". Pero no debiste haber salido, o si sales segundos antes, sucede atrás de ti, o si sales después te encuentras el martillo. O el árbol que cae a la corredora de toda las mañanas y la mata. Esa mezcla de tiempo, geografía y circunstancia. Y así vamos. pero volviendo a Sixto.
5. Estamos que tocaba Sixto en varios bares. Uno de estos se llamaba "The Rule", ya desaparecido. Una de esas perdidas noches en el tiempo, entraron a tomarse unos whiskys dos emprendedores de la música. Su oído y el negocio en el que estaban lo hicieron fijarse en la esquina oscura donde estaba el cantante con su guitarra y una destartalada batería. Entre sorbo y sorbo seguían la letra de las canciones. Y se acercaron a él para platicar y de allí ofrecerle la grabación de un disco. Se pusieron de acuerdo. Lo grabaron y lo pusieron a la venta, sin el recurso económico para la publicidad. A él le regalaron algunos. Y de ellos solo se vendieron acaso seis u ocho. meses después grabaron otro, teniendo el mismo destino. No había manera para vender más allá de las familias y amigos.
6. Sixto ya lo había intentado antes. Nada había sucedido así que estaba resignado a seguir cantando sus canciones, en las que denunciaba la situación de los migrantes marginados, las peripecias por las que pasan, sus pequeñas alegrías y aumentadas tristezas. Así que el fracaso de sus dos discos le pareció natural. No había mucho qué agregar. La historia pudo acabar así. Fin de la película, como el destino un hombre de luz, pero de aspecto gris hasta negro, porque además así escribía con luz, estilo Bob Dylan, y vestía de negro. solo que el destino, en un mundo paralelo, también jugaba y jugaba a su favor sin que él lo supiera.
7. Los jóvenes africanos que estudian en las universidades de Estados Unidos, aparte de los esfuerzos en los estudios, cimo es lógico también tienen sus días de fiesta, con música y bebidas. Y uno de los discos que más gustaba entre ellos, era el de una copia en casset que reprodician en sus equipos de sonido. A uno de ellos le gustó tanto la música de Sixto que consiguió una copia, la llevó de regreso a su natal Sudáfrica, y la ponía en fiestas familiares y de amigos y la seguían reproduciendo haciendo copias y más copias. Para esto los que le habían grabado ya habían vendido la pequeña disquera, con los derechos de las canciones que les habían confiado.
8. Tanto así que los dueños de una productora sudafricana, hicieron un disco con esas grabaciones que circulaban de casa en casa y de fiesta en fiesta. Sacaron a al venta los discos y seguía incrementándose la fama de Sixto. hasta `parece de película la historia, como producto de la imaginación de un escritor. Pero es de la vida real. Tanta era la difusión de esas canciones de Sixto, que corrieron varias leyendas sobre el destino de ese autor desconocido pero famoso. Una de ellas es que estaba muerto, y que su muerte se había presentado en una de sus presentaciones, con una descarga eléctrica en el escenario.
9. Dos de sus seguidores eran periodistas: Stephen Segerman y Graig Bartholemew. Y consideraron que era oportuno, debido a la fama de la música de Sixto, hacer un reportaje sobre su vida y muerte. Y viajaron a Detroit con ese cometido. Y para su sorpresa lo encontraron vivo. Acudieron a escucharlo tocar en el bar "The Rule". le comentaron que su música era lo que ya dije, muy famosa en Sudáfrica. Y cuando se enteraron empresarios sudafricanos que estaba vivo le ofrecieron una serie de contratos para cantar en ese lejano país. Él no lo creía. O más bien no creía en la magnitud. Concedía que podían ser algunos conciertos para unas 100 o 200 personas de público. Y nunca se imagino que sería ante estadios llenos de alrededor de 50 mil almas. Y más que sus seguidores consideraban que era una estafa que estuviera vivo, y que fuera a cantar, porque la difusión general previa es que estaba bien muerto.
10. Vea el documental. Se llama: "Searching the Sugar man". Algo así como Buscando al hombre dulce" (2012). Fue nominado al Óscar, el cual ganó en 2013. Pero lo interesante es que no es ficción. Y son lecciones de vida. Mientras tanto imagine que lo escucha cantar esta letra:
11. The cause: "...Porque tu reina de corazones, que es media piedra/ le gusta reír y siempre te está amenazando con irte.../ Porque me dijeron que todos tenían que pagar sus deudas/ Y le expliqué que les había pagado de más/ Así que exagerado fui a la tienda de la compañía/ Y el empleado dijo que acababan de ser invadidos/ Así que zarpé en una lágrima y escapé bajo el alféizar de la puerta/ Porque el olor de su perfume y cuerpo resuena en mi cabeza todavía/ Porque veo a mi gente tratando de ahogar el sol en los fines de semana de whisky sours/ ¿Cuántas veces puedes despertar en este cómic y plantar flores?..."

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