Letras en Fuga, de Plumazo Digital (11 de julio 2023)

Me llamas

José Luis Perales ni muerto, ni de parranda. Estaba comiendo con su hijo tranquilamente en un céntrico restaurant de Londres. Y hasta eso, no era de lujo. Un local como al pasar, con sus mesas en el exterior; el viento moviendo leve su cabello. Nublado, pero sin visos de lluvia. ¿Te parece aquí? Aquí está bien. Que nos traigan la carta. Y estaban en eso. Luego ordenaron cada uno. Les estaban acomodando los platillos de entrada, cuando empezaron a sonar los teléfonos de ambos. No querían contestar, eran insistentes. Al hijo daban el pésame. “Que te moriste ya papá”. Riendo a carcajada sonrió José Luis: “¡No!”

Y finalmente contestó Perales grande el propio móvil. "Bueno". Con el señor Perales. "Él habla", respondió. Le colgaron, quizá creyendo que era un fantasma. Le entró otra llamada. "¿Con quién quiere hablar?" "¿Es verdad que murió el Señor José Luis Perales?" "No ha muerto". ¿Quién habla? "José Luis Perales", respondió riendo. "¿Es verdad que usted murió?" Y riendo respondió: "¡Estoy más vivo que nunca!" Uno supone que así fueron los diálogos entre algunos amigos periodistas que llamaban para confirmar la muerte, que ya estaba dada por hecho y muy confirmada por los diarios de mayor circulación de América y Europa. Los emporios periodísticos, los del gran capital, se habían ido con la finta.

"Me llamas, para decirme que te marchas"... El lector identifica este verso de una canción, de tantas que nos acompañaron hace ya más de 30 años. El intérprete de sus mismas canciones, es José Luis Perales, español. Y en sus 78 años lo "mataron" los medios de comunicación sostenidos por el engañoso y resbaloso internet y su rapidez. Como reguero de pólvora, para tristeza y pesar de quienes lo siguen escuchando y cantando sus canciones, ya nuestras, nos llegó la noticia. "A los 78 años ha muerto José Luis Perales, de un infarto al miocardio". Hasta daban ese detalle. Solo que no reparamos el hecho que no decía circunstancias ni fuente. Ojo.

Mientras tanto todos dimos como hecho lo de su muerte. Mentiría si no entró humo en los ojos. Porque sus canciones escuchamos y cantamos porque las percibimos diferente, con historias bien armadas. "¿Y quién es él, en qué lugar se enamoró de ti. De dónde es, a qué dedica el tiempo libre". Yo estaba ocupado y cuando me desocupé me enteré que había muerto. No lo podía creer. Pesar y nostalgia. Cierto, un hombre algo mayor, 78 años. Como en otros casos me asomé a Wikipedia. Ya estaba actualizada con la fecha de su muerte. Era un hecho. Mientras tanto él degustaba de los platillos londinenses, Ya cerca de la hora de abordar el avión y regresar a Madrid. 

Los amigos y las amigas en sus muros escribían sobre su pesar. De mi edad y jóvenes. "Era mi favorito", escribió una. Otra: "Seguiré cantando sus canciones". Y los amigos: "Y se marchó en su barco Libertad". No había duda. No cabía duda. Ni había resquicio de duda. No había más que buscar canciones en las plataformas y subirlas. Yo subí tres: "Y cómo es él", "Te llamas, para decirme que te marchas" y "Que canten los niños". Vi los videos. Y le acompañé con una pequeña nota. "Nos dejas el legado de tus canciones".

No estamos curados de espanto. Ya antes habían "matado" a Chabelo. Antes que muriera Armando Manzanero lo habían "matado" varias veces. Lo mismo a Vicente Fernández. Recuerdo que cuando asesinaron a Selena y a Valentín Elizalde no lo creíamos por lo mismo. Lamentablemente con ellos sí había sido cierto. Y de la manera más cobarde. Recuerdo que así pasó con José Luis Rodríguez, El Puma, con Camilo Cesto, con Julio Iglesias. Y en tanto no morían, más vida les daban.

Sus canciones no son para serenata, ciertamente. Al menos no las más conocidas. Pero son para la reflexión. Para darse gusto en la nostalgia. Para elevar los pensamientos y conformar mejores sueños. Para creer en las utopías. Y seguir creyendo en el amor, aunque sea ruta de rosas y espinas. En sus canciones muestra el tedio del que hay que salirse, marcharse. Porque la vida es única y fugaz. José Luis Perales ha llevado sus letras por los rincones mas sentidos de lo humano, donde radica la esperanza de un mundo mejor. Por eso que canten los niños que luego serán jóvenes, amarán y llorarán, pero que no sea por la guerra, sino por el amor.

Tuvo que ser el mismo José Luis Perales, a través de un video que hizo público en sus redes donde aseguró que realmente no estaba muerto, aunque ya las redes habían hecho el estrago: “De repente, nos encontramos con que alguien, con muy mala idea, ha dicho que me he muerto. Y la verdad es que estoy más vivo que nunca, más feliz que nunca, y que mañana ya nos volveremos a estar viendo en España”.

JLP: "Que canten los niños, que alcen la voz,/ Que hagan al mundo escuchar;/ Que unan sus voces y lleguen al sol;/En ellos está la verdad/ Que canten los niños que viven en paz/ Y aquellos que sufren dolor/ Que canten por esos que no cantarán/ Porque han apagado su voz/ Yo canto para que me dejen vivir"/ "yo canto para que sonría mamá"/ "yo canto por que sea el cielo azul"/ "y yo para que no me ensucien el mar"/ "yo canto para los que no tienen pan"/ "yo canto para que respeten la flor"/ "yo canto por que el mundo sea feliz"/ "yo canto para no escuchar el cañón"...

Sea así la vida generosa con José Luis Perales, a quien le debemos muchas horas de alegría y cura en el dolor y la nostalgia. Larga vida, Don José Luis. Hasta la última gota de existencia creadora.

 

 

Memoria cultural

Fotografía

El fotografo Misael Sámano Vargas, participó en el Festival Experimental EXP23, efectuado  el pasado julio, en Barcelona, España, junto con 34 artistas de todo el mundo, entre ellos otro mexicano, Ernesto Mendoza. Aparte de participar con fotografías, impartió la conferencia a tres voces: “El abrazo que atraviesa: fotografía y poesía”. Los otros artistas en la mesa fueron el catalán Llorenç Raich y la argentina Lorena Gabrinsky.   Asimismo Sámano Vargas impartió el taller Impresión Lumen: “Del concepto al gesto”.

 

Teatro

Tabasco tiene buen teatro. Anoche se presentó la obra “La señora en su balcón”, de la escritora mexicana Elena Garro (Puebla, 1916-Morelos, 1998), en el Centro Amistad, ubicado en Prolongación Carranza, esquina con Socialista No. 300. La obra fue puesta en escena por el grupo Togal, y participaron Oswaldo Gutiérrez, Karla Menéndez, Fernando Salazar, Fátima Juárez, María Elena De la Mora y Beatriz Bonfil, bajo la excelente dirección del conocido maestro Salvador Alpuin Jiménez. El personaje es Clara, mujer de cincuenta años, que, nostálgica y depresiva, recuerda  a tres Claras: la Clarita niña, la de veinte años y la de cuarenta. 

 

 

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