Los libros nunca han sido el problema

1. "Usted no ha escrito con formalidad sobre los nuevos libros de texto gratuitos", me dijo una amiga. Le dije: "no, porque no los he leído. Hay mucho ruido. Pero me parece que los libros realmente no son el problema. "¿Qué quiere decir con eso; a ver explíqueme". No le expliqué.

2. Quizá como respuesta escriba lo que miro. Y miro pueblos arrasados por incendios. Y pueblos dominados y sometidos por las armas. Niños y adultos que viven en las calles. Adultos muy mayores abandonados por sus hijos. Niños que no llegan a una escuela. Cantinas llenas, casi todos los días, menos los domingos. Y hay lugares clandestinos que los domingos hacen su agosto.  La televisión encendida 20 horas en el día. Zombies mirando su celular cada tres minutos.

3. Miro bibliotecas vacías, migrantes caminando en carreteras, videos de crímenes de odio por causa de género, niños raptados y vendidos, adultos buscando a sus padres biológicos. Miro cines vacíos con películas buenas, y llenos hasta la ignominia con películas que entrenan para que siga vacío el costal de papas. Miro cuando pasan personas frente a personas indigentes y voltean la cara y hasta escupen demostrando su enfermiza indiferencia. Miro personas que matan perros y gatos o los golpean. Los mantienen amarrados en lugares insalubres.

4. Oigo discusiones estériles donde nadie se escucha, solo se mal argumenta para ganar, no para entender. Miro pleitos de estudiantes en la calle para algarabía de sus compañeros que graban la pelea y la suben a las redes con hambre de los likes. Miro protestas esperanzadoras en la calle, mítines con discursos vacíos o gastados. Miro escuelas bien pintadas y edificios nuevos, todo en orden, solo que no se promueve la lectura libre (claro, a excepción de en algunos grupos, que por cierto son contados).

5. Miro portadas de periódicos donde las noticias llamativas y que más venden son sobre muertes, violaciones, lucha por el poder y así por el estilo. Miro flores aplastadas, parque en cíclicas remodelaciones, calles sucias, casas sin rostro y con barrotes en puertas y ventanas. Miro humo de quemas de pastizales a vista de todos. Agua que sale chocolate de las tuberías. Miro proliferación de casas de empeño, tiendas donde se venden licores. Semáforos descompuestos.

6. Oigo promesas de campaña, de que ahora sí, de que se robará poquito nunca mucho, de que los malos son siempre los otros, los cuatreros, los corruptos. Miro personas aplaudiendo lo que no entienden, porque creen a pie juntitas lo que se les dice. Miro rozagante la mentira vestida de lentejuelas como diva de carnaval, y a la verdad escondida, pisoteada, difamada. 

7. Y no es casual lo que se mira. Son lugares comunes que a nadie espantan porque nos hemos acostumbrado, como la rana en la olla con agua, dicen, que le van subiendo la temperatura y se acostumbra a un nuevo grado.  Nos parece normal todo lo que suceda y esperamos el milagro de que al despertar todo sea distinto y para bien de todos. Miro las iglesias llenas, clamando porque se acabe la violencia. Miro caras contritas, apesadumbradas, sin margen para risa. 

8. Leo, claro sobre el paso de mirar solo la tierra a asomarse a las estrellas. Miro al ser humano erguido, claro. Por supuesto. Hay esperanza, porque esta muere a lo último. A veces vemos niños y muchachos, niñas y muchachas, leyendo y eso nos sostiene. No es fácil tener paz y salud cuando miramos todo lo que sucede. Hay discusiones, por ejemplo, de los libros de textos partidos o por repartir. Y todo anda entre que le falta una coma, o está mal un dato. Y pocos se dan cuenta que los libros son el pretexto en la disputa entre los "buenos" y los "malos". Y caigo en cuenta que los libros no son el problema, los libros nunca han sido el problema, al contrario, son la solución, porque con su lectura tenemos ideas, reflexión, dominio de las palabras para entender mejor los orígenes de los problemas.

9. Antonio Gramsci, que fue un rebelde con causa, decía ni más ni menos que: "el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos". Y ante tal afirmación, uno se pregunta de qué lado están, de qué lado estamos, y sin leer andamos más que confundidos. Pero no sobre los libros, o la educación, sino sobre la vida personal, confundidos en la propia existencia, sin brújula. No, los libros nunca han sido el problema, ni ahora ni antes, cuando los quemaban o cerraban bibliotecas (por cierto, cerraron hace ya varios meses la biblioteca Quetazlcóatl, en Coatzacoalcos). ¿No recuerdan acaso que en la Edad Media quemaban mujeres sabias a las que llamaban brujas?

10. Miro plantas y flores de formas y colores diversos. Miro frutos de las plantas. Miro cercas y la claridad y oscuridad. Miro extensas propiedades con palacios. Miro escuelas con y sin jardines. Miro casas abandonadas. Miro barrios bravos. Miro las noticias de algunos taxistas que miran como mercancía a las pasajeras. Miro formas en las nubes. Y en las noches miro la luna y las estrellas, a excepción de las noches nubladas. Tomo mi café y miro, aguzo la mirada. Es necesario estar atentos. Es necesario mirar dentro de nosotros mismos. Y reflexionar, autocriticarse. No mirar la viga en el ojo propio, porque reconozcamos que somos especialistas en la paja de los ojos ajenos.

11. Hay buena música que se difunde poco. Hay sonsonetes de tres notas con letras en las que ocho de diez palabras hablan de genitales, repetitivas y reiterativas no solo en la programación de estaciones de radio de cadenas nacionales, sino en las fiestas de cumpleaños y en las fiestas de estudiantes, y en lo que ponen para llamar la atención las tiendas en el centro de la ciudad. No, la escuela no es y nunca ha sido el único lugar para aprender. El ser humano es esponja y aprende de todo lo que mira y escucha en todo momento y lugar. Solo cuatro o cinco horas de lunes a viernes (menos días de cobro y festivos) es aprendizaje formal. El resto es lo que aprenden fuera de la escuela, incluyendo la programación de los medios y el internet, para bien y mal, lo que se escucha en casa de ideas y música.

12. Hagamos este ejercicio de tener claridad de lo que miramos y escuchamos a nuestro alrededor. Y coincidiremos que los libros de texto no son el problema. Al contrario: los libros siempre son y serán la solución a los problemas. Pero no los libros cerrados. Sino los libros que se gastan en su uso. 

13. ¿Todo está mal? ¿Todo lo miro mal? No. Recuerdo que tuve en el 2020 dos alumnos que miraban en su casa programas de Discovery Chanel y tutoriales de Youtube. Y he asistido por invitación a concursos de declamación y oratoria donde miro a muchachas y muchachos haciendo un esfuerzo personal (de familia y de sus maestros) por construirse a sí mismo para tener un destino mejor. Y claro, los veo en los talleres culturales. Pero ese es otro tema.

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