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Año nuevo

Se ha ido un concepto. Y en la percepción del tiempo. Un año. Los años. Se van emociones sentidas. Y viene la posibilidad de otras. Usted sabe. El olvido es un destino que no sigue el recuerdo. Feliz año. El ido. Y el que viene. Oportunidades solo para disfrutar el camino. Nieve de limón. Pájarillo. Tramos donde no estamos. Tramos a recorrer. Mercados y cara oculta de la luna. Misión donde la cortesía sea el intercambio. Años. Canciones. Ruta de comercio. Rito condicional. Mandato de especie. Recuento de reclamos. Balance de grises. Vamos ahora. Irse es volver a empezar. Sueños de claridad en los conceptos. Preciso el tiempo. Feliz año nuevo,. La poesía no es orden ni ordenanza.

Balance

Este año, como cualquier otro, en la ruta del andén final. El balance debiera andar en discernir bien entre el ser y el tener. Recontar para reiterar en el 2016. Las veces que sonreí y sus motivos. Las veces que saludé. El ojo que leal a otro ojo leal guiñé. La mano que tendí. Si camisa di. Si hambre de otros sacié. La sed que calmé. Las estrellas que vi. Si al humillado ensalcé. Las veces que con atención escuché. Las ocasiones que canté (perdón). Revisar si reñí o soñé. Las veces que caí y el tiempo que en el sueño quedé, si maldecí. Si mentí. Si los valores mostré. Si perdón pedí cuando perdón debí pedir. Si el cobre enseñé. En el balance ha de consignarse el café que bebí. Si al atribulado hice reír. Si al desesperanzado esperanza di. Y si le hablé con la verdad aunque doliera a los dos. Si al ego dominé. Si a la vanidad y al orgullo ignoré. Si sigo en ruta de considerar al amor y la amistad como máximo valor. Y claro los libros que leí. Las palabras que callé. Si a alguien humillé

Se va

Instantes acumulados, se va el año. Los recuerdos permanecen mientras se construye el olvido. Disculpe las obras de remodelación corazón. Serán para bien de la ciudadanía. La patineta de la infancia tuvo su momento. Tiempo ido aquella vez junto al río recordando el secreto de estado personal. Era viernes si recuerdo bien. Baile en horizontal. Las toronjas estaban en su apogeo al cruce del río. Se nos va el tiempo, difuminando las imágenes. El mañana esperado tuvo su momento, y pasó como presente. Animales de costumbres, interminable aferrarse a recordar lo que no existe. Apuntes en el aire de momentos que parecían eternos. Y fueron a la noria del deseo los| sueños cumplidos. Estamos en el punto mismo del presente. Con historias que ya no lo son más. Día a día se va el año, el tiempo, la noche, el sueño. Cuando cantamos victoria por soberbia caímos inevitable en el hoyo de la desesperanza. Manos y palabras nos sacaron a flote. Eran versos a medida y besos a mirada en bote pronto. Vivimo

Si

Esos condicionales condicionan. Otro en el trayecto de lo que escribo. Si la el camino de Y fuese W. Si Camiño Sesto no hubiese cantado Piel de Ángel. Si el Viento del Norte del 89 hubiese sido del Sur. Si el alto costo no hubiese inhibido la compra. Si el buey hubiera salido antes de la barranca. Si el cometa se hubiera cruzado un mes antes. Si el color rojo sabe usted se usará más seguido en lo interior. Si hubiese osado el camión antes de la lluvia. Si la piedra rodante dejara de rodar. Los pájaros cantarán si les reconocemos el canto. Las estaciones del tiempo pasan. Tiempo inefable. Cantos de los ángeles. Si el beso fue robado. O tras bambalinas fueron otras obras actuadas. Yo escribía mientras tanto. Sobre sueños, atardeceres, mirada a Señoriales. Altivo el sentir. La vanidad. En la casa de cambio las monedas. Judas escribe sobre sus razones. Si Jesús fuera distinto  . Si la eternidad en el amor durara bastante.

Pajarería

Aves de distintos colores,  de agradable canto. Es un mercado de todo. Así que lo de menos es la venta de pájaros. Detenido su vuelo, habitan jaulas. Y cantan. Algunos intentan el vuelo y se estrellan contra las rejillas de la jaula. Otros intentan abrir la imposible puerta. Otros más están tristes resignados. Frente a ellas transita la gente en el corredor del mercado.  Los curiosos se acercan. Chachalacas. 20 mil. Loros hablantines  cabeza  amarilla. 15 mil. Loros groseros para piratas. Treinta mil. Pájaros  del amor. 2 mil. Precisos algunos andan como si nada. Ahí nacieron. Habituados viven entre rejas. Alas que ya no lo son en funciones. Nos miran mientras curiosos les miramos. Mientras varios de ellos cantan, nosotros preguntamos precio.

Una ángel

Pocas veces en la vida he visto un o una ángel. Hoy vi una. Iba en camión de esos prehistóricos. Camión de pasajeros. Este se para en una esquina atendiendo la señal de parada que le hizo una ancianita. Y con bastón. Lenta inicia la subida. Más que lenta. Para hacer más lento el tiempo el bastón se le atoró. Tres veces el chofer le insto a que se apurara. "¡Apúrele, apúrele, apúrele!". Junto a la puerta sentada estaba el ángel. "No la apure", ordenó suave. "Usted también tendrá esa edad" El chofer bajó la cabeza. Y guardó silencio. A la siguiente esquina el ángel pidió  la parada. Y se fue. Me pareció  verla volar.

Una garza

Entre cañales una garza. Señorialmente erguida. A su alrededor  casas abandonadas.  Miradas torvas sobre su belleza. Puede alzar el vuelo en el momento justo. O en el menos esperado. Acuso mirada de su entereza. La miro. Nada sabe del tiempo. Ella permanece. Y siempre dispuesta a lo sórdido o al vuelo. La historia de la biología y de las ciudades escribirá su historia. Hay aves que cruzan los cañales y se acostumbran.

Sobre la nada

Das un cafè a cambio de palabras. O lo recibes. He dicho de las piedras. Del agua o fuego. De las mil Maneras de cubrir la cara. De escudriñar el horizonte y coincidir con el tiempo de las despedidas a cambio de la nada. No. No fuiste nunca nada. Acaso soplo de tiempo. Soplo de miedo. Soplo de viento. Instrumento de los sueños. Material del sueño. Historias contadas por alguien que no cae hace presente. Piezas de ajedrez de alguien que sueña que juega. Un café viene bien para la sonrisa. Lo que fue ya no es. Lo que será está siendo. Palabras.

Old Alice

Grandes letreros como señalamientos. Old Alice road. Para imaginar y soñar el pasado. Una mujer. Ya grande de edad.  Empoderada en las costumbres. Bruja y científica. Una Venus o Afrodita en el semi desierto. Amorosa. Soñadora. Feliz. Lunfarda. Dadora de luces y sombras. Con calentadores naturales en el invierno. Con sonrisa fresca en los valores y agua fresca. Gitana de adivinaciones. Con el pan para el hambriento o agua para el sediento . Y libros mágicos bajó de la cama. La vi mil veces en sueños.  Con arroyo de cantos infantiles y adivinanzas. Camino lento. Leo Old Alicia road. Tia o abuela. Y el viento hace su trabajo de costumbre. Mientras ella sonríe con placa nueva mientras con una mano sujeta el cabello y con  la otra la falda.

Invierno

La memoria tiene registrado el frío. En la piel y en los huesos. Frío que circunda el ambiente. Que atosiga la nostalgia. El registro de tantas veces con las manos juntas. Con el pan y el café. Frío de invierno de cuando aquellas tardes de miradas tibias. De búsquedas de espacios para la piel con piel. Y los poemas. Carbón en el patio para las carnes asadas. Toño Aguilar. Y frío del norte para buscar en la nostalgia esas flores que alegraron los días de invierno en otros años. Aquí escribimos la historia propia. Sin otros sueños más que las palabras sentidas. Espérame en la estación del tren o la central de autobuses. Vamos en ruta a la primavera. Tercos seguimos creyendo en el amor, la amistad, los principios. A pesar del frío. O precisamente por ello. Caminemos.

Go home

Nunca hubo nada siempre. Espejismos, fantasmas alucinantes. Realidades  tangibles en el sueño. Nunca, nada. La imaginación como realidad. Humo en los ojos. Humo simple de madera verde quemándose. Langostas como plaga. Palabras repetidas cien mil veces. Y decir lo mismo como para un cansancio de vida permanente. Navidades repetidas. Círculos concéntricos de lugares comunes. Brindis de palabras comunes. Sonrisas para dibujar una alegría falsa. Cuenta las uvas. Más langostas en el ambiente. Plaga de kitches sin medida ni forma. Cinco piezas por un dólar. Nunca hubo nada. Declives. Calles y banquetas hundidas . Hoyos negros. Prohibido el paso. Libros que repiten  el cansancio de los hombres. Cuencas ya sin motivos de miradas o guiños. Mercancías al por mayor. Esferas de Navidad al 70 por ciento. Una mujer de edad avanzada, despeinada, come pollo y se lame la grasa de los dedos. Baños limpios. Rostros sin señas de identidad. Abrazaré la rama del árbol añoso. Quemado el libro que registró ba

Mi árbol

Añoso el árbol de mesquite. Al fondo del patio hacia una esquina. Generoso. Sus grandes ramas se extienden por varios metros. Amorosas se abren para abrazarnos. Guardo silencio y nos entendemos. Lo recuerdo cuando niños. Nos subíamos a jugar en él. Colgamos columpio. Y le comíamos sus vainas dulzonas. Ahora lo veo. Lo abrazo. Y canto la canción de Alberto Cortés. Parecía sonreírme, como queriendo algo decirme.

Don Juan

Don Juan Vine a ver a Don Juan. Mi viejo. Somos el mismo. Pasado y futuro. El soy yo. Unos años después. Yo soy él. Unos años antes. Tiene el ánimo de la plática como siempre. Se ríe. No escucha. Tiene dañado al noventa por ciento su sentido del oído. Le hago señas. Y levanto la voz. Lo de avenita, le digo. Ríe. ¿¿Cuantos años tiene la muchacha? ¿15 o 16.?  Yo recorro el patio de la casa. Mi árbol viejo en una esquina. El huizache. El naranjero.  La guayaba. Y huelo el infantil aroma de la higuera. Don Juan me abraza y ríe. Mi muchacho, dice. Hacemos recuento de algunas historias. La vida se va, pero se vive, me dice. Nos abrazamos cada vez que queremos. Ya nadie me visita. Reclama amigable. Te esperé el domingo. No llegaste. No. No había llegado a la ciudad, justifico. Tomamos refresco de naranja agria. Le vi comer. Alegre por la visita del mismo que es en este juego de los tiempos.

Coincidencia

  La oscuridad puede ser la coincidencia. Y de hecho muchas veces lo es. Más la luz engaña en el punto de coincidir. La risa constante. La luminosidad de la mirada. Y el punto mayor de algarabía al mirar la luna o la luciérnaga.  La oscuridad tiene su encanto. Y tiene convocatoria. Por sus caminos oscuros transitan las mejores tradiciones. Se combinan los sueños feudales. La luz es su antagonista y es engañosa porque deslumbra.  No hay razones suficientes para elegir una por sobré la otra. Una es a semejanza la ceguera total. La otra es causa y efecto. En la cama confluyen ambas. En la oscuridad coinciden los mejores y peores sueños. La luz revela inteligencias y satura los colores. La rana saltarina cambia constante de lugar.  Los polos opuestos se atraen. Lo bipolar es otra cosa. De la luz a la sombra. De la sombra a la luz.

Para ti en esta Navidad 2015

Para ti en esta Navidad 2015.  Porque has hecho tu mejor esfuerzo para salir adelante. Porque te esfuerzas día a día. Porque mantienes el optimismo de que todo es posible. Y en las derrotas te levantas  y sigues a pesar de los pesares. Y en los triunfos te comportas con alegría pero con humildad debida.  Para ti que eres feliz sin quitarle nada a nadie. Y no juzgas. Ni señalas. Y cantas Let ir be cuando alguien delante de ti se expresa mal sobre ausentes. A ti que contribuyes a que las cosas vayan mejor. Y aportas a la armonía. Porque te aceptas como eres y aceptas a los demás también como son. Porque sonríes y abres puertas y rompes corazones piedra con tu sonrisa. A ti en esta Navidad. Porque se necesitan más como tú. A ti porque te sabes y reconoces mortal y vives la vida a plenitud. Porque no andas de doble moral. Y das aliento a los desalentados. Porque no propagas rumores. Porque no te sientes menos ni más. Sólo en la justa medidas de lo humano. Porque a la par que te construyes,

Perdidos en la noche

La noche es única y total, si oscuridad anida en tu cabeza. Si solo milagros esperas para que aparezca la luz. Por eso hoy, previo a la nochebuena, busca en tí mismo la luz. Anida oculta en ti. Pero está. En el sueño perdiste la ruta. Un esos vericuetos en búsquedas vanas de la dicha. En esas piedras que fueron tantas a veces. Y en el sueño mismo buscabas salidas donde no había. Callejones sórdidos. Lodazales naturales o artificiales. Y la noche oscura aparecía no como pesadilla, sino como un obstáculo a derribar. Un reto para avanzar a pesar de la penumbra. Buscabas salidas. Aún sin haber peligros, solo la imposibilidad de encontrar esa ruta añorada. Al fin despiertas en la madrugada. Y luciérnagas circundan tu entorno. Te das cuenta que es parte del mismo sueño. Y aprovechas para mirar las estrellas. La noche es una oportunidad. La luz es el conjunto de miradas. Y los buenos deseos. Nada es eterno. Ni la eternidad misma.

Virgilio no te guía

Cierras los ojos e imaginas el caos en el infierno. Y Virgilio no te guía porque anda en las mismas. Piensa en la muchacha del poema romano. Y Alberto Moravia escribe La romana, y la sueñas voluptuosa en esa páginas leídas y subrayadas hace tiempo. En esa edición pasta vieja color vino que vendían en los puestos de periódicos.Y Catulo piensa en su musa. Tiene los datos precisos del silencio. Y escribe por si le lee. Y en efecto le lee, mas cierra los ojos. Se impone el ruido a cuatro manos con micrófonos. Gritos destemplados. Aullidos sin ton ni son. Un resplandor a causa del humo. Corren aguas fétidas del Tíber. La decadencia nunca estuvo más presente como visión del apocalipsis. Entre brumas con canciones de la Sonora, arlequines del tiempo hacen coro. Víctimas del ruido que le es propio, con máscara y traje a piel adheridos. El consorcio del ruido se construye con decibeles sumados a otros en aumentativa distorsión de espanto. Ingredientes: la nada con el vacío, agregado lo vacuo. C

¿Y Tomás vino?

Doña Lupe y Tomás siempre andaban juntos. Como siameses. Que si al mercado, que si a los velorios o fiestas. Y ni se diga a misa. La pareja ideal. Así por todos los años de su matrimonio, que ya andaba por los cuarenta. Felices y contentos por todos lados. Así que en el nuevo velorio. El del chicharronero. Que había fallecido por la mañana. Se le vio venir desde lejos a ella solita. Doña Lupe sola. Renqueando, además de eso, pero segura. Todos se cuchichearon. Y no era para menos. Sola, como nunca. Y empezó a saludar a todos. A unos solo de mano. A otros solo de beso. Y nada que se asomaba el Tomás. De adentro salió la viuda. Una de sus comadres queridas y le extrañó no ver a su compadre. Y pa luego es tarde le preguntó: "Comadre  ¿y Tomás vino?" "Y también me tomo mi cervecita", le respondió jocosa Doña Lupe.

He soñado

He soñado.  Lo confieso. Mi vida ha sido un conjunto de sueños . No digamos lo común del ábaco o la justicia.  Sino derrumbamiento de muros. Construcción de grandes edificios y vuelo personal. Así como lo escribo. En los sueños por ejemplo he anticipado besos y versos. He anticipado lluvia por las nubes. Y he motivado humedades en el sueño y amanece una lluvia interminable. Además el faquir o mago que me habita. O el cultivador de rosas. Varias veces he soñado encontrarme Monedas de oro. Y he soñado pan para todos con leche tibia. He soñado a piratas con mi parecido y viajes por tantas latitudes. Nunca en sueños ha anidado una serpiente ni vanidades. Al contrario. Diálogo con mi ángel de la guarda. Y pone en mi mano un martillo sin hoz frente a una piedra que soy yo mismo. Además de cancioneros viejos y guitarras acústicas y una roja de jazz. Antes de platicar sueño a las personas. Y se me aparece una gitana. Cuando todo iba tan bien, despierto a veces a la luz. A veces a la sombra.

La niña buena

La linda  niña buena, vestida como muñeca antigua, sabe nadar. Con esa realeza para los juegos infantiles. La niña como ángel guardián. Ojos de agua. Con esa inocencia translúcida. Inerte en su mirada Tendrá un año de edad, cuando mucho. Y se sumerge en el agua como si nada. Y así anduvo por varias partes del sueño. Feliz y contenta. Cuando de pronto, por las corrientes internas, desaparece. La arrastran fuera de mi vista y entonces sí, la desesperación en la búsqueda. De allí a buscarla con grandísima desesperación, presagiando lo más grave. Hasta que luego de varias horas, un niño de doce años, la rescata a punto de ahogarse. Estaba enredada entre unas redes de pesca. Hemos aprendido juntos en el sueño de la vida.

Ajusta tu reloj al tiempo

Ajusta el tiempo de tu reloj de vida. Es justo y necesario. Ajustarlo al presente. Al instante mismo en que se piensa. Olvídate de mala suerte o premoniciones. Olvida los prejuicios y las malas vibras. Hay sólo un alfa y un omega y estos no tienen marca registrada. El presente es el tiempo de la vida. Lo otro muy distinto es el sueño del pasado que precisamente viviste como presentes. Y el futuro es sólo vislumbre de un infinito número de posibilidades por suceder. Y aquí interviene el azar. No hay gato negro encerrado. Ni el 13 es número de mala leche. Tampoco hay aves de mal augurio. El presente es el tiempo de escribir tu nombre en agua o arena de playa antes que la ola llegue, y con ella la hora de la muerte.

Dónde estabas

Dónde estabas cuando caí, dijo el hombre clamando a las alturas. Estaba en las ramas de los árboles cantándole a la vida. Un trinar se oye de pronto. Estaba en las flores absorbiendo miel para endulzar esos momentos grises y fatales. Estaba en el campo. Sembrando diversas para cosechar distintas culturas. Estaba en el aula dialogando sobre palabras que iniciaban con sílabas. Estaba en la sonrisa del niño con hambre. En el perro tirado a la calle, aún con hálito de vida. En el suspiro. En el polen. En la mirada de futuro. En el columpio de los juegos infantiles. En las caricias y reconciliaciones con el pasado. En la nostalgia por el calor de la primavera. En los besos y abrazos. En los guiños a la vida. En la disminución de la soberbia y el orgullo. En las manos heladas que se friccionan en la tasa del chocolate caliente. Por allí y en todas partes. Al escuchar la respuesta, el hombre se levantó, asustado porque no esperaba respuestas..  

Insomnio

El insomnio de no poder dormir, es grave. Genera trastornos. Alucines y vislumbres de lo que no sucede. Pero más grave es el insomnio de no poder soñar. Allí sí me rebelo. Es como andar en vida con la mirada sin donde fijar el punto de equilibrio.

Instrucciones

Acostumbra leer antes de dormirte, para que sueñes algo novedoso y no precisamente de espantos que se originan a causa de tus miedos. Lee sobre historias de amor y otros dulces conocidos. Sobre amistades que en las historias por ahora andan lejos. O familiares que hicieron gala de tus días. Al amanecer lee sobre lo que acontece a diario. Y no te ofusques si no encuentras buenas noticias. Todo sucede tan de prisa:  guerras que inician; relación de accidentes; turbios manejo en la bolsa. Y nada humano me es ajeno dijeron en la historia. Sueña en las mil posibilidades del día. Ese rostro conocido se aparece. Las palabras dichas de alegría se repiten. El bosque no es precisamente la suma de sus árboles con hojas. El olor a arbusto, a pasto recién cortado, flores en plenitud de su aroma. Acostumbra leer a cualquier hora del día. Y escribe la crónica de cuitas y alegrías como si fueran propias. Atesora palabras mientras otros atesoran mentiras. Y por eso saltan del tedio al enojo como rutina

Si sucediera

Si sucediera, por ejemplo, una tarde, dulces de frambuesa o higo alguien vende en el parque. Y pregunto o preguntas su precio. Y compras y saboreas. Y no nos vemos porque no estamos. Ni estaremos. Mas con la venta de esos dulces especiales, el recuerdo nos arrincona. Y han pasado tantas lluvias. Tantas lunas. Y sin embargo a veces leña verde. Humo en los ojos. Humus. Si sucediera que un poema. Hoy o en unos años. Apareciera en un libro nuevo. Sin nombre acaso. O con el mío, propio. Y señalara con esos juegos de palabras un hecho pasado o futuro, concreto, relacionado con esos años de cuando miramos octubre con luna. Y no encontraras nombre alguno. O con otros nombres, supieras que esos datos son personales, de cuando entonces, habitamos castillos rosa o azules en el aire. Habitamos ahora como entonces el mismo tiempo nuestro. Palomas tibias. palpitantes. Si sucediera el premio mayor de lotería. Entonces volveríamos a luces por las tardes. Dulces de frambuesa o higo me ofrece una vended

Tengo tango tanto

En mi garganta tanto tango con arena tengo. Y respiro por las cicatrices de la vida. Es un fervor el pasado. Como hervir por más tiempo del debido. Y escribo o canto de irreverencias. De saudades con dolor de muelas. Y con castores por el camino oliendo el verde de las plantas. Tango tengo. Y no es precisamente de mí. Sino de lo que imagino de desdichas. Digo verdad porque tango tengo, pero cumbia tengo también. Por eso reverberan los sonidos y silencios. Para romper hastíos y rutinas. ¿Dónde sol estaba y palma? Es común la duda. Y común también la esperanza. No se descuide. Esta mirada es de las que fluyen por las nubes y rocío. Y capta capital con intereses. He recorrido riveras y vías de tren. Campos floreados. Canta el agua que fluye, toda distinta sabiendo que ya es al instante otra. La fugacidad del tiempo ya lo he dicho.Necesito una buena dosis de aire puro. Y agua simple, Ah, y la manzana. No olvide la manzana. Mientras tango.

Vives y te vas

La vida no es enemiga de la muerte. Conviven a diario. En México se celebra a la muerte, en reconocimiento a ese vivir ambas, como siameses. Inseparables. Impensable vivir o morir una sin la otra. La muerte, soberbia, vanidosa y socarrona,  le dijo a la vida en la única ocasión que dialogaron: vives y te vas.

La vida es un instante

La vida es un instante. Sean uno, diez o cien años. Una levedad. Un rayo. Un estruendo. Un fragmento breve. Y es allí, en esa fugacidad, donde ocurre todo lo conocido: arte, ciencia, historia. La eternidad misma, tan elástica, es también un instante. Dura más un sueño. Y más un sueño colectivo. La infancia es un juego. La adolescencia un color. La madurez soberbia todopoderosa. Y la vejez una despedida de rutina. Todo sucede en un instante. Y de esta brevedad aprovechamos a veces una minúscula parte. Amo la eternidad de la luciérnaga. El encanto del beso. La esperanza del guiño. La fuga del instante. La vida misma.

Suele suceder

Suele suceder que muy seguido abro paréntesis como libros sin cerrarlos. Confundo los azules del mar y el cielo. Y los árboles por las ramas para pájaros. La pimienta la tomo por sorpresa como si fuera comino. Y el aire de la respiración lo tomo para vuelo. Suele suceder que los olvidos los transformo en recuerdos. Y los besos los paso a palabras como versos. Me preocupo sobremanera esta vida de dudas y equívocos. Cómo quisiera navegar con certezas como tantos otros. Seguros de sus pasos van sobre las hojas secas o verdes. O comprenden a cabalidad las fórmula de la sal y el agua. Admiro esa templanza que tienen, seguros de poseer la verdad y que su creencia es la mejor. En cambio yo ando con dudas, con incertidumbres. Suele suceder que sueño. Y en el sueño resplandecen luces de colores y sonrisas al vuelo como mariposas. Y despierto a otro sueño donde la señal de identidad son los guiños. Suele suceder que me escabullo cuando menos lo esperan y aparezco en el abracadabra rito de los ma

Para un buen lunes

Para un buen lunes, las palabras que construyen. Las que suman buenos esfuerzos y voluntades. Guiño a un poema. A los ojos de mirada apacible. A los buenos y mejores recuerdos. Y también a los mejores sueños. Esos que son bujía para el impulso. Las gallinas ponen huevo los lunes, como cualquier día de semana. Es un hecho. Te espera el espejo igual. Y las canciones de la radio proponen la ruta del recuerdo y del olvido. Hemos caminado mucho. Y es lo mismo que caminar poco. Lo importante es el destino, el trayecto. La luminosidad aclara los mejores sueños. A donde estamos ya instalados. Vamos. Usted sabe lo que dice. Es lunes de diciembre.

Para Vivien Leigh

Vivien, aquí. Transitando la memoria. Nuestra memoria. Aquellos años de sueños duraderos. De las palabras que rosaban eternidad mientras la pantalla era la misma siempre. Incluidas palomitas de maíz. Y la vida como en la caverna pasaba de espaldas a la luz, pero tú eras luz. Recuerdo la primera vez que te vi. Viví. Era el nuevo technicolor. Y allí tú en esas películas de cuando uno en la infancia buscaba asomarse atrás del vinil en la pared, para saber cómo  era el mecanismo del movimiento. Y yo estiraba la mano para tocar tu rostro desde mi infancia. Belleza celestial, mágica. "Dulce y profesional", de ti decían tus compañeras. Y tu mundo azul continuaba en derroche de triunfos como consecuencia de tu dedicación, tu entrega. En mis sueños me dijiste: "el teatro, no el cine es mi vida". Y aún así conseguiste triunfar en películas para ejemplo de cuando Scarlet O´Hara en Lo que el viento se llevó. Y en efecto llevó tu nombre a los cuernos de la luna. Y te vi satelita

Solo que te quites, para que me dé el sol

En este mes de diciembre hay fiestas por doquier. Y se toman a las posadas, la Navidad y el inicio del año nuevo -al que le faltan pocos días por llegar- para reflexionar sobre el presente, pasado y futuro, y se elaboran listas de buenos propósitos, como bajar de peso, cuidar mejor la salud, no tropezar con la misma piedra, etcétera. Este mes es propicio para regalar un buen libro, pero además de eso, leer un buen libro. Sea que nos lo regalen, lo compremos, o visitemos la biblioteca. Lo mismo digo de los buenos discos, esos que nos alegran el corazón. La música nos transporta a otra geografía en la imaginación. Yo acudo a veces a las lecturas sobre el nacimiento de Jesús, en la biblia. Pero trato también de asomarme a otras lecturas, estas, a veces anecdóticas, sobre personajes de leyenda, como los filósofos griegos. Por ejemplo Sócrates (Atenas, 470 - 399 a. C. ), [ se reunía con jóvenes, y reflexionaban sobre distintos temas. Su método era preguntar, para que cada joven, con

Para Sophia LOren

Sophia Te evoco por melancolía de un tiempo que ya no es. Mi padre me llevaba al cine cada sábado. Y ocasionalmente eran películas extranjeras. Una de ellas Quo vadis. Y la del estreno en ese año, yo andaba en los diez, fue Los girasoles de Rusia, que nunca olvidé.Y allí te reconocí  por primera vez. Yo era un chiquillo estudiante en elemental.  Y tú en la pantalla ya eras una bella mujer. Con una mirada de esplendor. Que parecía prometedora en la pantalla y nunca lo fue en lo real, no para esta geografía, claro está. Un día me atreví a escribirte una carta. Una de esas tareas del taller de lectura y redacción. La maestra Sofía López nos había dicho de la necesidad de escribir, para mejorar nuestro pensar. Y me gustaba narrar. Una carta era el espacio especial. Una carta para Sofía, le dije. Y me respondió: para Sofía está bien. pero mejor para una estrella de cine. Y me parece bien sobre Sophia Loren. Y la dirección me consiguió. Casa del Conti. La fontana 100. Ciudad de Roma capital

Para Gina Lollobrigida

Gina Recuerdo bien tu mirada de película. Esas tardes en que platicábamos bajo un ciprés de una plaza al este de la ciudad. Nos deteníamos en la venta de libros y discos viejos. Y luego entrábamos a ver las exposiciones. Como si no fuera el cine solo un sueño del corazón. Te le quedabas viendo embelezada a las pinturas y esculturas. Y hacías comentarios. La gente al pasar veía tu sonrisa como anunciando un dentífrico. La pasarela te dio las tablas y algo de  dinero. Pero el cine te abrió las puertas para vivir con esa dicha de la fama, bien ganada. A fuerza de la memoria, mujer la más guapa del mundo, lograste tus sueños: verter amor en los hechos de la gente. La sencilla. La que buscaba en ti consuelo para los dolores del día. Gina, seguro recordarás cuando los voceadores de los diarios te hicieron homenaje. Solo por el hecho de "que nos alegra usted con su belleza". Eran los tiempos aquellos de los consejos naturales para verse bien. Y los magnates buscaban seducirte con e

No tardo

Dejo el pastel de nuez sin fecha de caducidad. Una nieve de limón resguardada en su caja de hielo. Un reloj de pulsera al que giran aún sus manecillas. Una brújula que señala el sur. Una cruz de metal sin Cristo. Un libro de filosofía leído hasta la página diez. Un timón sin barca. Un solo libro de poemas y otro de canciones, viejos ya y subrayados. No tardo. Apenas inicie el viaje recordaré lo que dejo. Pero vuelvo. Escuchaba hace rato a Debussy. Y los días aquellos de la infancia vienen, a causa de la música. Notas para el juego. Esa sensación que la vida necesita bien de sacudidas. Y las alas con música tienden a restablecerse. Dejo un diccionario vacío. Aprended de las palabras en su contexto. Y cinco calcetines ya sin par. Esta dicha de saberme cierto aún en lo incierto. Y sin pregonar verdades porque tengo tantas dudas. Por eso a veces me detengo en la acera. Y cierro bien los ojos. Y tomo conciencia  que respiro. Y suspiro. Y es mi anhelo seguir con las pala

Para Liz Taylor

Un poco de lipstick, Liz. Y la mirada que encanta. Sabes, te vine a escribir, solo por no dejar pasar la admiración, de tu papel por la paz, en los estudios de cine. Liz, se te extraña, de mil maneras, claro. Tu papel como Cleopatra, de lo más natural. Mas tu forma de ser, en lo íntimo de la amistad, y en la misma intimidad, de las flores. Sabes Liz, siempre me acuerdo de ti. Sobre todo por las notas de la prensa, que hablan de tu corazón, y relaciones. Aquella vez en la gran manzana, te miré por primera vez, e hice piruetas. Para que me vieras, Liz. Mas todo fue imposible. ya sabes, la edad de la niñez. Y tu fulgurante adolescencia, donde siempre te hacías notar, sin querer. Cada vez, que me hacían recordar, asuntos de la nostalgia, le pedíamos a la enfermera, que nos dejara pasar. Y ella no rompía los ciclos. Una vez te vi pasar, nunca lo dije. Y te admiré desde entonces, con tu sensual mirada violeta. Una vez, Liz, te quise robar de la pantalla. "Yo soy, dijo la voz temblorosa

Para Lauren Bacall

Lauren, Lauren, Lauren. Tu nombre evoca risas y nostalgia. Los recuerdos bien fincados en el sueño, de nuestras historias. En otras vidas anduvimos sonrientes y felices comiendo zarzamoras. Mas tu timidez ahora, cuando más se necesita la osadía, fue ayuda para tu triunfo. esa mirada de soslayo. Traslúcido tu corazón anhelante. Esas tardes en el parque con palabras interminables como cuentos de las mil y una noches. Te escribo ahora cuando menos te lo esperas. Y es desde el sueño donde te nombro y celebro los años fieles de tus andares. Discreta y amorosa. Sabías más del mundo, las calles y aceras, la vida de los gatos y los amaneceres. Las tardes en las heladerías fueron nuestras con lecturas de historias y poemas. Y nuestros sueños de futuro. Mas cuando la tarde cayó, fuiste a tu destino, que venía de pasarelas hacia set cinematográfico, a donde anidaste anécdotas y creaste escenas de estrella de verdad. Lauren, por donde andes, en esa gloria que a pulso alcanzaste,  recuerda la palab

La sonrisa

Toda batalla debe evitarse. La respuesta debe contener  sonrisas. Una y otra más hasta terminar con el mal momento. Con el mal tiempo. La vida es única para desaprovecharla en punzantes palabras, picahielos que conducen al duelo, al fruncido ceño. Toda solución radica en la sonrisa. No ha de ser fácil. Un poema conduce a otra cosa, a veces. Es crónica de desdichas. Llanto. Indiferencias. La sonrisa es el entremés y el postre de la vida. Comer por ejemplo un higo o durazno, es saborearlo. Mandan señales lo olfativo y lo radicamos el gusto. Preciso dice mi gusto es. Nadie lo quita. La batalla o discusión que se gana es la que se evita. En caso así, olvide las piedras, las flechas los dardos. Salga al patio de su casa. Y ubique la mirada en lo alto. Tanto tiempo perdido. No hay necesidad de buscarlo. Preciso por ello el tiempo presente y el que vendrá. Todo sabe mejor como chispa, con la ufana y placentera sonrisa. Al invierno del corazón, derretirlo con sonrisa.

Habrá venta nocturna

Habrá venta nocturna. Los búhos y lechuzas se esconden. Los sueños continúan. A veces es insomnio. Te levantas de madrugada. Y los fantasmas nuevamente. Los mismos. Esos que han ido creciendo desde la infancia. La sicología intentó todo. Despertar por las noches. Y tocan a la puerta. De manera reiterada. Es el cuervo del Nunca más, de Poe. La venta fue el destino. No era asunto de monedas. El engaño sutil. La calle. La moda. Los colores saturados. El intercambio de palabras convenidas. Y el silencio. Desde el patio, en la oscuridad rotunda, miramos las estrellas. Y buscamos esa unión que señalan los cartógrafos del infinito. Y señalamos la osa mayor o menor. Allá está Venus. Algarabía. El búho rinde pleitesía. Sueños nocturnos. Humedades. Y una espada con filo. Los sueños han sido verdaderos, como la vida misma, eterna. A diario las historias. Estas, otras.  Del pasado. Del futuro. Ensoñaciones. Mientras tanto habrá venta nocturna, anuncian en planas de distintos diarios.

Asombro

Es el asombro ahora por los días. Por la noche. Todo sucede en este lapso. De calor a frío. De lluvia a intenso sol. Y las palabras mientras tanto juegan a humedad, a eternidad. Ayer por ejemplo cada loco en el tema de su brillo por el interés. Y a empujones mientras tanto en la venta del fin del mundo lotes en la atmósfera baratos. Nos reímos por lo bajo mientras el disertador movía los músculos de la cara con gesticulaciones precisas. Recordé la oscuridad en esquinas placenteras. Susurros a la distancia. Di el céntimo que pedía. Y dijimos loco no tanto. Asombro por el vuelo nuevamente. El péndulo. Arrancamos máscaras. Era el sueño, por supuesto. El había una vez suena distinto. La búsqueda de saber el final del cuento. En el sueño el barullo que difumina percepciones. Tema para rato. Recordar a Delfos con su oráculo preciso. Yo jugaba el tema. No hay opciones en la vida. Es el camino que nos toca. Y quemaban incienso los vecinos. Hablé de Edipo. La gitana en el asombro: matará a su p

¨Para Ingrid Bergman

Los gatos, Ingrid. Son felinos. Solo que el tiempo nos acomoda ahora. Te escribí apenas ayer como respuesta a tu carta. El tiempo ha pasado. Y te recuerdo bien. "Gatos, no". Fue tu respuesta. Y bien mientras rondabas los escenarios. Caminamos entre sombras. Las tardes oscurecían muy temprano en la tarde. Y nos gustaba platicar de eventos, rutas, poesía y libros en general. Las palabras eran nuestro refugio, garantía de tener nuestro espacio libre. Nada sabíamos de ambos. Yo tejía mis sueños en los sueños mismos. Y una tarde de diciembre, exacto quizá el 10, dibujaba animales. Y una amiga me miraba de soslayo. Y se acerca. Una película, dice, Veremos, te invito. Y era Casablanca. Nos fuimos a la parte oscura. Y con palomitas a bordo del barco y un refresco de cola miramos la película. Tan pronto te vi, supe, de los sueños verdaderos. No era propio todo destacar sobre la historia. Solo supe del amor en la pantalla. Belleza del renacimiento. Manos suaves para la caricia. Y todo

Le miro

Le miro. Carga sobre sí una hoja de parra. Imagino a Eva. Es de tarde. Había llovido todos estos días. Y el sol apareció, tenue, tímido. Se detiene un momento. Cruzan con ella y algo le dicen. Y renueva el momento. Y sigue con la carga. Lenta. En su ritmo. Segura de sí. La hoja verde aún. Cortada por manos juveniles. En ese momento del tiempo donde su función se corta de tajo. Y al paso la hormiga le vio. Y a la carga. Le miro. Es ya otro momento.  Una banca de parque. Es de tarde. Las hojas han caído. Secas, empujadas por el viento. El otoño se despide con la parsimonia de siempre. Discreto. Para dar bienvenida al invierno. En pocos días. Le miro. Ha roto la carta. Hoy precisamente este miércoles. Miraba de reojo las palabras. Acomodadas a mi izquierda. A la espera de ese momento en que uno escribe, y se saben necesarias. Pastel de limón. Un guiño recordado. La mirada sobre un discurso viejo sobre Juárez. Textos de estudiantes.  Las palabras al discurso, como la mirada de esperanza. L

Para Natalie Wood

Natalie. Estrella de verdad fulgurante. Sabías de ritos que nunca terminan. El oráculo te arrastró indubitable. “Su hija será famosa. Pero cuidado con las aguas turbias”. Dijo la gitana en esa avenida, río de prisas, cuando la tarde se escapaba. Y cabizbaja tu madre marcó como meta tu fama y salvarte a toda costa de ese designio. Luego fueron años de boomerang. En donde siempre pusiste tu mejor empeño. Memoria y dicción perfecta. Y una sonrisa particular como dato de identificación. La niña prodigio que a los tres años sube a las piernas del director de cine en una calle de suburbio en pleno rodaje. Canta lindo la niña. Madre. Firme aquí. Y allí estaba sembrada la ambición de madre. Como toda madre que mira en su hija el futuro que siempre soñó para sí misma. “No me esperes”, me dijiste en sueños. Estabas en la ruta señalada por el destino. Natalie bella. Olor de madera. Poética en tu canto. Esplendente y fulgurante. Permitidme esta retórica corta sobre tu belleza. Rebelde con ca

Para Marilyn Monroe

Yo hago la parte que me toca. Y todos hacemos la propia, Marilyn. Consentida y tan acompañada por tantos, mas en tu interior sola, inmensamente sola. En esa ruta del glamur a donde iba y venía tu templo que fue en síntesis tu cuerpo. Esa belleza sorprendente, en sus inicios,  sin ayuda del cosmético. Esa sensación de nube, de disponible el beso y la piel como imagen. Esa manera de enfrentar al mundo tan solo con el futuro polvo embellecido. En la jungla del asfalto, Marilyn, estaba tu cumbre y caída. Tu destino. Y allí te encaminaste, consciente. A diario compaginaste como Eva al desnudo, que es como realmente te querían las miradas. Y cruzaste cien mil veces la frontera de lo lícito, así como demostrarte lucidez en tu entrega a la lectura y a la literatura, que pocos de ti conocen. Eres bella porque eres de las pocas que pasaron en la vida sin tiempo. Yo te sueño y pido por ti mejores momentos quizá en otra vida. Para ti, aclaro. Las pantallas te muestran como eres. Y nunca habrá pant

Días de lluvia

Hoy también, la lluvia. Inmanente y refleja. Lenta. Como a la espera de un bautismo natural. Para adelantar la explicación del origen. Para unirla al polvo del origen. Donde estemos y donde estaremos. A pesar de aferrarnos con uñas a las grietas del tiempo. A pesar de las maromas en el espacio de los átomos. La lluvia se cuela entre paredes. Abre sus espacios. reconoce sus caminos forjados a través del tiempo. Ni bardas al viento. Ni diques al agua. Fluye generosa y radiante. Ya en calma refleja el cosmos y al tigre que se asoma. Porque su fórmula es la clave de la historia del tiempo. De martes el café. Y llueve. El gris es un manto general que anticipa la luz del sol. Y es motivo de fiesta. Un café con pan, mientras tanto. Y seguir con Debussy y Rachmaninov. Un vecino grita festivo bajo la lluvia: cámbiale. ¡Y pon noches de cumbia, coño! Llueve y cumbia. Mas las sonrisas y palabras de amistad.

Para Dolores del Río

En fin que desvarío, Dolores del Río, por escribirte a tantos años. La vida es un vuelco en todas partes. y entre el polvo reconozco tu belleza. Tan natural que era, como del cine fuiste. Y te impusiste en aquel lado de la frontera. Donde estés ahora, es algo que importa, pues recorro carteleras para encontrarte en un cine. Y a veces en cines viejos quedan carteles de antaño, y encuentro uno, y al verte me hacen daño, de saberte lejana y ufana, en ese limbo alcanzado al irte. Aquí se te sigue queriendo, con el aplauso permanente. Como en ave del Paraíso. O como Estrella de fuego. O volando hacia Río. En todas partes te miro, aunque jamás estés presente. El rostro no fue nunca tuyo. Pero bien hiciste tu parte, en el cine de arte. Por eso siempre te admiro. Y te platico que anduve en Durango. Donde de ti están orgullosos. Pero mira bien, Dolores, no me causes más tu nombre, que por ahora río. Y me estremezco al pensarte. Sueño al recordarte. Que si alguna vez te miro. Exhalaré un suspiro

Para Greta Garbo

Greta:¿ y si la tarde no se hubiera ido? Esa en la que entrecerraste los ojos para el recuerdo. Había una lluvia tenue. Que el guionista pudo cambiar a tarde de sol. Mas entrecerraste los ojos. Y miré tus destellos hacia el recuerdo. La manzana. La melancolía. El gato negro que había estado fuera de tu última casa. La distancia es efímera. El tiempo es reduccionista. Nuestras almas tienen la misma edad. La belleza tuya sigue siendo admirada. Y ni tus luces se apagan. La memoria tiene nítidos tus recuerdos. Tu manera elegante de vestirte. Tu mirada que llena todo. Tu sonrisa y el tono de tus palabras. Greta. El tiempo no importa. Le seamos indiferentes. La vida es tus películas. El escenario. El foro. Ahora entiendo que no rías como de niña. No reír es parte del secreto de tu triunfo. Impasible rostro. La sonrisa cuesta monedas, te dijeron. Y el reloj de pulso es parte del tesoro en finiquito. Estocolmo,iSuecia. Estados Unidos. A pagos concretos el costo de la retina. Pigmentación inc

Me pongo a leer

Me pongo a leer y saltan mariposas y moscas. La vida es el filo de un hacha ensombrecida. Aparecen luces de luciérnaga entre la noche y suspiros. La vida es un vestido de fiesta La roca se hace polvo y el agua vida, mientras leo. Los canarios pasan por el frente de la casa Leo y  sirenas de mar y bar cantan para ver si las monedas aparecen. Una gitana observa Marineros de agua dulce y salada. El rubor es una marca sentenciada. Monopolios de la guerra Me pongo a leer. Abecedario con notas musicales. Crucigramas. Y gatos negros presentes en la noche Leo historias de animales fantásticos. Descripción de la primera rueda. Sexo dentado en la caverna Luces de París y Nueva York. Banderas nacionales. Fronteras de la orden de cruz y cardo. Piezas móviles. Como de ajedrez artesanal. Los movimientos. La música de este anden es el distintivo Puerto de tierra. Aguas abisales. Donde peces franquean la muerte a destellos y centelleadas. No hay más luz que la propia. Y los abismos apenas so

El arma más poderosa: El libro

Una condición para el cumplimiento de la obligatoriedad de la educación básica, es que el Estado mexicano garantice la gratuidad tanto de la escuela pública, como de los libros de texto. Lo seguirán siendo, sin duda alguna. Hay muchas razones. Tanto históricas, como de lógica elemental. Reflexionemos al respecto. Cuando se argumenta sobre el proceso educativo uno de los temas más importantes y crucial, es el libro. Precisamente es en ese objeto apreciado donde se concentra el pensamiento humano: las ideas, los conocimientos, las reflexiones, la visión de futuro, los análisis, el recuento de todo. Sin los libros nada somos. O poco somos. Así de grave. Así de importante. La civilización, a como la conocemos, le debe su origen al libro. Lo cual lo aprendimos en uno de ellos. Habremos de hacer recordar que la frontera divisoria entre prehistoria e historia tiene que ver precisamente con el invento de la lengua escrita. Los libros considerados como sagrados, son de los libros más amados. So

Ni (Imitando a De la Baquera)

Ni la lluvia en el verano, ni el frio cruel de invierno. Los chismes ni calumnias. La soledad que avanza. Ni el olvido ni las tranzas. Ni las cartas no enviadas. Ni la ruta equivocada. Ni los cientos mil de errores. Ni las canciones de duelo. Ni los libros extraviados. Ni los versos olvidados. Menos la contradicción. Bien recuerdo las palabras. De promesas no cumplidas. Los desvelos y las iras. Y el himno de canción. Las platos rotos y las cuitas. Las envidias y las risas. Y uno que otro carbón. Ni los viejos cuentos de hadas. Ni las palabras guardadas. Menos la conspiración. Si todo tiene su tiempo. Son mas bellos los momentos.  Aún hay tiempo, corazón. Ni que conste en adelante.  Las ofensas anteriores. Ni los versos posteriores. Causa de la indignación. Ni la gloria ni el olvido. Solamente lo perdido. Ha quedado sin efecto la tensión. Hemos caminado juntos en momentos tan distintos. Hemos alcanzado triunfos. Las derrotas ni se digan. Han sido crueles las caídas. Y nunca hubo resign

La lluvia sigue

La lluvia sigue. Y con ella la nostalgia por los rayos del sol. Tengamos a la mano la colcha y el café. las galletitas y el libro. Repensemos los días. La vida misma. El agua. La siembra. Y ese rabo de nube del que habla Silvio. Y las condecoraciones de miradas en la solapa. La lluvia sigue. Y la música de fondo entre los varios versos. Esos que conducen por las estaciones del tiempo y del tren. Para enderezar la parte central de nuestra película personal. Los guiones escritos en lo alto. Y precisamente la palabra no dicha decirla, sin el orgullo o prejuicio. Y la que dijimos guardarla, como regresar la flor al tallo. Esto es preciso. Para ello las palabras justas en el momento justo. Dicte el juez la reparación del año. La lluvia de domingo no es la misma a la de ayer. Ni será la misma de aquí al jueves. Ni, canción romántica en la ruta de la roca.

Ya habrá tiempo

Ya habrá tiempo para continuar las alabanzas, las odas, los rezos. Para construir las rotondas de los hombres libres, de los justos. La vida nos pone un solo camino. Aunque parezca que podemos escoger entre dos o tres rutas. Ya habrá tiempo para derrumbar los muros. Para destruir la indiferencia. La de las malas notas. La de las malas noches. Tiempo para construir caminos. Tiempo para el ocio productivo. Sonarán en ese tiempo los clarines. Los tiros de salva para desencadenar nuevas luces. Habrá tiempo para soltar las naves. Para jugar las cartas. Tiempo para las reconsideraciones de las revoluciones sin municiones. Sostengo esta rima, dicha por una niña de diez años. Tiempo para las palabras de agua y nieve. Blanquecinas. Amorosas. Afectivas. Habrá tiempo para estrechar las manos. Tiempo para el buenos días. Para compartir comidas. Y elevar los globos. Un jugo de naranja. Huevos para el desayuno. Ya habrá tiempo de compartir los manjares de la alegría. Mientras tanto en la trinchera d

De alguna manera

De alguna manera es la esperanza. Esta manera de saber que todo es posible. Que arrecifes quedan polvo también. El diamante se forja para su brillo, a pesar de la dureza. Las doce y cuido la calabaza para el buen almuerzo. La giganta es la garza más grande de esta parte del cielo. Y ella sabe de sus limitaciones. La esperanza de saber que volvemos de cenizas porque ese polvo del fuego somos nosotros mismos. La garza ha volado. A pesar del vano afán de las sílabas repetidas. En este vano afán de las huellas. Nuestro paso de la muerte con parte de la vida, hemos recorrido trechos en el juego de cartas llamado solitario. Y hemos ganado sin hacernos trampa. Reconocemos haberes y deudas. En esta críptica manera de vencernos. Por eso ahora, la vida sigue en su perseverancia, como ayer y mañana. Lavado el rostro con esta lluvia de sábado. Persistente lluvia. Decoro el día con palabras de diciembre. Con el tiempo encima de nosotros. Con las acometidas de quienes hacen alforja de las malas noti

Y si el azar de nuevo

Y si el azar de nuevo se revela. Hay revuelo. Y busca la manera de los caminos. Un cruce de veredas. Conjunción. De este lado y del otro, la frontera de los versos. Si la tarde evoca humedades con la lluvia. Otras humedades. Y nuevamente en el tiempo. Las fuerzas centrífugas o centrípetas, se balancean en el columpio del destino. Y si la enredadera en la pared se fija. Y los ojos vuelven la mirada. Si el pensamiento sigue en su ruta del recuerdo. del ayer como del mañana. Lluvia sobre mi cabeza. Y una manzana verde junto a una roja. Y si las horas definen los nuevos tiempos, no el reloj. Hojeo ese mismo libro de pamplinas. Y el recuerdo se encima a otro recuerdo. Donde saltan chispas por las suaves dunas. Ondulaciones de luz interior. Reverberaciones del pensamiento. Recuento de las palabras dichas. Precisas para el momento preciso. Y si el azar o no. La sonrisa de la muerte. La seguridad del azar, con cita de andén.

Esta mañana

Continúa la lluvia. Esta mañana de humedad abre sus brazos para la dicha. Así como va. La humedad para recordar otras lluvias permanentes. Era por meses, imparable. Hasta que soleaba, al fin. Los recuerdos permanecen. Y estábamos sorprendidos de la tanta humedad. Y poco a poco los luceros volvían a brillar. Y las luciérnagas en su fiesta. Por ahora llueve. Tiempo de estar acurrucado. Y con el libro alado. por sobre todas las cosas, al lado de uno mismo. Para recrear las palabras con café. Mojar las palabras en la taza del café. Y la miel en los labios. El origen de todo es el agua. Mas la imperdible manzana. Toda la filosofía sobre el origen. Interpretaciones al margen. Y la manzana.

Cuando la tarde así

Cuando la tarde así. Frío y gris. Lluvia ligera. Acude al recuerdo presuroso la nostalgia de lo que fue. Sueño tenue, flor de laurel. Las diversas tardes de invierno con hielo o nieve. Frío en huesos y piel. Eran otros años. Café y pan. Y las palabras por el porvenir. Imaginar otras rutas en el futuro lejano que ya está aquí. Un libro. Cuando la tarde así, canciones de otras épocas. Soñamos miel. Pan. Papel. Leche tibia. Y los abrazos repartidos como vino espumoso de fiesta. Jueves. Fogata mientras la calabaza vuelve a lo que es. Asterisco en la vida. Un abrigo verde militar. Bufanda gris. Y en la radio las noticias del canal. Vuelve la paz. Otra generación. Vamos andando aún. Hemos recorrido desde entonces caminos de polvo y limo. Amurallados corazones. La cruz de hablar solo. Espejo. Las tardes del otoño se despiden. Con la hojas secas. Comunes. Fotografía. Tarde de frío y gris.

Insiste

Insiste. Me conminan imperativos. E insisto. La vida misma es una manera de insistir. No claudicar. A pesar de los avatares. Del incienso que se quema. De las tantas tardes a la espera. De los días y noches perdidos. De la sonrisa luminosa y las palabras. Resuena en mí el insiste. Como un trueno. Como el rayo lanzado para definir las nuevas situaciones. Los sueños siguen en su ruta. El agua. Los elementos mayores que me integran. Las palabras seda y tibias, lo mismo las piedras que se utilizan para el modelaje. E insisto. Respiro como modo de suspirar.

Hemos recorrido tiempo

Hemos recorrido tiempo. Nuestro paso ha sido en límites de instantes. Fragorosas batallas de los encuentros de nosotros mismos ante el espejo. Hemos navegado tiempo y precisos nos encontramos ante un ojo de agua para la sed. Y mirarnos nuevamente. El tiempo nos ha forjado en cicatrices. Las flechas certeras del amor y odio. La indiferencia es otra cosa muy distinta. Recorrimos segundos que ya no estaban y los lugares fueron sueños. Hubo de todo lo conocido. Las vías del tren nos indicaron rutas sin otro señalamiento. Ni oro como destino. Ni palabras que no se correspondieran entre ellas mismas. Monedas a cambio. Tarjetas de crédito. Fueron algo así como palabras comunes. Mas deudas. Contratos de pago por evento. En el tiempo recorrido se habla de lugares que ya no existen. Miradas que no lo fueron. Versos que simularon besos. Me hablaban de Ernesto Cardenal. Y los epigramas que fueron engaños certeros. La flecha fue siempre la misma. Con mensaje descifrado. ¿Sirve para enamorar la poes

¿Quién canta a lo lejos?

Alguien de acento claro y divino argumenta a lo lejos. Hay una fronda de verde encanto. Una isla. Un viento suave se extiende. Y una cantarina voz. Amanece miércoles y el sueño mortal desnuda la realidad. El tiempo al parecer se detiene. Alguien es sirena de mirada en incógnita. Pájaro de vuelo certero entre nubes. Y son exactas notas conocidas. El orden en el caos tiene su encanto. Las risas aterrizan o se elevan de plano dependiendo del eco o la respuesta. Cantar es un alegre sueño. Cantar es anunciar que se le encuentra sentido a la vida. Los sonidos son  flechas precisas al oído. Contar es algo muy distinto. En el cuento insertamos flecha, trayectoria y destino. Todo cantante es un flautista de Hamelin. Y todo poeta es el gran fingidor de realidades. Oro en lenguaje para otras distintas realidades. Yo sueño que he soñado la vida. Tan solo eso. Valientes son los que cantan.

Diciembre

Habíamos tejido realidades distintas en un solo formato. Y nos llegó diciembre como por arte de magia cíclica. Y fuimos por once meses testigos de nuestros propios desencantos. Y fuimos urdiendo una estrategia para la alegría. Unimos hechos y recuerdos de distintos momentos. Y fue entonces que tomamos la tarde libre para mirar de frente al sol en retirada. Vimos caer las hojas. Y el libro en el mismo lugar. Las cartas en el nombre de las palabras. Un ritmo suave con notas como víspera de navidad. Señuelo para el pez. Orden del juez que dictamina sobre leyes. Contratos y condiciones generales. Llegó diciembre. y pasamos lista de presente. Porque todos son buenos reflejados en el espejo. Y las sombras alucinan con el tono gris de moda. Hechos concretos. Bailemos otro vals de la vida en este diciembre prometedor.

Quiero escribir tu nombre

Quiero escribir tu nombre, un nombre, cualquier nombre. No sé quién eres, quién fuiste. Quiero escribir mi nombre. Y dudo. No lo tengo. No lo necesito. Soy este o aquel. No importa. Los nombres son datos ficticios. Señales escritas de quienes no somos. Y desfilan ante mí imágenes oscuras de otros rostros. Cicatrices del alma. Y nada importa el nombre, quienes fueron, lo que hicieron, la huella que dejaron. Rostros jóvenes eternos dentro de lo efímero. Caudal de agua río abajo hasta el firmamento. He vuelto a jurar por nombres. Leo a esos autores latinos o griegos que bien tienen poemas con nombre propio, Para dibujar una imagen con nombre. Miss La Nada. Ya me voy mientras vengo. He recorrido  ferrocarriles nacionales. Cámaras de gas. Cárceles que no detienen el pensar. Y las serenas salen del calabozo o caverna que simbólicamente es lo mismo. Quiero escribir tu nombre. Y la difumación de imágenes permanece.  Adiós noviembre. Sigue melancólico por la humedad. Lluvia y permanezco.

El arma más poderosa

Los tiempos actuales son tiempos de paz y guerra. Los noticieros dan cuenta de ello. Según la historia, así ha sido. A veces son conflictos regionales o mundiales. Y otras veces han sido conflictos internos, guerras entre civiles. Desde la escuela primaria se nos enseñó la historia mundial y del país, como crónica de enfrentamientos, guerras y catástrofes. Esas guerras fueron y son promovidas por los grandes grupos económicos internacionales en la lucha por obtener más ganancias en todos los órdenes de mercancías. Por imponer rutas del comercio. Por derrocar e imponer gobiernos a sus intereses. Por acaparar mercados. Ejemplo las dos guerras del opio entre China e Inglaterra. La Primera duró entre 1839 y 1842 . La Segunda, ] estalló en 1856 y duró hasta 1860 . Sus causas: intereses comerciales por el contrabando británico de opio desde la India hacia China . Hubo guerra de las especies en distintos momentos, y entre varios países. La hubo y hay por el petróleo. La habrá por e

Entonces, quién

Entonces. Palabras al tiempo. Pensamiento diluido y sofocante. Cardenal al vuelo. Hoja seca arrastrada por el viento. Quién.  Conjunto de textos. Una sonrisa. Una lágrima. Sal y amoniaco. Azufre. En este peregrinar al paso de reina. En este peregrinar de peones y alfiles. Estrategias del Dios en las alturas para remover angustias, pesares y vanidades. Quién. Mosca sin ruta ni sustento. Un león sabe de su presa con el hambre. Y mata solo por ese instinto del comer. En el cine la victoria alada. En el agua el despegue del origen. El famoso pez pescado. Y en menoscabo de la rutina, la canción. El ojo que parpadea para defenderse de la flecha o del alfiler que busca pincharle. Quien. Puerco espín sin sonata. Un proyecto sin plan. Una hormiga que intenta cantar. Un grillo de canto monótono que quiere ahorrar. Un animal disfrazado que brinca alborozado porque atesora gen de la especie. Y se multiplica sin saberlo. Un conjunto de máscaras. Un aldeano en el pozo. Que escribe datos. Señales. Un

Este domingo intransferible

Este domingo. Rachmaninov al alba. Y en el paso de las horas un piano no ceja. Un orden de notas que transportan al campo. Al ajetreo del viento contra los árboles. A gritar hacia los cuatro puntos cardinales que hay vida. Que el glamour es vida. La sonrisa es vida. Y que todo movimiento es vida. Que no hay más maravilloso que la vida misma en cada segundo del tiempo que nos corresponde. Que hagas lo que hagas se escapa el nuestro tiempo. Que la música es tiempo amoroso. Este domingo la savia. Y los recuerdos se acomodan a un pasado remoto ya sin tiempo. Y vamos creando los nuevos recuerdos con la vida del hoy, del presente. Y el porvenir nos traerá nuevos motivos, nuevos momentos para amar la vida, esta, única e intransferible.

Para un domingo

Para un domingo guardo mis ansias. Tesoro del tiempo, poema de lo insumiso, alegría de los sabores y colores, aniquilador del tedio, de lo fútil, de lo vacío. El tiempo del domingo es un espacio bombacho con aire ligero. Para alborozar con luz y cantos, aún en el silencio. En mi recorrido miro parques e iglesias. Calles con menos tráfico. Danzantes del día. Desvelados del sábado. Entro a mercados. Me extasío en los colores de las frutas. En el trabajo de cocina en las fondas. En la renta de revistas del pasado. En la sonrisa de las cortadoras de cabello. En la tranquilidad de quienes arreglan relojes con vidrio para mirada macro. El domingo es solaz para admirar la maravilla de la vida. Aún en las limitaciones. Canto a mí mismo, libro de Whitman, en libros viejos. Fórmulas para elaborar filtros de amor, Paella para mí y todos. Verdura y fruta fresca. Aire de domingo. Barredor de tristezas, en disco Silvio. Para un domingo, las palabras cargadas de esperanza. La vida va. Discreta y jubi

Habitamos tiempo

Habitamos en un instante todos los tiempos. Alborozada luz. Espejos donde la sombra se refleja. Las palabras viajeras en plena madurez rumbo al estanque. Peces de colores. Y esta dicha me nombra sin embargo. Todo tiempo somos apenas un vislumbre, parte del proyecto. Paréntesis que se abre y cierra en los momentos oportunos, necesarios. Especie de brochazo en el lienzo. Espacio fugaz de fugaz papel en la obra de teatro. Utilería cierta para los momentos en que el guionista lo decide. Habitamos todos los tiempos. Todos los libros. Todas las sonrisas. Y las lágrimas. Recuerdo el mar. La inmensidad de la mirada en el azul y las olas. El origen en cierto punto perdido en el registro de la crónica de vida. Somos la utilería que nos acercamos. Y baja el telón, a veces con aplausos. Mientras, sordos, dejamos de escuchar consejo del viento. Hasta que el polvo nos define. Habitamos tan solo un instante. Cantemos la nota, reverberante y reiterativa. Nuestras palabras.

Ayer

Ayer la distancia en el tiempo. Los sabores salobres y dulces. Las grietas del alma y la piel. Y la reconstrucción interna paciente, alegre o dolorosa. Los cimientos con certidumbres. Ayer, el tiempo ido, la vida, los amigos en el piano mar. El amor con  rictus de fastidio y olvido. Todo ha quedado como humo sin señales. Un tráfico absorto en el silencio de las imágenes. Como películas antiguas. Sin colores saturados. Solo movimientos con música de acompañamiento. Las fresas con helado juveniles. Los pájaros que huyeron a Portugal con uniforme de escuela. Pájaro y pantalón campana. Los malabaristas con naranjas. Y libros de viejo releídos. Ayer la vida misma, el brote nuevo de las hojas en el tronco viejo. El agua perenne en nube, agua, vapor, saliva y así  por el tiempo presente. Ayer las máscaras adheridas. Los recuerdos, polvo. Un café, caliente, las palabras. Y esa moneda sin valor a cambio, la mirada. Ayer, somos los otros porvenir.

Mañana

Mañana solo el recuerdo. Espirales de asuntos reflexivos, para el orden nuevo. las condiciones socioeconómicas, etcétera. Mañana solo la poesía en su vertiente de despedidas, la última estación, mas el etcétera de siempre donde todo cabe, paciéndolo y acomodar. Vestigios de lo que se puedo mas los sueños rotos y cumplidos. Anhelos dejados a la orilla del camino. Y la fricción de caverna recordada como huella indeleble de las pinturas rupestres. Mañana el futuro presentado como debacle. Ida. Humus frenético recordado. Mañana las palabras buscadas con el motivo de saber lo que significaban. Y sauce llorón, seco ya. Y en el camino recoger algunas piedras. Frutos. Reconocer las espinas. Ventilar deudas pendientes por eso de las cicatrices. Hará mañana bien el té del recuerdo. Y el té de las palabras asentadas. Aún con sueño de más futuro por eso de las generaciones presentes ya. las flores socorridas. las flores secas. Y el humor de la sonrisa permanente. mañana, polvo en algarabía. De los