Aquella vez
Aquella vez, azul. Con la mirada fija a veces, y luego lanzada en el recuerdo. También en el porvenir. Sobre no saber exactamente lo que es y será. Ya en camino a otro derrotero. Y la mano solidaria. En la caricia. Nos volveremos a ver en las canciones, dijo. Mi madre sabía lo que hacía en cada instante. Su azul era un matiz de cielo. Su mirada era de una tristeza no personal, de una tristeza por la vida misma. Aquella vez era el adiós. La fugacidad del tiempo se hizo más que presente. El adiós se va escribiendo a diario, explicó. Y su sonrisa de sándalo era una alegoría de su vida. Azul la mañana es azul. Oigo en la radio. Y mi madre se fue discreta una noche de diciembre.
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