Cantemos viajes
Cantemos viajes. Tenemos el reto de la vida. El transitar por parajes desconocidos. Cantemos mientras haya memoria del pasado y vislumbremos parajes del futuro. El meridiano hacia el norte. La sombra augusta de la planta del cacao. Los sabores de la vida y la sal adherida a la piel grabada en los sueños. Viajemos sueños. Exploradores de la nada, del todo, de lo probable. Lo posible. Moviéndonos o desde las palabras recorramos Atenas, Oh Diógernes. Catulo, la Roma callejera, de las musas bajo el farol en las esquinas. Viajemos rostros imperturbables al tiempo. Poemas en hojas amarillentas de libros como canto de los siglos. Discos de vinilo, huella de la soledad y el hastío. Calles llenas de plásticos. Corazones donde habitan los sueños con visiones de futuro. Instalados en la nada, el espectáculo de lo obvio, los lugares comunes, las repeticiones de palabras monosilábicas. El viaje es otra cosa. Transitar vida, sorber savia. Reír a carcajadas. Referir que soledad es lo mismo que enjambre de abejas. Ah, las palabras, Vallejo, historias de un lugar lejano llamado París.
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