Gracias por el café
Gracias por el café. Y las galletas. Viene bien en estos momentos de continuar el día. Con todo y sus barreras para el cruce. Los recuerdos. Los tantos recuerdos que galopan y se agolpan. Y que además acarician el alma o reabren cicatrices. En esa nostalgia que se nos ha dado con base en la memoria. Viene bien. Se agradece el café. Sobre todo en estos días de Pascua. Por la mañana vi un cometa por los aires, colorido. Era mi imaginación con el cometa como arcoiris en lo alto. Moviéndose de un lado para otro llevado por el brioso viento. Recordaba yo otros tiempos. Los cometas de la infancia. El alto vuelo. Mas los avioncitos o barcos de papel que construíamos como señal de querer poner velas para el viento y navegar por la vida. El aire de frente y la luz en la mirada ante lo nuevo. Gracias por el café que me sirven. Salgo a navegar al día. Un hombre en la calle vende cometas coloridas. De las mismas que yo imaginé muy de mañanita surcar los aires, sostenida por manos infantiles.
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