Semana Santa en restricción.
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Es la segunda semana que la pasamos en restricción preventiva. No es fácil. Dice una amiga: ya me estoy enfermando del encierro. Y tiene razón. Algunos otros piensan distinto y les vale. Si bien en Tabasco hay orden oficial de cierre de playas, algunos de broma o en serio dicen que se irán a pasear a Ciudad del Carmen o a Isla Aguada. O hacia el Norte (yo estoy en Villahermosa, Tabasco) a las playas del estado de Veracruz, que Campeche y Veracruz están en color verde en el semáforo epidemiológico. Lo raro que nos parece es que casi todo el litoral del Golfo de México quedó en ese color, a excepción de Tabasco. Fatal los contagios y peor las muertes por la pandemia.
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Mi nostalgia no se detiene. Anda la memoria de un lado a otro en los recuerdos. Y adrede me meto en ellos como ejercicio preventivo contra el Alzheimer. Para las Semanas Santas de la infancia recuerdo que mi mamá preparaba sabrosa capirotada y tortas de camarón. Delicia de delicias, ambas comidas. La primera un suculento postre. La segunda, acompañada con arroz, nos deleitaba siempre para un "quiero más", para lo cual mi madre ya estaba preparada, y nos servía otra tortita, y al final le dábamos con fruición a la capirotada. Yo no sé cómo, pero mi madre se las arreglaba para que hubiera esas dos cosas de cocina. El yo no sé cómo, me refiero al dinero, porque le ponía de todo lo que lleva, y ahora que voy hacer capirotada me doy cuenta que no son baratos los ingredientes.
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Mis amigas Patricia Olivas y Nery Marivel Cañas me sorprendieron en un mi cumpleaños (hace cuatro o cinco). Me invitaron a comer en el restaurant La Finca, de Antonio Medina Reynés (qepd 2020), rumbo al aeropuerto. Es un restaurant muy bello, a la orilla de un río, y con un muy amplio estacionamiento. Me invitaron.Y ya lo habían platicado con el amigo Toño. Al finalizar de comer una mojarra no recuerdo si frita o asada y camarones, me sirvieron una rica capirotada, preparada especialmente por mi cumpleaños.
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Me comentan que en un convivio, creo que de la noche mexicana, coincidieron que Toño llevó de "traje" capirotada, y ellas le comentaron de mi gusto por los postres y específicamente por la capirotada, y allí se pusieron acuerdo para que en mi cumpleaños, y en el restaurant de Toño, él la tuviera. Y vaya, que la tuvo, y yo quería más, pero no dije nada, por pena.
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Ahora voy hacer. Hace días fui a un supermercados entre los panes tenían bolsas de rodajas de pan, que al verlos me dije: este me puede servir para hacer capirotada. Y compré cuatro bolsas. Y ya ando buscando recetas. Y ya tengo los demás ingredientes: pasas, nuez, canela, piloncillo y queso. Hoy es el día. Y seguro que este fin de semana hago de nuevo, incluyendo las tortitas de camarón, que en esos años en Matamoros vendían sobrecitos de polvo de camarón (incluido seguro la "cáscara"), pero acá puedo comprar camarón seco y molerlo, aunque de seguro que no va a ser lo mismo, pero solo por alimentar lanostalgia de mi niñez. Y como dicen: éramos felices y no lo sabíamos.
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El caso es que estamos en Semana Santa, estamos en arraigo domiciliario, pero siempre al buen tiempo buena cara. No quiera uno ser de los miles que se van a contagiar, y ojalá no fallezca nadie de los que se van a las playas, no lo deseamos, nadie. Pero es casi inevitable. Siguiendo las noticias que nos vienen de Europa ( como al inicio del 2020), no son nada gratas las que se refieren a la tercera ola de contagios COVID.
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A mí me gusta ver la representación del Vía Crucis. He visto la de Tamulté de las Barrancas, acá en Tabasco. Y una vez que fui a San Cristóbal de las Casas por estos días, hace unos ocho años, salí a caminar, y para mi sorpresa y gusto, coincidí en hora y calles, con la procesión del Vía Crucis. preparado andaba yo con mi cámara, y me di gusto registrando ls caídas, los chicotazos, la crucifixión y el llanto de María y la Magdalena. Y digo me di gusto porque fue una agradable sorpresa esa coincidencia. Y en San Cristóbal, capital del turismo inteligente.
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¿A dónde ir estos días que seguimos bajo resguardo domiciliario (y no exagero)? pues a los libros, al recuerdo, a los sueños y a la cocina para preparar la capirotada como un ejercicio de la memoria, y como homenaje permanente a mi señora madre.
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