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Es común que cuando asamos carne o pejelagartos, a los pocos minutos empiezan a rondar algunas moscas y si no hacemos nada al rato son decenas de ellas. Al principio solo las abanicamos. Pero cuando son muchas nos apanicamos y no sabemos que hacer. Y siempre salen algunas recetas de los asistentes en el que dicen si colgamos una bolsa de agua cerca de un foco, dicen que, y así aprendemos algunos trucos, para la próxima, mientras tanto recordamos el poema de Antonio Machado cantado por Serrat que precisamente le dedica el poema Las moscas.
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Y es allí donde expreso algo que escuché en alguna parte, por eso digo que las lecturas nos ayudan, que si algo fue creado inútilmente por Dios, esas son las moscas, los mosquitos, el comején y el chaquiste. Por supuesto que lo digo de broma, e imagino sin estar seguro, que forman parte de la cadena alimenticia, donde el más grande se come al más pequeño y el fuerte al débil, y así por el estilo. Pero reitero: no estoy seguro.
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Una vez me regalaron una arpilla (costal) de ostión. Sí, en su concha. Y puse el asador, para que fueran como al tapesco, y así sintiendo el calor de las brasas, es más fácil abrirlos y degustarlos con un poco de limón y picante. Nos dimos una buena comelitona. El caso es que por alguna razón dejamos el espacio diez minutos libres y cuando regresamos ya estaban cientos de moscas alrededor del costal . Y a buscar los matamoscas y así anduvimos buen rato, pero se aparecían otras en refuerzo, total que lo que hicimos fue tirar lo que quedaba en la arpilla a la basura, lavar el espacio y solamente así pudieron desaparecer.
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Recuerdo hace años, unos 20, cuando las revistas de la moda y glamour, en las que muestran en fotos mujeres delgadas y guapas portando ropa divina, y con anuncios en la revista de ropa interior femenina y perfumes, se les ocurrió la idea a los publicistas y químicos, dejar un espacio para rascar y apareciera el olor del perfume anunciado. Así me encontraba tiradas algunas revistas y buscaba yo la publicidad de los perfumes para rascar y sentir el agradable olor del perfume caro. Lo bueno que no pasaron con esa estrategia a las revistas para adultos.
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Y apenas hace dos años leí que las impresoras en 3d podían hacer aparecer partes de muñeca, piezas dentales o de carro, tan solo dando click en el botón de la impresora, aunque imagino que previo pago. Y en España hay librerías que compras un libro y te lo imprimen al instante (bueno, digamos en cinco minutos). Y que podrán imprimir flores con olor a su perfume natural. Y esto es ya demasiado para mi decimonónica imaginación. Entonces se me ocurrió pensar que todo está tan avanzado que el olor de la carne asada es la invitación química a las moscas de que serán bienvenidas al festín de fin de semana familiar. Y allí andan.
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En Tabasco los mosquitos tienen su horario de aparición, y es entre 6 y 7 de la noche. A esa hora nos escondemos entre paredes, o si ya estamos muy alegres y los sentimos poco, entonces encendemos el cartón de las rejas de huevo o conchas de coco que sueltan un fino humo que aleja a los mosquitos y nos entretiene reacomodando dichos generadores de humo o cambiándolos de acuerdo a la orientación del viento.
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Hay cosas inútiles que tenemos en la casa. Y debemos deshacernos de ellas. La ropa que nos gusta pero está ya a una y (en ruta) a dos tallas de distancia. Y la seguimos guardando con la esperanza inútil de volver a ese peso del año pasado. Y pues no. Y así muchas cosas más por el estilo que vamos guardando para ver si las utilizamos alguna vez en la vida. Y más si nos traen recuerdos de familia. Tengo una bicicleta que no uso, una máquina de escribir como de museo. A la bicicleta de vez en cuando le reparo sus llantas, la aceito y ando con ella dos días o tres. Y luego queda sin uso todo el año. Y con la máquina de escribir a veces la utilizo para posar de escritor (me da pena decirlo, pero sí). En fin.
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Pero volviendo a las moscas, decía que Antonio Machado, poeta español, escribió su poema Las moscas. Yo la conocí musicalizada por Joan Manuel Serrat hace como 40 años. Me llamó la atención cómo el poeta puede utilizar un asunto al parecer trivial, una cosa al parecer inútil (me estás oyendo Paquita) para elaborar una obra bella. Dice algo así: "
"Moscas vulgares,/ que de puro familiares/ no tendréis digno cantor:/ yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado,/ sobre el librote cerrado,/ sobre la carta de amor,/ sobre los párpados yertos/de los muertos.
Inevitables golosas,/ que ni labráis como abejas,/ ni brilláis cual mariposas;/ pequeñitas, revoltosas,/ vosotras, amigas viejas,/ me evocáis todas las cosas".
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Y el genio Augusto Monterroso escribió entre otros el libro Movimiento perpetuo, en el que en cada uno de sus textos, reflexiones, anécdotas, etc, intercala citas con el tema de las moscas. He aquí ejemplos:
"Linneo ha podido decir que tres moscas consumen un cadáver tan aprisa como un león.
Henry Barbuse, El infierno".
"Tanta fuerza tiene la mosca al picar que rasga no solamente la piel del hombre sino aun la del caballo y la del buey; y aun al elefante le causa dolor cuando se le introduce en las arrugas, y con su trompita, según la posibilidad de su tamaño, lo hiere. Luciano, Elogio de la mosca"
"Qué se propone uno con la filosofía? Enseñar a la mosca a salir del frasco. Lydwing Wittgenstein, investigaciones filosóficas".
"...La humanidad es como un gran árbol lleno de moscas que zumban irritadas bajo un cielo tempestuoso y, en medio de este zumbido de odio, no puede oírse la voz profunda y divina del universo. Jean Jaurès, Sobre Dios"
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Por cierto me sorprendió y me gustó que Paquita La del barrio grabara en dueto con Serrat la canción No hago otra cosa que pensar en tí. Viene en la antología desordenada del 2014: "y ese haragán (inútil) echado en el sillón, con tantas telarañas en el pecho, dizque esperando le llegue la inspiración para cubrirme de versos..."
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