Demonios
1
Ayer escribí sobre ángeles (personas que en momentos difíciles han estado allí con nosotros, para sacarnos del problema) y antier sobre las almas en general y específicamente sobre las almas viejas (las que vienen a la vida en comisión por cinco o seis veces, y en cada nueva reencarnación, contribuyen al desarrollo del individuo humano cada vez desde edad más temprana, como esos pianistas que desde los tres años interpretan a Bach, Chopin, Bethoven, etc). Hoy elucubraré imaginariamente sobre los demonios.
2
Por demonio anticipo que no refiero al personaje mítico de cuernos con pezuñas de puerco y vaca, todo colorado, así como el que pintan en los memes que le sugiere al oído al presidente AMLO que haga algo que seguramente va a trastornar y volver locos a sus opositores. No. Me refiero a personas comunes, que pululan por todos lados, pero haciendo daño a los grupos de trabajo, a los vecinos y hasta desacomodando las buenas relaciones en las familias.
3
Cuando van manejando todo les parece mal. Y van profiriendo maldiciones para todos con los que se cruzan en el camino. Si cruza la calle el niño, le recuerdan a la mamá, por descuidada, si es un taxista quien se le mal cruza, la lengua le hace decir improperios contra todo el gremio, y que debieran quitarles las concesiones; si el semáforo le toca en rojo, aducen que están mal sincronizados, si alguien delante de él no usa señales deduces, misóginos dicen que ha de ser mujer, y si no lo es, dicen: pero maneja como mujer. Van transformados en rojos por el coraje. Su lengua para ese momento es color morada. Y quisieran que sus ojos fueran rayos láser, para fulminar a todos los demás que conducen autos.
4
Pero los demonios los hay en todas partes. En nuestra área de vecindad, es el que no se suma a lo colectivo. El que no sale a reuniones. Es el que todo le parece mal. Es el que enjuicia con el dedo flamígero todo actuar de los otros, y quisiera que todos pensaran como él. El que pone su música a todo volumen, y estos altos decibelios llegan hasta tres cuadras después a la redonda. Simulan zumba, pero no lo es, es catarsis. Pero si le bajaran al volumen no son demonios.
5
En las oficinas de gobierno están en todos los niveles. Es el chismoso, el calumniador, el macho, el correveidile, el que con cualquier pretexto se le acerca al jefe para darle datos en contra de cualquier otro compañero. Es el jefe de medio pelo, analfabeto funcional, que es fuerte con los subalternos y sumiso con su superior. El que goza cuando sucede lo que provoca, sea despido de alguien, o cuando logra hacer circular un chisme que llega hasta las redes sociales. O cuando esconde una información, o desaparece un documento que todos andan buscando. O es el jefe de la dependencia, minúsculo como humano, que impone un terror en toda la dependencia y premia a quien le lleva y trae chismes, pone grabadoras y cámaras de vigilancia por todos lados, pero sin que nadie lo sepa, y manda vigilar a uno de los que brillan.
6
Hay una novela de Mark Twain, escritor norteamericano, que se llama El forastero misterioso. Muy buena. Unos niños están jugando y los mira Luzbel niño, el diablín infante, Se les acerca porque quiere jugar, como todo niño. ¿Y a qué? Luzbelito hace muñequitos de barro, vestidos de soldados de dos bandos, y les da movimiento, y empiezan a pelear. Los niños están maravillados con ese poder que tiene el diablillo niño, y juegan con él. Cuando ven horrorizados que los soldaditos de barro empiezan a destrozarse con las balas y explosivos, le dicen que pare el juego, y Luzbelito, detiene todo, los junta de nuevo y queda una masa de barro de nuevo, lista para hacer otras figuras de juego. Y sigue la trama d ella novela, destacando que el niño diablillo no es malo, pero que tiene poderes especiales.
7
El demonio está en las parejas, uno u otro, o ambos. Es el tóxico que quiere que todo se haga a su modo. Y si él voltea a ver a alguien que se contonea, ella saca el tridente y empieza el pleito, y si ella usa falda corta, el demonio es él y le exige que se ponga un vestido a la rodilla para salir al cine. Es el que sin avisarle a la otra persona, lleva el conteo del odómetro del auto, para saber lo extenso de los recorridos. Es el que revisa los mensajes y frecuencia de llamadas.
8
Uno de los peores demonios es el que no regresa un libro prestado. Se hace como que no se acuerda, le apuesta al olvido. Y es uno de los libros amados del dueño. El que guardaba con mucho amor, el que olía en su olor de tinta mezcla conolor del papel. El de la edición especial, impreso en el extranjero, firmado por el autor con las palabras "para mi amigo", pero en esos 5 munidos de descontrol lo dimos prestado con la promesa de vuelta, y NO VOLVIÓ. ¿Quién es el demonio que se quedó con mi Crímen y Castigo, de Dostoyevski, editorial Progreso, ilustrado. Moscú 1959?
9
Otros de los demonios son los que piden prestado dinero y no lo regresan. Peor, nos ponen mala cara cuando se lo recordamos. Y hasta dicen: "por mil pesos estás llorando". Y se ríen, cuando esos mil pesos los guardaste en lugar de comprarte unos zapatos que querías, pero dijiste: "no me urgen, aún aguantan los que tengo". Y por amistad y algo de benevolencia los diste con la promesa de pago, y la seguridad que regresarían, pero volaron. Y voló el amigo, igual. Cada vez que lo encuentras cambia de acera, o camina con la cabeza volteada y se va de lado, como dice la canción.
10
El cura está en la homilía. Le han robado su bicicleta. Pide a los feligreses que se la regresen. La necesita para sus visitas a viejos y enfermos. Y así cada día repite lo mismo en las misas. Pero cada vez lo va diciendo más fuerte. "Hermanos, necesito descubrir al demonio que se robó mi bicicleta, se va ir directo al infierno". Todos en silencio. Resignado el cura, con los dientes apretados dice: vamos a repasar los Diez Mandamientos: amarás a Dios por sobre todos las cosas. No juras el nombre de Dios en vano. No robarás; no matarás. No desearás la mujer del prójimo. (Y como que el coro respondió más fuerte el "no desearás la mujer del prójimo"). Y dice el cura: hermanos, ya recordé dónde dejé mi bicicleta.
11
Me gusta algo que leí por allí. El infierno es la vida misma. Y solo hay dos formas de sobrellevarlo. Una es fácil: acomodarse y formar parte de él; es lo que hace la mayoría de personas. La otra forma es más dificil: es encontrar personas afines en gustos e ideas, y hacerlos amigos.
12
Y en general los demonios son los que roban, y peor los que roban del erario público, los que hacen trampa. Los que roban, mienten y traicionan.
Comentarios
Publicar un comentario