Vamos amarraditos los dos (o cada quien sus afanes) 1 No es extraño que alguien al encontrarse con nuestra mirada, o darnos cuenta que se va a encontrar con nosotros en la acera, nos volteé la cara, cambie de acera, o nos quiera mostrar su lengua, o escupe a un lado cuando pasamos juntos. Sí, como niños. A veces coincide esa reacción, solamente, y no hay esa intención. Pero sea una cosa u otra, nada tiene que ver con uno. O solamente consignar el hecho. Sus razones tendrá, y amén. 2 Lo cierto es que cada quien con su origen y su presente. Diríamos, cada quien sus circunstancias y sus afanes. Y a veces, muchas veces, simplemente no son afines a los nuestros. Así de sencillo. Sea en el trabajo de oficina, la escuela, aquel compañero nos saluda con desgana, como tratando de evitarnos. Y ya nos creamos toda una película. Y resulta que sus problemas le pesan más a su alma. Uno deberá no tomar eso como una afrenta. 3 Afrenta sí, que te mienten la madre. Pero no es igual en todas partes. Decí...