Adiós al pan dulce y las carnitas, adiós

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Ayer escuché una entrevista que le hacen a Cayetano De Los Santos Ávalos, tabasqueño, un hombre de aproximadamente 25 años, que tuvo un peso de 365 kilos, y que ahora pesa 220 kilos. Pero luego de ser operado con el by pass gástrico, están trabajando para llegar a 120 kilos, aunque el ideal es de 80, de acuerdo a su estatura. Muy motivante la plática, sobretodo por el antes y después del tratamiento y las enormes ganas de vivir de esta persona y la seriedad y profesionalismo de su doctor, que también estaba en la entrevista.

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Al escuchar la entrevista anterior recordé que hace diez días me hice análisis clínicos. De vez en cuando es conveniente hacerlos. Sea porque uno acude al médico y este los manda, o uno solo acudir a los laboratorios y hacerse el paquete donde incluyen sangre, lípidos y orina. Ya con el resultado acudir con el médico de confianza y este traduzca a términos cristianos lo que dice allí en clave. Yo lo hice en mi estancia en Matamoros unos aboratoriios de nombre Español. Se hacen en ayunas y por la tarde los entregan. 

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Ya en el consultorio, el doctor me mira de arriba abajo, jovial y atento. ¿Síntomas? Ninguno. Luego de tomarme los datos básicos, me toma la presión, la temperatura y el peso, con una báscula que de tanto peso seguro anda algo mal, porque me da como resultado sobrepeso de 20 kilos. Me espanto, claro. Luego mira detenidamente las hojas de los análisis me vuelve a mirar de arriba abajo, y me dice parco: triglicéridos altos y colesterol. Luego escribe la receta para  el tratamiento conocido, y además de pilón para los parásitos. 

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"Lo que ya sabe usted:caminar una hora diaria, nada de carnitas de puerco, pollo y res desgrasados y asados, elimine los refrescos embotellados, las sales y azúcares, el pan y las tortillas, tome, dos litros de agua mínimoen el día, cero alcohol, duerma entre 7 y 8 horas, no se desvele, y procure no emocionar mucho a su corazón (que presiento es muy alegre), y puede darle un susto por infarto. De la presión salió bien. Evite cargar mucho peso. Nada de comidas en la calle. La vida es bella, bellísima, y hay que cuidarse. Coma frutas, legumbres y verduras".

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El doctor me despidió muy educado y atento. Yo me quité de allí con la sensación de que a partir de ahora mi vida será triste con tantas cosas que debo evitar y que conforman parte de nuestra alimentación, pero sabemos que son muy dañinas y provocan deterioro de nuestro organismo. Y al final la muerte. Hacemos caso a los médicos o nos atenemos a las consecuencias.

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Yo hace tiempo le declaré mi amor eterno al pan dulce. Cualquier ocasión y momento ha sido propicio para comer una o dos piezas. acompañada con atolito antes y café ahora. Esos suculentos disquetes y conchas. En la infancia, los puerquitos. Luego cuando llegué a Tabasco conocí los queques de Tenosique y la esponjosita panetrla de Emiliano Zapata. Además del sihua, que está hecho de maíz tierno y leche carnation. Punto aparte son los pays de queso y los bolobanes y tantas ricuras más que nos proporciona la buena panadería, sea de pueblo, con pan artesanal hecho en hornos de ladrillo o esa que es fina y cara, aunque muy sabrosa también.

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Recuerdo bien que cuando yo tenía 3, 4 años, mi padre me compraba una bolsa de pan con dos o tres piezas, que ponía cerca de donde yo me dormía y dicen que en la madrugada se escuchaba un como ruñir de ratón, que era yo, semidormido estiraba la mano y agarraba una pieza de pan, y la comía en la oscuridad. Mi padre al contarlo a sus amigos delante de mí, ya de grande, se reía. Y nos reíamos todos. 

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El personaje de la entrevista, Cayetano, es muy afable y claro. Cuenta que tenía obesidad desde niño. Que era el gordito del grupo y lo "buleaban". Que ya a los 20 años sentía todo perdido con su peso de más de 300 kilos, que llegó a esa cantidad de peso sin darse cuenta, sin detenerse, una mezcla de ansiedad, depresión y gusto por el comer. Quince tacos para desayunar. Un pollo entero en la comida. Y cena lo mismo, una cantidad exagerada, pero que ya él lo veía como normal. No salía de su casa, ya no caminaba, y su vida se convirtió en un encierro dentro de su propio cuerpo.

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Cuenta su doctor que para considerar operarlo seguro, tuvieron que prepararlo y hacerle bajar más de veinte kilos. Lo anterior mediante alimentación y ejercicios. Cayetano al principio decía que no podía hacer ningún tipo de ejercicio. Pero recibió la asesoría de Rodrigo Fox y empezaron con movimiento de brazos y luego pegarle a un costal. Se ve un video donde Cayetano, sentado en una silla está golpeando un costal de box. Lo importante fue la decisión de esta persona con obesidad mórbida, de seguir viviendo, y aceptando los retos médicos del tratamiento, de los ejercicios y de seguir con disciplina las indicaciones del equipo tanto médico como de acondicionamiento físico.

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El caso mío es apenas de 10 kilos de más, con una meta de bajar 5. Por lo pronto ya empecé con mi tratamiento contra triglicéridos y colesterol. La bilirrubina y el ácido rico anda en sus niveles, lo mismo que la producción de insulina. Solo que amando la vida, uno no puede hacer oídos sordos a los llamados de atención de los resultados del laboratorio. Tristemente he de dejar el pan dulce y las carnitas de cerdo, los tacos de moronga, despeinada y tripa. Y a partir de mañana empezaré hacer ejercicio empezando con la caminata.

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Y para variar, al decir que mañana, recuerdo que en la infancia íbamos a unas tiendas (les decían tendamos) y tenían puesto un letrero que decía "Hoy no se fía, mañana sí". Y nosotros, como ingenuos niños acudíamos al día siguiente a pedir fiado, y el tendero mañoso y precavido nos mataba a leer de nuevo el letrero que decía "mañana". 

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