Las plantas lloran y ríen
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Ayer leía un fragmento de José Saramago, el escritor lusitano, que decía tuvo un abuelo muy amante de las plantas que al saber de su cercana muerte, le dedicó días a despedirse de ellas en su huerto con abrazos, lágrimas y palabras sentidas. Imagino la escena y conmueve. Creo que uno de los defectos de la educación es que son muy buenas las clases sobre biología y botánica, pero que realmente no aprendimos a valorar la naturaleza y en ella al universo de plantas que nos rodean. Las imaginamos en nuestra niñez y adolescencia insensibles. De tal manera que las podías podar, cortar o mutilar, y no pasaba nada en ellas. Y además cuando escuchábamos que una señora o señor hablaba con sus plantas, nuestra reacción es que estaba loca.
2
Hace días que estuve en mi casa de Matamoros, subí algunas fotos de flores y hojas, y las titulé, "del jardín de mi madre. Por cierto flores muy bellas. Y en efecto, aunque son plantas nuevas, de años acá, representan las nuevas generaciones de plantas que mi madre y padre tenían. Han gozado de cariño, de tal manera que se desarrollan muy bien. Ahora de mi hermano Chencho. Tiene muchas más de las que debe de haber en un espacio. Pro las alimenta y riega con amor, de tal manera que florecen a sus anchas, y con unos colores saturados, que son una verdadera belleza.
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De pronto corta una para poner en el altar de mi madre, padre y hermano fallecido. O corta una (en este caso un jazmín) para que la ponga cerca de donde me duermo cuando estuve de visita estos días pasados. Estas son de las que dan a la calle a la mano para los caminantes, con el riesgo de que las roben. Buen y noble fin en sus palabras, pero me gustaría las dejara allí. "Es con noble fin, me dice. Y ellas lo saben porque se lo digo en mi pensar", justifica.
4
Las plantas sienten, se comunican, y por lo tanto reaccionan a las condiciones del medio ambiente. Hace ya meses leí un magnífico trabajo de investigación, pero redactado con belleza literaria, de Francisco Cubas. Se refería a las plantas que conocemos como "dormideras". Esas que de niños nos divertíamos tocándolas para ver como en su reacción se cerraban o "dormían". Y veo como algunas personas tienen sembradas varias plantas y se ven deslumbrantes, al ser procuradas en su alimentación y agua, pero además las personas siempre sonríen, y les dicen palabras agradables y hasta las acarician. En cambio hay otras plantas, en otras casas que se miran tristes, de una tristeza casi humana, lánguidas, y a punto de casi decir quítenme de aquí.
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Mi hermano tiene cientos de plantas. Quizá amontonadas. Pero las ama y cuida de tal manera que destacan en el callejón. Rosales, jazmines, tulipanes, gardenias, laureles, plúmbago, muicle. Además un árbol de naranja agria y otro de limón. Uno de los rosales en estos días tuvo y mantuvo por muchos días un ramillete de rosas color melón, quizá eran como doce flores. Y en su esplendor duraron como quince días, como con un "para servir a usted" No estaban a la vista de todos, sino en un lado de la casa, como un callejoncito, pero se veían maravillosas.
6
Todas las plantas se secaron con la helada de enero de este año. Así que ya con la entrada de la primavera fue una maravilla ver renacer la mayoría de ellas, y aún quedaron muchos árboles secos. Y cotidianamente se ven como las personas andan con sus sierras o serruchos cortando los árboles que ya no reverdecieron.
7
Yo tuve hace como tres años una planta de papaya que fue creciendo con mi esperanza que diera frutos. Ya muy grande, como de cinco metros, ni por asomo parecía que iba a dar, ni por casualidad. Un sábado dije alto delante de ella, me escuchaba una de mis hijas: "para el próximo sábado voy a cortar esta planta, que no dio ni dará frutos". Al sábado siguiente no me dió tiempo. Así que reprogramé su tala hasta para el otro siguiente sábado. Listo, como troglodita o pandillero, con mi machete filoso para darle mate, mi hija triste y asustada, de testigo, vimos con alborozo y alegría que ya tenía unas papayas chiquitas, como de tres y dos centímetros, que al final ya cuando estaban maduras, eran una papayas gigantes como de 40-50 centímetros. La disfrutamos como por cinco años, hasta que de manera natural se secó. Y quedamos tristes y muy agradecidos.
8
Un día de hace como ocho meses acordé con dos amigos quedarnos a dormir en un terrenito en la montaña. Hay una casita de lámina de zinc, cien por ciento austera, sin muebles (me robaron los que tenía), solo libros, un pozo artesano de agua, y unos arbolitos y plantas. Llegamos antes del oscurecer. Instalamos las hamacas en el exterior. Y al instante sentimos como las gardenias y los jazmines soltaron un aroma de lo más agradable como para darnos la bienvenida. Esa noche era tan clara que la luna llena alumbraba como de día. Y las estrellas fueron un espectáculo. Y el amanecer crepuscular un verdadero derroche de luces coladas entre las nubes.
9
Uno de los poemas que amo es A un olmo seco, del español Antonio Machado. Transcribo un fragmento:
"Al olmo viejo, hendido por el rayo/ y en su mitad podrido,/ con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina/ que lame el Duero! Un musgo amarillento/ le mancha la corteza blanquecina/ al tronco carcomido y polvoriento...
...Antes que te derribe, olmo del Duero,/ con su hacha el leñador, y el carpintero/ te convierta en melena de campana,/ lanza de carro o yugo de carreta;/ antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,/ al borde de un camino;/antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;/ antes que el río hasta la mar te empuje/ por valles y barrancas,/ olmo, quiero anotar en mi cartera/ la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera/ también, hacia la luz y hacia la vida,/ otro milagro de la primavera".
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Otro tema
Mañana, que en México es el Día del padre, escribiré sobre el mío, Don Juan. Estos días he disfrutado los memes sobre el tema. "No creo que me hagan algo mis hijas. No me han pedido dinero para el regalo". O esas fotografías de humor donde en una está un pollo grande y suculento, como de Taínos, cocina dominicana en Tabasco, y dice "El día de la madre", y en otra está solo pescuezo y patas con el letrero "Día del padre". O ese otro donde está el conocido Doctor Simi, que dice: "el Día del padre es lo mismo que el Día de la madre, solo que es similar, y por lo tanto más barato". No paro de reír. Ya por lo pronto mis hijas me dijeron que vaya al super a comprar unos cortes de carne para que mañana hagamos carnita, y que "solo" yo prenda el carbón y ase la carne, y que ellas se encargan de lo demás.
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Todo esto lo comento como preámbulo de mañana. Por lo tanto prefelicidades a mi padre que está en el cielo, y prefelicidades a mí y a todos los padres del mundo.
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