Come frutas y verduras
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Les cuento que ayer en la mañana fui al laboratorio de análisis químicos a que me tomaran muestra de sangre para saber cómo ando. Esto lo hago sin orden de médico y lo hago cada dos años. “¿Tiene algunos síntomas?”, me pregunta la recepcionista? “Ninguno”, fue mi respuesta orgullosa
No recordé en ese momento que en ocasiones me duele la cintura para levantarme luego de estar media hora sentado. Pero el caso es que me sacaron la muestra. Y por la tarde fui a que me dieran los resultados: muy alto en triglicéridos, y alto en colesterol, bien en insulina y en la bilirrubina. Gracias a Dios bien en todo lo demás. Ah, me revisaron la presión y salí bien. “Tiene presión como persona de 30 años”, así me dijo, y yo me erguí más.
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Permítanme hoy de escribir con muchos lugares comunes, pero que los justifico porque se refieren a la salud, tanto física como mental. Cierto, un día nos tocará irnos, pero mientras tanto nos merecemos mejor calidad de vida. Y creo que todos coincidimos en que la salud es la mayor riqueza de las personas.
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Para tener salud se requieren varias cosas, una de ellas principalmente es una alimentación saludable. Y esta tiene que ver con dejar de consumir harinas, azúcares y sales, y grasas saturadas, principalmente. Pero venimos de familias donde la dieta diaria tiene en abundancia dichos ingredientes. Y hasta nos congratulamos en decir que amamos el pan de dulce (yo, claro), y si la carne asada tiene unos pedazos de grasa, sentimos como que sabe mejor, la disfrutamos. Y mención aparte tiene la carne de cerdo. Y además, para los que somos norteños: “¡Que ricas son las tortillas de harina” y “¡si son de harina, ni me las calientes!”
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Uno de los platillos tabasqueños favoritos es frijoles con carne salada. Y a esto le agregamos que hay personas que antes de probar la comida, toman el salero y le ponemos un poco de sal, por si las dudas. Y que rica esta la cochinita pibil con tantos ingredientes y “póngale cuerito, por favor”. Y sin duda las patitas de puerco en vinagre, que vende Lite, en Jalpa, ni se diga, de lo mejor.
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Y eso de tomar tres litros de agua al día, se nos olvida a muchos. Y nos damos cuenta cuando el organismo nos pide líquidos, y nos sentimos mareados o como que nos vamos a desmayar, entonces es cuando recordamos esa sugerencia y tomamos mucha agua. Sufren los riñones y se deterioran con los reiterados olvidos del consumo de líquidos. Y empiezan los problemas renales. Que es algo de lo peor para la salud.
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Hace años tuve problemas muy fuertes con el estrés. Yo no sabía que era eso. Me daba por desmayarme en las tiendas grandes, sobretodo antes de llegar con la cajera. Sentía que me faltaba el aire. Y una vez me desmayé. Al despertar estaba en el suelo, con muchas personas alrededor. Una de ellas, muchacha guapa me había dado respiración de boca a boca para revivirme, según me informaron, y se lo agradecí. Creo que fue en 1997. Tabasco había pasado por una inundación y las oficinas provisionales de la Secretaría de educación estaban en el Malecón.
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Esa vez fui con el Doctor Márquez, de Villa Ocuiltzapotlán, un profesionista muy diligente y preparado, que me daba la impresión que era como el médico griego Galeno. Tan así que tan solo entrar a su consultorio ya empezaba aliviarme. Me hizo varias preguntas sobre mi trabajo, ocupaciones, fobias, filias, tipo de lecturas, origen, preocupaciones, deudas, familia, etc. Y su conclusión parca: “usted tiene estrés, que es una de las enfermedades modernas.” Me recetó a diario una pastillita mágica de Frisium 10, con la que anduve flotando feliz, feliz. Al mes me la alternó un día sí y un día no. Y a los dos meses me la quitó. “Solo la vas a traer en tu bolsillo como bastón, pero ya no la vas a tomar, solo que vayas a tener una exposición ante mucha gente, o cuando vayas a pagar una cuenta grande con las cajeras de los super”, algo así me dijo.
Y me curó de ese terrible mal, el estrés.
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Por lo pronto con los resultados de análisis clínicos, acudí con un doctor, vio la hoja, hizo un ruidito que entendí, como “qué bárbaro”, pero luego me di cuenta que era un tic. Me pesó (93 kilos). Me tomó la presión, me dijo que estaba bien. Y para los triglicéridos y colesterol me recetó varias pastillas en cantidad suficiente para cumplir con un tratamiento de 60 días. Me hizo mis recomendaciones de “lo que ya sabe usted”: caminar 30 minutos mínimo, no comer en la calle, abstenerse de la sal y azúcar (o muy poca), y todo lo demás que incluye esa larga lista que ya sabemos pero que hacemos poco caso.
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Algo que sin duda me ha ayudado en la salud mental es estar casi en paz conmigo mismo, no odiar a nadie desde hace treinta años, tener paz interior, tener de hobby leer, escribir y escuchar música, intentar no desearle mal ni hablar mal de nadie. Y no cargar con problemas de otras personas, además de saber qué depende de mí y qué no depende de mí en cualquier asunto o tarea.
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Me estaba enterando que Tabasco ocupa hoy nuevamente los primeros lugares con altos índices de enfermos Covid activos, y el incremento de los contagios: ya ayer se rebasaron los 200 diarios. Y bueno pues esto tiene su explicación con las concentraciones políticas. Por eso me gustó mucho un mensaje que andan circulando en las redes sociales de “hey tú, que anduviste en las campañas zalameras con los candidatos y candidotes, y tuviste poca precaución en la sana distancia y en el uso de gel, por favor no me visites ni me saludes de mano, porque yo sí cuido mi salud”.
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Y me dice el médico al final: “come frutas y verduras y nada de comida ni política chatarra”.
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