Yo soy de los antiguos

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Parece de la imaginación: hace apenas unos días un tránsito en California de noche vio un auto sin luces. Era un Cruise, de la General Motors. Le hizo el aviso correspondiente para que se detuviera. El auto hizo caso al llamado. Se detuvo. Al asomarse el oficial por la ventanilla vio que era auto sin conductor. Al quitarse el oficial el auto continuó su marcha.

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De niños mirábamos que sin tocar el botón on off la televisión se encendía con un aparatito a distancia que le llamaban control; y con ese mismo se le cambiaba de canales. Nos causaba sorpresa. Pero también nos tocó ver el paso gigantesco del teléfono en casa al teléfono móvil que el 98 por ciento de la población carga ahora para mantenerse comunicado. Todo eso lo vemos muy normal. Ya no digamos de la tecnología de la muñeca de silicona que se puede pedir por catálogo con tono de piel, estatura y cabellera, tamaño de pies, para hacer el amor sin compromisos emocionales más que reponerle la pila cada vez que anda triste o depresiva.

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De niños asimismo mirábamos los autos rodar y corríamos junto a ellos para ver si alcanzábamos la misma o más velocidad, lo mismo cos los aviones volar y corríamos para ver si podíamos con la misma velocidad siguiendo la sombra. Me refiero entonces a que hemos visto el avance de la tecnología. Y sin duda andamos ya imaginando que habrá robots artistas que pintarán un cuadro o escribirán poemas de amor y despecho, mejor aún que lo que lo hace una persona tipo artista. Y vaya usted a saber si este escritor robot no gana el Premio Nobel de literatura.

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Pero también supimos de las cámaras que pueden introducir a nuestro cuerpo para ver cómo funcionan nuestro órganos, inclusive con la posibilidad de instrumental robótico capaz científicamente de operar con precisión, y sin la preocupación que el brazo mecánico tiemble porque el médico se haya echado unas cuantas cervezas en la noche anterior. 

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La tecnología asimismo ha desplazado a los operadores de los estacionamientos, ya lo está haciendo con los cajeros, y puede llegar el día que los policías sean robots con la seguridad que no van a buscar una mordida del infractor de la ley para repartirlo con sus jefes.

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Decía yo la otra vez sobre las cartas manuscritas que escribíamos y mandábamos a un amor, una amistad o a un familiar. Y que la metíamos en sobre blanco con estampillas de correo terrestre o aéreo y llegaba en siete o quince días y esperábamos la respuesta. Ahora basta escribir en una pantalla, lo que se llama "mail", y le hacemos un click y al instante se encuentra en el destino que queremos, sea a unas cuantas cuadras o allende los mares. 

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Me pasó con un amigo escritor de Hong Kong que empezamos a escribirnos. Y en la mañana le escribía, en media hora me respondía, yo le volvía a escribir en la hora siguiente. Y así llegamos a unas diez cartas con su respuesta al día, hasta que nos dimos cuenta que eso no podía ser posible.

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Yo no sabia bien a bien de los embarazos in vitro, ni tampoco de los vientres subrogados o rentados, o madres por contrato que entregan el producto tan pronto dan a luz, habiendo firmado que ni en el presente o futuro reclamarán derecho de maternidad, en este u otro país. Y tampoco sabía de los bancos de espermatozoide con catálogo de características, rubio, moreno, amarillo alto, mediano, con medidas de pie, y otras características a manera de atributos. Yo solo sabía de los bancos de sangre donde muchos mexicanos pobres van a vender su plasma sacada de la sangre por 25 dólares o su equivalente en otros países.

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Y me dicen que hay impresoras en tercera dimensión que pueden imprimir flores, órganos del cuerpo, prótesis, hasta casas. me dicen que hay librerías en Europa donde hay máquinas (parecidas a las rockolas) con su menú de libros, y los botones para que uno pueda seleccionar título, y calidad de edición, pasta dura o blanda, solapa, etcétera, y al instante imprime uno su libro. Y así como llevábamos hace treinta años el rollo de cámara y nos imprimían las fotos, luego llevábamos la USB y de allí imprimían, así podemos llevar en Isb el libro nuestro en pdf e imprimirlo como autor. No, pues. 

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Entonces sí que ando atrasado. Y aunque leo algunos libros en PDF o I Pub, prefiero como antiguo los libros en físico, así puedo olerlos, tocarlos, acariciarlos, besarlos y más. Aunque me dicen: no dudes que en el futuro los libros electrónicos asimismo podrás sentirlos y olerlos con olores de acuerdo a la antigüedad que les selecciones y hasta con polilla electrónica si lo prefieres.

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Me dicen que han cambiado las relaciones sociales, las familias, los amigos, los noviazgos, todo a causa de las redes con las que nos sentimos acompañados y tenemos información al instante. Y lo vimos en estos dos años pasados de pandemia, donde las clases eran en línea, como en el viejo sistema de telesecundaria, muchas veces menospreciado. pero asimismo se llevo el trabajo a casa y las juntas o conferencias, cursos de capacitación se hicieron en línea, dándose casos de personas que se cambiaban de ropa frente a la cámara pensando que estaba apagada, o que ya había terminado la reunión y nadie estaba conectado.

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No. A mí déjenme a la antigua como dice la canción de Roberto Carlos. "Yo simplemente soy de esa clase/ que ya no es muy común en nuestros días:/ Las cartas de amor/ el beso en la mano/ muchas manchas de carmín/ entre las sombras del jardín./ Voy vestido igual que cualquiera/ y vivo con la vida de hoy/ pero es cierto que con frecuencia/ sufro por amor/ y a veces lloró por la ausencia./Porque soy de esos amantes a la antigua.../"

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De he hecho cuando compré mi auto en 2016 el vendedor me explicó qué traía conductor automático por si me gustaban las cervezas lo activara. Ni caso le hice porque no tomo seguido. Y  de seguro no va a saber ese piloto automático detenerse en un depósito donde venden cerveza o en caso que el corazón se me agite no va a saber llevarme a la clínica de los corazones solitarios, en donde hay luces de neón.






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