Mi cantón, "magrecita del alma", ya pa qué lo quero...

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A veces digo que en el café arreglamos el mundo. Nos reunimos un grupo de amigos y aparecen todos los temas posibles. Pero la mejor forma de arreglar el mundo es la educación. Aplicarnos en ese rubro, lo mismo la familia que la escuela. No importa que seamos repetitivos los que coincidimos en ese asunto y lo decimos a la menor oportunidad machaconamente. Y realmente somos muchos los que pensamos así.

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Y el tema educativo siempre tendrá muchas aristas y lados por donde criticar, que nunca acabaríamos. Pero dentro de esos espacios escolares y de aula (áulicos le dicen ) un pensamiento brillante, entusiasta, alegre e informado del profesor o profesora, hacen la diferencia en muchos niños y niñas.

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No se trata de decir solo que hay buenos y malos docentes. Eso cualquiera lo dice. Se trata de resaltar y reconocer a quienes con sus clases motivantes hacen brillar los ojos de alegría a los escolares, quienes tienen paz y consuelo en la escuela, los que muchos de ellos no la tienen en su casa a causa de la disfuncionalidad. Y fíjese usted que no es asuntos de grado de escolaridad de los padres de familia, aunque esto influya mucho. Porque yo tengo el ejemplo de mi casa infantil, de que mis padres eran analfabetos, pero no tontos. Estaban más que convencidos que solamente la escuela podría salvar de la miseria y extrema miseria a  sus hijos.

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Si la escuela es dinámica lo es por su director o por sus maestros, o ambos. Se requiere una escuela con ambientes ruidosos (sí, no se espante, quiero decir ambientes dinámicos), en donde haya actividades de todo tipo. Prefiero este tipo de escuela a aquella donde todos los grupos están en completo silencio, y solo se escuchan las voces de los profesores, si acaso. Y ni las moscas hacen ruido. Los alumnos tienen diez en  la mal entendida "disciplina".  

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Este año y el anterior he sido jurado de oratoria y declamación, principalmente. Aunque también en composición de textos. Nivel bachillerato. Y me he dado cuenta de dos cosas. Una que estos niveles están realizando actividades pedagógicas de mucho empuje. Y dos, que cada alumno que decide participar cuando ve publicadas convocatorias, es un alumno que realmente está aprendiendo del sentido pedagógico, que es la búsqueda personal de crecimiento interior.

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Claro, en los concursos se requiere que de acuerdo a los rasgos a calificar se ordenen a los participantes del primero al último. Pero el solo hecho de participar ya es un paso adelante que el muchacho o muchacha dan al frente para su desarrollo personal. Cero se deben motivar e incentivar a que participen el mayor número de ellos. En uno u otro tipo de concurso. No es tanto que sean competidores (aunque sí), sino que el aprenderse el poema, la pieza de oratoria, el diálogo en teatro, la canción en canto, ya va siendo un mejoramiento en el nivel de desarrollo personal.

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Yo era de los que participaban en mi etapa de secundaria y mi escuela Normal. Y yo era de los que nunca ganaba algún lugar de los tres primeros. Pero no me importaba. Yo sentía que cada vez más por dentro de mí iba creciendo una fuerza del espíritu. Ese pasar al frente. Ese iniciar. Ese ir desarrollando el tema, sea en oratoria o en declamación, era crecimiento personal sin duda alguna. Yo lo sentía muy dentro de mí. Algunos amigos de secundaria me dicen: "tú siempre andabas metido en muchas actividades". Lo cual a mí se me hacía muy natural. pero a los que no participaban o muy poco, se les hacía mucho lo que yo hacía: banda de guerra, periódico, estudiantina y mariachi, basquetbol, atletismo y dos o tres actividades más.

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En declamación yo me aprendía poemas de unos quince versos. Ejemplo: "para que los leas con tus ojos grisess, para que los cantes con tu bella voz, para que llenen de emoción tu pecho...hice mis versos yo, etc..." Y cuando el poema era largo me aprendía un fragmento. Por ejemplo el Nocturno a Rosario, apenas me aprendía los versos que cantaba Cornelio Reyna: "Pues bien yo necesito decirte que te quiero, decirte que te adoro, con todo el corazón..." diez versos más y listo. Y así me prestaba: fragmento del Nocturno a Rosario.

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Todo ello mientras mis compañeros, los que ganaban los primeros lugares, declamaban casi un libro con Los motivos del lobo, de Rubén Darío; La Chacha Micaila (Mi cantón, magrecita quería, ya pa qué lo quero, si se jue la paloma del nío...") y otras, que yo decía: estos amigos míos han de ser extraterrestres para tener una memoria muy superior a todos.

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Y otras dos cosas más sobre los concursos. Una, que muchos de los alumnos participantes no tienen quién los asesore ni en su casa ni en la escuela. Ahora eso se puede solucionar si ellos buscan tutoriales en Youtube. Antes eso no era posible. Y dos: cuando hay estos concursos en las escuelas, deben de dar oportunidad que todos los demás alumnos (en lo posible) asistan de público. Porque aparte de que están escuchando poemas (o discursos), están aprendiendo que con esfuerzo siempre se puede ir creciendo en lo interior.

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Y bueno estos concursos, mas la promoción permanente a la lectura libre, esa que nos causa deleite, que no es por obligación, ni nos van a poner puntos (o si es por deleite y aparte nos dan puntos, pues mejor), logra en poco tiempo que el nivel comunicativo de los alumnos aumente (aunque él no lo note), adquiriendo poco a poco mejor vocabulario, lo que les permite comprender lo que están leyendo de otras materias algo áridas.

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Y ¡coño! (perdón la expresión muy de estas tierras), los que participaban en los concursos tenían facilidad para tener novia o novio, y ese, en la adolescencia ya es otro nivel de interacción.

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