¡La vida es maravillosa!

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Así empieza la canción que le escuché a Louis Armstrong: Veo árboles verdes, también rosas rojas.

Las veo florecer por mi y por ti.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan maravilloso.

Veo los cielos azules y las nubes blancas,
El bendito día brillante y la sagrada noche oscura.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan maravilloso.

La mente nos hace caso. Si le decimos que no podemos, es que no vamos a poder y se cumple. Ni el intento hacemos. En cambio si le decimos que sí podemos, cuando menos lo intentamos. Y en una de esas lo logramos. Así que tengmos cuidado con lo que nos decimos. Por eso mismo si decimos que la vida es bella, miraremos todo desde esa óptica de belleza. Y si le decimos que la vida es un valle de lágrimas, lúgubre, gris, así miraremos la vida.

2

Es decir, miraremos la vida de una de las dos maneras a como instruimos a nuestra mente. Lobreguez o belleza. Lo mismo si le decimos al niño que es tonto. o inteligente, al niño lo estaremos programando o modelando en su mente, y él tratará de comportarse de acuerdo a la imagen que tenemos de él y se la estamos repitiendo.

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Un amigo le llama a eso modelar. "Nosotros tenemos la capacidad -me decía- de modelar los ambientes a como queremos". "A ver, explícame", le decía. Y él me empezaba a comentar algo referente a que si andamos sonriendo las personas así se comportarán con nosotros, y si andamos amargados en nuestro comportamiento y lo cual lo reflejamos en nuestro rostro, así nos tratarán. La sonrisa acerca, la dureza de nuestro rostro, aleja. Algo así me explicaba.

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Algunos le llaman la Ley de la atracción, y hay muchos libros sobre ello. Algo así como sugestiones hacia lo positivo o negativo. Ejemplo: si en la mañana al levantarme y prepararme un café se me cae la taza y se quiebra en mil pedazos, y si a ese simple hecho en lugar de decir "ya me compraré otra tasa más linda", pensamos "empezó mal mi día, así será", entonces coincide que la llanta está ponchada, dije coincide. Y nuestra mente está sugestionada de que me va ir mal, y mis manos van manejando obedeciendo a mi mente, y entonces chocamos porque nuestra mente está sobre ese tema de que empezó mal nuestro día, etcétera.

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La vida es bella, por donde la mires. Todo lo anterior lo refiero por la historia que cuenta el motivador japonés colombiano Yokoi Kenji.  "Tuve un maestro -Saito Satoshi- en la primaria me daba la clase de inglés, que entraba al salón y decía fuerte: niños, ¡La vida es maravillosa! Terminaba la clase y lo mismo: ¡la vida es maravillosa! Tan así que si nos lo encontrábamos en el recreo nos tocaba la cabeza y nos decía: ¡niño ¡La vida es maravillosa! Tan exagerado nos parecía que al verlo desde lejos nos escondíamos, porque ya sabíamos que nos iba a decir lo mismo de que la vida es maravillosa. Siempre con la misma cantaleta. Ningún otro maestro hacía eso.


6

Ya de adulto, a los 18 años  me lo encontré a lo lejos en una estación de tren. Traté de ensconderme, pero ya me fue imposible. Y lo mismo. Me reconoció como ex alumno y al saludarme me dijo: Kenji ¡la vida es maravillosa! Esa vez me atreví con la imprudencia de estar grande ya de edad y sentirme grande le pregunté: Y ¿por qué siempre anda y andaba usted con esa expresión de que la vida es maravillosa? El maestro, que no se esperaba esa pregunta me invitó a tomar un café para explicármelo. "Ahora que no es mi alumno se lo puedo contar; es un secreto.

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Kenji. Yo me enamoré exageradamente de una maestra. Ambos maestros. Fuimos novios y nos casamos. Ambos trabajábamos en una escuela distinta. Así que al regresar a casa por la tarde platicábamos, con emoción desbordada, sobre lo que cada quien había logrado con los niños. Y por las noches al dormir el amor se convertía en pasión linda y maravillosa. Y así todos los días. Pero ella enfermó de cáncer. Y le quedaban pocos días de vida. El tratamiento le tumbó todo el cabello. Yo me quería morir con ella y se lo dije en su lecho de muerte.

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Chieko (así se llamaba ella), te amo tanto que la vida sin ti no la quiero. Y quiero morir contigo, se lo dije entre lágrimas. Ella, con su mirada lánguida y amorosa, me dijo: si me amas de verdad, prométame algo. "¿Qué?" Que sigas enseñando con amor a los niños toda tu vida activa. "No puedo, sin ti no puedo, no tendré motivación", le dije en llanto. "No se trata de motivación, se trata de que usted siga enseñando por amor a mí".  Y por mi inmenso amor a ella se lo prometí. Luego ella murió, la enterramos. Y al día siguiente de su sepelio tenía que presentarme a trabajar con ustedes, Kenji. E iba llorando en el trayecto. Antes de entrar al salón me sequé las lágrimas. Y al entrar empecé con mi grito que hice permanente: "¡La vida es maravillosa!" 

9

"Y así todos los días, en todos los momentos lo decía, para ordenarle a mi cerebro y corazón, que a pesar del dolor por la muerte, la vida es maravillosa. A pesar de las dificultades, la vida es bella. A pesar de los pesares, de las traiciones, de las indiferencias, de los problemas económicos, la vida es bella. Sin duda alguna, maravillosa.

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Mágica, fugaz, efímera. La vida la podemos definir y calificar de una manera u otra. De esa misma manera recibirá la orden e indicaciones nuestro cerebro, y así será la vida personal de uno, de acuerdo a como la modelemos. Sin duda alguna, hoy lunes y mañana, con sol, como hoy, o fuera con lluvia y viento, la vida no solo es bella, es bellísima, es maravillosa.

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Así termina la canción



Los colores del arco iris tan bonitos en el cielo
Están también en los rostros de la gente que pasa.
Veo amigos dándose un apretón de manos, diciendo ?¿cómo estás??
En realidad están diciendo ?te amo?.

Escucho a los bebés llorando, los veo crecer.
Están aprendiendo más de lo que se imaginan.
Y me digo a mi mismo, que mundo tan maravilloso.
Sí, me digo a mi mismo, que mundo tan maravilloso.

 


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