Feliz Día del libro

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Hoy es Día mundial del libro y ayer la encontraron muerta. Y en una cisterna, lugar por donde ya habían pasado al menos tres veces las brigadas de investigación científica, incluyendo los binomios caninos. Me refiero, por supuesto a Debanhi, mujer de 18 años desaparecida trece días atrás. Y en el lapso de búsqueda encontraron cinco cuerpos más. Y a ellas sumamos un número indeterminado de quienes no han encontrado. Muy lamentable la situación en la que vivimos. Mezcla de corrupción e impunidad. Y sin duda de indiferencia amplia y plena de las desgracias que le suceden a los demás.

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Yo quisiera asomarme a los doce minutos de grabación que fueron quitados o borrados de los videos grabados en la empresa de autotransporte Alcosa. Y sin duda alguna a los videos de las cámaras del Motel. Al no tener esa posibilidad solo queda ejercer mi pensamiento tratar de imaginarme, aunque siempre me quedaré muy corto ante los hechos irrefutables de la realidad que supera la ficción.

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Imagino el dolor de los padres de Debanhi, ella, hija única, pero aunque no lo fuera; ellos maestros de secundaria, como yo. Pero no solo al dolor de ellos, sino al igual el de todos los padres que tienen un hijo, hija, desaparecidos. Debanhi y sus padres solo son un ejemplo, notorio por lo mediático, de lo que sucede en nuestra sociedad. Sí, permítanme escribirlo de esta manera tan común y genérica: con falta de valores, medios comunicación que exaltan los modos de vida fuera de la ley que producen ganancias rápidas. Estereotipos de belleza -delgadez extrema- y de comportamiento insulso y banal. Y ese afán cultivado por la publicidad de tener cada día más a costa de lo que sea. Gobiernos irresponsables que están al frente del poder, pero al servicio de quienes mandan desde la clandestinidad.

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Hoy es Día mundial del libro. Felicidades a quienes los escriben. A quienes los producen. A quienes los leen. A quienes los atesoran. Etcétera.

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Quede claro: los culpables de torturas, ventas, muertes, de niños, hombres y mujeres, son los de las mentes perversas y enfermas que idean dañar hasta su muerte. Sean hombres o mujeres. Son personas de mala calaña. Y merecen todo el peso de la ley. Y no hay modo de llegar hasta ellas cuando se interponen influencias, acuerdos de altos mandos, sobornos, ineficiencia de investigadores, etcétera y etcétera.

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Solo que las instituciones de procuración de justicia nos deben explicaciones sobre los resultados de la investigación de la muerte de Debanhi. Venía yo en carretera manejando ayer al entrar la noche cuando la Fiscalía de Nuevo León dio un comunicado especial en rueda de prensa. Esperábamos mejor avance, cierto. Y es probable que tengan otras informaciones que no dan a conocer por no enturbiar el curso de la investigación. Dieron dos pistas: la muerte fue por golpe contundente en el cráneo. Y de que ya habían revisado varias veces antes y no habían encontrado nada. Infiero que no encontraban nada, porque no estaba el cadáver. Y que luego fue sembrado. 

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Hay un poder fuerte que puede dar la orden de borrar evidencias, quitarle minutos a videos de cámaras de vigilancia, mover cuerpos de un lado a otro y meterlo para que lo encuentren en el lugar que ellos quieran. Y tienen el poder de intimidar a empleados para que miren y callen o digan cosas muy distintas (o desaparecer a quienes hablan). A eso me refiero cuando digo que hay un poder del gobierno con sus altos mandos cuya función es pública, pero que hay poderes fácticos que mandan en territorios amplios. 

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Ese poder es el que hace y deshace. Es un poder que se ha construido desde hace muchos años en un entramado tejido, laberíntico, que opera en las sombras. Y para ellos no se aplica la ley. Ellos tienen ranchos y fincas para sus fiestas exclusivas, sean bodas, quince años, bautizos, y las de diversión exclusiva para hombres, en las que hay drogas y vino y tratantes de blancas que proporcionan la demanda de sus patrones (sean niños o jóvenes, sean hombres o mujeres), con dispositivos de seguridad infranqueables.

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Hoy es Día del libro. ¿Y qué le puede importar a una madre y a un padre que perdieron a su hija o hijo, o que está desaparecido, o que ya encontraron su cadáver? Absolutamente nada. Hoy es el Día del libro y es menester detenerse para reflexionar sobre lo que podemos hacer para derrotar el pesimismo, el desánimo y la indiferencia. 

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Y miren, digo lean, para cerrar mi texto. Juan Úrcola: "... Pero, otro penoso indicador en el Día del libro: el número de  bibliotecas públicas que hay  en Tabasco y en Villahermosa y el número de cantinas (depósitos) y cervecerías. Éstas están siempre llenas y en las bibliotecas, no se paran ni las moscas."