Lo bello del vivir

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Me pidieron hablar sobre la vida. E inmediatamente pensé en todo las especies. Las grandes, las medianas y las pequeñas. La manera como están integradas a la naturaleza, su modo se coexistir. De interrelacionarse. Y sobretodo la manera como forman parte de una cadena alimenticia.

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Pero permítanme que agregue estos versos de Pablo Milanes, que allá por los años ochenta nos disparó con estas notas e ideas: "La vida no vale nada/ si no es para perecer/ porque otros puedan tener/ lo que uno disfruta y ama. La vida no vale nada/ si yo me quedo sentado/ después que he visto y soñado/ que en todas partes me llaman. La vida no vale nada/ cuando otros se están matando/ y yo sigo aquí cantando/ cuál si no pasara nada..."

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Me pidieron hablar sobre la vida. Y pensé en aquellas clases de primaria, cuando apenas salíamos de casa, o nuestra ruta de salida era precisamente de la casa a la escuela. Y nuestro andar era el barrio y ocasionalmente alguna ida al centro de la ciudad con nuestro padre o madre. Y en alguna lección de biología nos dijeron que la característica esencial de los seres vivos era la concepción, nacer, crecer, reproducirse y morir.

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Me pidieron hablar sobre la vida. Y hablé sobre esa clase sobre los seres vivos a los que corresponde en algún momento la muerte, y que esa clase no la entendimos bien y así por muchos años. Y aunque por mucho tiempo repetíamos esas características de los seres vivos, llegó la ocasión de en que se nos estrelló, en la cara y el entendimiento, ese concepto cuando falleció alguien de la familia. Y entonces sí lo comprendimos a cabalidad.

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Porque la vida es lo mismo que la muerte, como si fueran las dos caras de la misma moneda, y que la existencia comprendiera en sus dos caras la vida y la muerte, O como las caras de la luna, brillante una y oscura la otra, y la manera como se intercambian. Y la muerte sucedía en las guerras lejanas, en personas lejanas y en familiares de personas conocidas. Pero llegó el día en que se presentó la muerte en nuestra casa.

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Y sí, me pidieron que hablara de la vida, y acepté. Y conté de una vieja abuela hippie, que la escuché cuando hablaba en una entrevista sobre la vida como una síntesis del universo, representada en cada individuo, y que al morir no sucede nada más que regresa la energía de vida a la energía universal, al origen de donde venimos y a donde vamos. Así que nada de tragedia.

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Y cuatro que éramos en la mesa de reflexión sobre el tema, en una especie de brindis abstemio por la vida, alguien dijo: "lo es todo, no hay nada más allá, que la vida", otro más dijo "estar agradecido por todas las bondades de la vida para con él, incluyendo su familia y amigos"; otro más sobre la relación directa de las vida y Dios, y que este sabe todo de nosotros, incluyendo nuestro principio y final; y que en el transcurso del día a día le permite ver a la creación toda en las partes cercanas: río, canto de pájaros, movimiento de hojas, viento, el amanecer, etc".

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Yo me acordé del poema que leíamos desde secundaria La vida es un sueño, de Pedro Calderón De la Barca, y que el concepto no lo comprendíamos, o más bien yo no lo comprendía hasta que aconteció la muerte de mi madre, y que a los días siguientes de su sepultura, yo vagaba en la casa tratando de encontrármela, llorando, pero ya no estaba, y que toda mi relación con ella había sido un sueño a partir de su desaparición física. Y luego vinieron otras muertes en la famiia. Y entonces sí comprendí a cabalidad a Calderón De la Barca: "¿Qué es la vida? Una ilusión, un frenesí, que el mayor bien es pequeño, que la vida es un sueño, y los sueños, sueños son".

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La vida es estar enamorado de un amanecer; de saborear una taza de café o té o agua simple; de estar sentado en un parque viendo jugar a los niños o ver pasar a una mujer; ver crecer a los hijos; respirar, porque si no, cómo; ah y comer igual.  La vida es admirar en una noche oscura esos brillo titilantes de las estrellas (soles) que viajan por el universo por años y llegan hasta nuestro cerebro a "la velocidad de la luz". La vida es recordar un pasado agreste o feliz, o partes de uno u otro en la nostalgia de lo que fuimos y en la ansiedad en lo que seremos. La vida es ese cristal ideológico y sesgado con el que miramos lo que sucede a nuestro alrededor. La vida es el instinto que nos permite arribar a la reproducción asimismo de donde provenimos como un eslavón de nuestra cadena generacional.

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Y citar otras canciones populares que nos han dejado con ritmo y poesía los conceptos sobre la vida que es "una tómbola", que "no vale nada", que "gracias a la vida que me ha dado tanto"; además que "los caminos de la vida no son como yo pensaba, no son como imaginaba..."; 

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Cuando murió el poeta Alejandro Aura, luego de una convalecencia por meses, recluido en un hospital, y sabiendo que le quedaban pocos días u horas de vivir, que escribir no dejaba de hacerlo, hasta el último instante, allí desde su cama, en una laptop, escribió su famoso poema Despedida, que al leerlo siente uno la vibración verdadera de la vida y la muerte, sobretodo que es la despedida de un poeta.

"Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta, pedir los abrigos y marcharnos,/aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo/y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;/se quedarán los demás, que cada vez son otros/ y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,/ también el hueco de nuestra imaginación se queda/ para que entre todos se encarguen de llenarlo,/ y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,/ como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo/y luego, sin rencor, deja de estarlo..." Y en la parte final dice así: "... se queda como estaba, con sus millones,/ billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,/ esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos/ y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver./ Nos vamos. Hago una caravana a las personas/ que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós".

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Y del tema "La vida es bella", cantado bellamente por Miguel Bosé y Noha, destaco este fragmento:

Sí, mi corazón siempre estará/ donde esté tu corazón/ Sí, tú no dejas de luchar/ Y nunca pierdas la ilusión/ Nunca olvides que al final/ habrá un lugar para el amor/ Tú (tú)/ No dejes de jugar (no dejes de jugar)/ No (no)/ No pares de soñar (nunca pares de soñar) Que, una noche la tristeza/ se irá sin avisar/ y al fin sabrás, lo bello que es vivir/ la la ra ra ra ra ra/ la la ra ra ra ra ra/ Que una noche la tristeza/ se irá sin avisar/  Y al fin sabrás lo bello que es vivir..."


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