La arena del Sahara

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Motivacional fue siempre aquella frase de que si la montaña no venía hacia Mahoma, entonces Mahoma iría a la montaña. Como diciendo, aquello nunca de los nunca va a suceder, así que mejor encamínate hacia la montaña, que eso sí es más probable. Así hoy 24 de mayo que se miró aquí en Villahermosa, Tabasco, México al amanecer el resplandor naranja en el horizonte por el Este, como nosotros no fuimos al Sahara, entonces son las arenas del Sahara las que vienen a nosotros. A como estaba anunciado por el pronóstico nacional.

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Traducido a que nada nos cae del cielo, a excepción de la lluvia. Lo mismo pensaba mi padre, Don Juan, cuando los crueles fríos de invierno en la frontera Norte, cuando la temperatura andaba alrededor del cero grados centígrados, y cuando el pasto no crece, que era cortarlo el trabajo de siempre de mi padre, de todas maneras salía a las 5 de la mañana rumbo al centro de la ciudad: "para qué vas, te vas a enfermar, Juan, y ni hay trabajo", le refunfuñaba algo tóxica mi madre ( que Dios los tenga en su gloria a ambos). Y él contestaba paciente: "saliendo es probable que me encuentre un billete tirado en la calle o un patrón me vea y me regale algo". Y esto era lo que sucedía. De regreso al mediodía regresaba jubiloso con algo de mandado producto de eso que parecía suerte, pero que no hubiera sucedido si no se levanta y sale como todos los días.

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La arena del Sahara era lo que nos faltaba. Cuando llueve, lo es en abundancia de tal manera que se inunda Tabasco por todos lados. Cuando es asunto del calor, llega en sensación térmica como a 55 grados centígrados, de tal manera que se incendian en el centro de la ciudad dos o tras autos a la semana, se derrite la nieve con facilidad, y todos andan con una toallita de tela para ir recogiendo el sudor que aparece en chorros y hay que andar exprimiendo dicha toallita. Es verdad.

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Aparecen los memes. Esos donde un Oxxo se está incendiando y la persona dice: "voy al oxeo, ¿vas a encargar algo?". O ese otro meme donde el Diabo va corriendo alejándose de Villahermosa y va diciendo: "¡jijos, en el infierno hace mucho menos calor!". Y el otro meme donde se miran a los bomberos echando agua por toda la ciudad y los automóviles traen una regadera de jardín en la parte de arriba. El ingenio para hacer memes es una de las facilidades de los mexicanos. De tal manera que dicen: "si ocuparan el ingenio para hacer cosas de mayor provecho, los mexicanos serían potencia mundial, y entre ellos los tabasqueños".  

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Mas volviendo a lo de si la montaña no va a Mahoma, es muy cierto que el que busca trabajo debe salir a buscarlo, quien busca la guayaba por su olor y sabor, tiene que subirse al guayabo, y quien quiere comer pescado tiene que meterse al agua aunque se moje la coleta, así dicen. Así para que haya un libro publicado deberá escribirse con constancia. Y quien quiera irse al cielo al morir, deberá hacer obras buenas en su vida, y no solo arrepentirse en los últimos segundos.

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Si nadie te sonríe, sonríe tú. Si nadie te saluda, saluda tú. No hay de otra en este mecanismo social. No se trata de vivir para agradar a los demás, se trata de lanzar mensajes de humanidad de manera constante. De seguro muchos piensan lo mismo, solo que pocos se atreven. Si todo a tu alrededor es de cuerdos, haz algunas loqueras tú. Y verás que las cosas cambian desde tu interior, con mejor salud emocional.

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La referida arena del Sahara que hoy a medianoche llegó a esta entidad, no es arena gruesa para enjarre o revoque de paredes, ni arena fina del mar de las Antillas o de la contaminada y nada virtuosa Riviera maya, no, no, no, no. Es un polvo muy ligero, apenas un poco más pesado que el aire, por eso es que puede transportarse por miles de kilómetros flotando, como las conocidas, desde la niñez, burbujas de jabón. Más ligero y menos denso que el polvo Menen que se les pone a los niños.

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Así que hoy en la mañana, tan pronto al levantarme, me asomé al horizonte, para ver el crepúsculo matinal, y fascinarme con ese naranja saturado que a veces utilizo cuando me pongo a jugar con las pinturas vinílicas y con brocha gorda pinto carreteras en la pared de mi casa.

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Algo muy distinto fue en 1981, cuando eran las ocho de la mañana, no salía el sol, los gallos cantaban desaforados y ya para esa hora roncos, y yo ya había llegado a la escuela, ningún niño ni compañero maestro, y entre brumas y oscuridad el camión había avanzado hasta dejarme enfrente de la escuela primaria de la ranchería El recreo, de Jalpa de Méndez, mi lugar de trabajo. Y nadie sabía lo que estaba sucediendo, las iglesias y templos estaban llenas de feligreses rezando porque ya estaba llegando el anunciado fin del mundo. Y al poco tiempo supimos que había hecho erupción el volcán Chichonal, de Chiapas.

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Esa arena a la que hacemos alusión se encuentra en origen a en el desierto más grande del mundo, cuya geografía abarca varios países del África, entre ellos Egipto, Chad, Egipto, Libia, Marruecos, Mauritania, Malí y cinco países más. Abarca un territorio de un poco más de 9 millones de kilómetros cuadrados. Y la distancia de Villahermosa a ese desierto son ni más ni menos que casi doce mil kilómetros. Solo que la naturaleza es tan maravillosa que logra lo imposible, como que un camello pase por el ojo de una aguja, que un pobre sea más generoso que un rico, y que si no podemos ir al desierto del Sahara, este venga hasta nosotros en Villahermosa, en ese fino polvo que traen los vientos alisios.