De amores y extraterrestres y otras dudas

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Hoy sábado me he quedado impávido, inmovilizado y pasmado ante los temas. De tres que tengo: los maestros, el vasto universo y mi segunda novia. Marisa. La primera se llamaba Martha. Dudo en cuál meterme de lleno para hoy sábado. día de taller literario.

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Finalmente decidí que el tema de Marisa puede esperar. Y el de los maestros puede ser mañana. Y desde niños nos ha llamado la atención el planeta donde vivimos. Nos asomamos a las alturas por las razones que sean. Y vemos azul y nubes de día. Y de noche luminiscencias, una luna recortado en el "manto negro", dijo aquel, entre la tanta oscuridad y de pronto pasa un avión o algo que no sabemos qué es. Y entonces nuestro pensamiento se pone a preguntarse sobre lo que hay más allá de lo que vemos. Ya pasamos de la incredulidad infantil de ver aviones volar ¿Y cómo se sostienen en el airey no caen? ¿Por qué flota el corcho? 

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Bueno, concedo que no todos, pero los niños de seguro que sí, luego ya conforme van pasando los años van perdiendo esa curiosidad por explorar sobre qué hay más allá de nuestra piel. Y se olvida de su ser para entrar en las cadenas productivas si bien le va, o se queda a expensas de otros, o delinque para comer en la cárcel, o se hace el loco para alimentarse tanto de comida, como de historias que de seguro con perfil literario tiene cada uno de los huéspedes o pacientes.

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Hay quienes nunca miran la luna de día, porque su paradigma la ubica solamente de noche. Y hay quienes no les interesa nada de lo que sucede más allá de sus "narices". Cada quien andamos en lo propio en este Valle al que se le llama de lágrimas y risas. Y hay quienes solo se la pasan tratando de descubrir los planos del universo. Y ambos llegan al final de su existencia sin saber más allá de lo que está permitido a los normales.

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Ya he contado que uno de mis hijas un mediodía regresó de su preescolar y casualmente yo estaba en la sala de mi casa. Y me dice con esa vocesilla linda que tienen todos los niños y niñas a esa edad: "oye, papá, fíjate que hoy la maestra nos platicó sobre los primeros hombres en la tierra y dijo que un señor de nombre Adán fue el primero" "Hum, ajá", le dije yo. "Y ella siguió: "pero si ese señor dan fue el primero, entonces pregunto yo ¿y quién le cambiaba su pañal y le daba su flechita?" Yo literalmente me quedé impávido sobre esa pregunta. Quiero decir, muy sorprendido. Los niños son filósofos y artistas. Solo que conforme pasan los años van perdiendo esa gracia humana.

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Marisa será el tema de pasado mañana, mañana sobre los maestros, en su día. Marisa está a años luz de mi existencia. Pero como estrella rutilante que lo fue en mi vida de adolescente, su luz me sigue irradiando en partes del pozo de mi memoria. Y levanta la mano para que saque a la luz su (nuestra)  historia. Así las estrellas que vemos en el firmamento nocturnal. lo que vemos de cada una de ellas es la luz que viajó a una velocidad de sí misma (de la luz) y nos llega luego de cientos o miles de años, y es probable que esa estrella esté muerta (oh, Marisa). 

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El caso es que nuestra vanidad nos hace sentirnos superiores, grandes o hinchados y egoístas. Y ese concepto de uno mismo es solo una verdadera inutilidad, porque tan pequeños somos en lo grande del planeta, mucha más ínfimo en la magnitud del sistema solar, mucho más micro en lo grandísima que es nuestra galaxia, y nada somos en el conjunto de miles y millones de galaxias del universo todo. Mas, aparte de lo pequeño que somos como materia, peor es la cantidad de años (digamos cien, y es mucho) que vivimos dentro de la magnitud del tiempo. Vida personal fugaz y efímera. Y andamos con odios, resentimientos, prisas injustificadas, celos escrutadores y tóxicos, envidias dañinas, chismes mitoteros, peleas permanentes, fobias incandecentes, rabia acumulada, etc. Y ciertamente todo ello es ridículo ante lo que decíamos de la magnitud de lo que somos en todo el universo.

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Terrícolas somos, por habitar el planeta tierra. Venusinos y marcianos si existieran, quienes viven en Venus y Marte. Saturninos los de Saturno, jupiterianos y los otros. Más aún, en millones de planetas, tendrían otros nombres para ser identificados de acuerdo a vivir en los planetas correspondientes. Todo ello lo comento porque una de las preguntas que nos han acompañado en la vida es si existe vida más allá de la tierra. Y las respuestas siempre son a favor y en contra. Solo que, como dijo un amigo: "a nivel de hipótesis, sí existe vida en otros planetas". A nivel de teoría es otra cosa bien distinta.  

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Lo de Marisa es otra cosa. Me parecía como de otro planeta. Platicaba de otras cosas muy distintas que ls demás muchachas de 14 años. Su mirada era como de rayos equis, su mirada andaba siempre atenta a los detalles, su tibieza parecía como un abrazo doble. El tono de su voz era una caricia al oído. Ya contaré como la conocí. Cómo fuimos novios muy poco tiempo. Y cómo desapareció abruptamente de mi vida. Como si se hubiera regresado al planeta de donde era origen. Esto lo digo muy consciente solo porque su forma de ser inteligencia y belleza, era rara, no parecía para nada normal. Solo que como está en el recuerdo, y no tengo pruebas palpables, también puede ser que sea solamente producto de un delirio alocado mío, mera ficción.

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No se´, no puedo asegurar, no me consta, que haya vida en otros planetas. Y asimismo no puedo asegurar, porque no me consta que hayan personas extraterrestres habitando entre nosotros. Solo que mi experiencia con Marisa pueda tomarse como tal. Solo que sí me sorprende ver a niños de tres años hablando diez idiomas, tocando el piano como Bach o Mozart, y hablando como si fueran adultos inteligentes 60 años. O que haya personas que pueden curar o mover objetos con el poder de la mente, que, como decía Kalimán: "quien domina la mente lo domina todo".

 

 




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