Concíliate

1

De entrada concíliate contigo mismo. Esto te permitirá vivir con plenitud o algo cercano a esto. No creo en la reencarnación. O la entiendo de otro modo. Volver de la ceniza -como abono- a la flor, animal o cosa. Quizá. Imagino en el caso de las almas viejas que vuelven como almas en otros cuerpos sí, unas tres o cuatro veces, hasta que les dan sus vacaciones eternas cumplida su misión. Mientras tanto.


2

Concíliate. La existencia es efímera y por lo tanto fugaz. Como cuando el fumador enciende un cigarrillo. Y este. aún sin fumarlo se apaga o se consume.  O cuando en la asada de carne, para encender el carbón utilizamos un cerillo que con su pequeño fuego se consume. Y el carbón, al dí siguiente vemos la ceniza que la tiramos a las plantas como abono. Así nuestra vida. Así nuestro cuerpo.


3

Así que concíliate con tu cuerpo. Sea alto, chaparro, delgado, con sobrepeso, de piel morena, blanca o amarilla. Con pecas o . Pie grande o pequeño que batallas para encontrar zapatos y las que atienden pierden la paciencia. Conciliarte es aceptarte con lo que la 54⅘5555.5 te ha proporcionado. Si el destino es el mismo en toda la palabra: polvo, solo polvo. Mientras tanto sé feliz en tu nave encarnada. A veces los sentidos se fueron. la vista es borrosa, el oído capta menos de los ruidos, la piel no se conmueve con caricias. En fin, ¿qué te digo que tú no sepas?


4

Concíliate con tu barrio, tus vecinos. No es determinante. Si de poder se trata, la esperanza no muera en tu aspiración de una mejor casa. Los vecinos siempre serán lo que en su mente llevan. Tú mismo eres el vecino de ellos. Y puede ser que te miren como tú los miras. Y te perciban adusto, serio, de mala o baja vibración. Así que trata de ser mejor vecino tú para que generes mejores ambientes de convivencia.


5

Concíliate con tu casa, tu espacio. Sea pequeña, mediana o grande. Las condiciones materiales sean las que fueren. Diógenes vivía en un tonel en la calle y era el más feliz de los mortales. Las casas de interés social apenas cabe la familia apretujados. Y el patio, ni se diga: apenas caben cosas apretadas. Y si te gustan los perros sufre uno si lo tienes en esos reducidos espacios. Y aspira a otra casa con otros patios. Mientras tanto no farfulles ni quiebres platos por no poder lograrlo en lo inmediato. Sé feliz con lo que tienes dice el vate. La vida se va en un visaje, Y realmente donde resides es en tu cuerpo. Y si su interior es de paz y tranquilidad, tienes el mejor palacio del mundo.


6

Concíliate con tu tiempo. Fueron noches oscuras de la Edad Media. Siempre el amor salió triunfante. Y los odios crudos dejaron sus herencias. Lo mismo esa medida del tiempo en la historia sucedió y sucede en nuestra existencia personal. Hubieron noches oscuras. Altos deltas y riscos con filo a nuestro paso. Nos lanzaron piedras. O imaginamos piedras las miradas y palabras de los otros a nuestro paso. Y hubo situaciones que no entendimos de asuntos del pasado. Pero es el tiempo que nos ha tocado vivir. Digo el propio tiempo porque otros viven en su presente otro tiempo diferente al nuestro.


7

Concíliate con tu niñez. Esa que forma parte del pasado y en ella hubieron situaciones que no dependían de ti. Eran modo, lugar y circunstancia como factores circunstanciales que te determinaron para bien o mal o esa mezcla rara como síntesis de lo que fuimos para ser lo que somos. A pesar de como hayan sido, es mejor conciliarnos con la manera y forma como vivimos esos años. de allí vienen nuestras sombras, nuestras luces y nuestro responder con sonrisa o truenos. Pero hay que conciliarnos con todo ello para trascenderlos para bien o mejor. es necesario para nuestra paz.


8

Concíliate dentro de ti mismo con tu enemigo. Cámbiale el concepto. Quizá persona extraña bien identificada. Conciliarte no significa que vayas a pedirle perdón o disculpas por el daño que te ha hecho o lo mal que ha hablado de ti. Solo que no domine tus pensamientos, y de ser posible nunca ande rondando en tu pensar. Dejarlo fuera. Y dejar que el karma o boomeranga le regrese al doble todo lo que ha pedido para ti. Que esa sea tu venganza pacífica sin meter las manos. Y menos en seguir ocupándote.


9

Concíliate con tus pensamientos. Son intangibles, pero se materializan en tus actos, en tus pasos, en el proceder de tus manos. Así que diles "ya", que la mejor personal depende en gran medida de uno mismo. El pensar cosas negativas hace atraer lo que nos perjudica entre odios y rencores. Y pensar en la luz del sol, la poesía, los libros, las buenas historias contadas, la sonrisa y el amor hecho a la medida de los anhelos y sueños, por supuesto hace que la mirada irradie en brillo y los sueños sean placenteros aún con la nostalgia y los recuerdos.


10

Concíliate con tu edad. Si eres viejo tuviste tus diez, quince, treinta. Y los que tengas sean bien vividos. Para el universo es lo mismo una edad u otra de los seres vivos. Lo importante es que logres reír con motivos, jugar hasta el  cansancio y cantar aunque no te sepas las canciones y solo cantes con el trabajo la lá. El amor allí está, siempre se asoma.


11

Concíliate con tu laguna, río o mar. Con tu planeta, galaxia, con las piedras, con todos los seres vivos, con las palabras, con los sueños de los otros y más los propios, con tu camino. Vivir conciliado consigo mismo y el entorno es ascender varios planos de la existencia, es vibrar en gozo por la existencia y has de encontrarte con otros que vibran en tu misma frecuencia. La vida es así, la existencia es una maravilla de circunstancias, enlaces, conexiones, coincidencias, en las que sintetizan cuando dos rostros se sonríen, y dos miradas anhelantes se encuentran. Y entonces nace un nuevo mundo de a deveras.


12

Por eso digo, todo parte en la grandeza de conciliarse con uno mismo. Y bastaría con ello. Deja de flagelarte por lo que hiciste, por lo que no. Porque abandonaste sueños. Porque no tomaste una decisión o porque la tomaste y salió mal. Contigo mismo ennla conciliación okena es la clave.




Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam