Madre solo hay una

1

Este día de manera natural nos dividimos entre quienes tienen y quienes no tenemos madre. En mi caso y muchos es porque fallecieron. La mía en el fatídico 25 de diciembre de 2001. Ya he escrito sobre ello. Mi solidaridad con todos quienes han pasado por dicha situación, natural en la gran mayoría de los casos, la muerte de ellas. Huérfanos, se dice. Y quienes la tienen viva, apapáchenla, no solo hoy, sino cada día del año, de la mejor manera que se pueda. Escúchenla, y aunque no les gusten sus indicaciones, consejos, sugerencias u órdenes, háganle caso. Ellas saben de la vida, de las dificultades,, han recorrido mucho camino y tienen amplia esperanza.

2

Desde la secundaria y luego en la escuela Normal este día amanecíamos dando serenata. A medianoche nos reuníamos en la escuela secundaria con el maestro Puente, y nos trasladábamos de casa a casa en el viejo autobús amarillo Dina 1956. Nuestras madres salían todas adormecidas, gustosas y satisfechas de ver a un grupo de infantes de 12-14 años, entre ellos sus hijos, cantándoles las mañanitas y doscanciones. Algunas mamás tenían preparado algún refresco y sándwiches o tortas. Ya más de edad, cuando la Normal, hacíamos lo mismo, bajo la dirección de Alberto Ortega y luego de Cristóbal Maldonado. Ya para esta edad algún amigo llevaba algunas cervezas o botellas para que no nos diera sueño. Solo que sea por eso, decía una amiga.

3

Ya en la Normal algunas amigas nos cooperaban para llevarles a las mamás de ellas. Y aún cuando yo estaba en Tabasco, hacía coincidir un permiso y mi llegada para estar el 9 en la noche en el lugar que yo sabía se reunían, y para sorpresa de mi madre, que no sabía que yo andaba por ella, por ese imán especial que vincula siempre a las madres con sus hijos e hijas.

 4

Luego de su muerte, ya en Tabasco, cuando llega el 10 de mayo, en la mañana, en la sala de mi casa canto tres canciones, no con tristeza, sí con nostalgia, no con dolor, con la alegría de la vida, el estar yo gracias a ella, y saber que se cumple una función en el ciclo vital, y un tramo es la muerte. Las tres canciones son: Soneto a mamá, de Joan Manuel Serrat; En una casita muy linda y muy blanca; y Por qué abandoné a mi madre. Las canto con menos voz (chisguete, diría Chava Flores) y más emoción. Las canto solo, mientras mis hijas y esposa están dormidas aún, quizá a las 6 de la mañana. Es una vía de conexión que mantengo con mi madre, Doña Leonor.

5

En esta etapa de memes he visto varios que los he subido a mi muro. Lo hago con mucho respeto, y con el ánimo de sonreír, entre tantas cosas que pueden andar mal en nuestras vidas. "No hay leche en el refri, mamá". "Si la encuentro qué te hago", dice ella amenazante, didáctica. "Un licuado", responde el hijo juguetón y desafiante. Y en el dibujo se ve a la mamá que le avienta una chancla".  En otro se ve a una mamá enojada: "Ni subas mi foto en el muro de tu "feis; que ni me ayudas a lavar los trastes". Y en otro se ve a una mamá correteando a su hijo con un cinturón en la mano. Y yo le puse como texto: En la primaria los maestros nos ponían a hacer una plana de "Mi mamá me mima". Y yo la hago muy motivado.

6

En otros casos es menester ampliar el concepto de madre, y me refiero a quienes en la crianza de los niños esta tarea familiar y social, por circunstancias diversas las ha asumido una tía, una hermana mayor o una abuelita, y creo que hasta una cuñada (esposa de su hermano). Bienaventuradas en esa muy humana misión, y siempre el reconocimiento de esos hijos postizos, amados ellos y afortunados por contar con esa figura, y ellas nuestro reiterado reconocimiento.

7

Y aunque no es una frase mía, la utilizo porque me gusta y es muy precisa. Creo que es de José Martí, aunque pueda equivocarme. "Todas las madres tienen al hijo más bonito del mundo, y todo hijo tiene a la madre más linda del mundo". Muy bella definición de los ojos que miran amorosos.

8

Y cómo olvidar esa parte del Brindis del bohemio, en el que el Arturo, el bohemio puro brinda por la madre de él, mientras otros lo hicieron por otras figuras femeninas en su relación con ellos; la parte final del brindis dice así: " ...Brindo por la anciana adorada y bendecida/ por la que con su sangre me dio la vida/ y ternura, y cariño./ Por la que fue la luz del alma mía/ y lloró de alegría, sintiendo mi cabeza en su corpiño. Por ella brindo yo, ¡dejad que lloré!/ y en lágrimas desflore esta pena letal que me asesina./ Dejad que brinde por mi madre ausente/ por la que sufre y siente que mi ausencia/ es un fuego que calcina./ Por la anciana infeliz que sufre y llora/ y que del cielo implora que vuelva yo muy pronto a estar con ella/ ¡Por mi madre!, bohemios/ que es dulzura vertida en la amargura/ y de mis negras noches es mi estrella..."

9

Y cómo quitar esa parte del juego, en el que el diminutivo de mami, mamita o mamacita, se le dice a una mujer a la que se le ve bien, com¡n amorosa enjundia, y buscando cercanía. Aquí recuerdo esa vez en la secundaria con un pequeño texto. Fátima, la que me quitó el tartamudeo: "Fátima estaba en tercero. Bella, bellísima. Yo en segundo. Hablo de la secundaria. Los grupos estaban en un edificio de tres pisos. Ella en el tercero. Yo en el segundo. Yo estaba atento cuando ella bajaba. La miraba embobado caminar ondulante, suave, y con una risa de ensueño. El uniforme guinda falda con tirantes y blusa blanquísima le quedaba muy bien. Como modelo. Su dentadura como para publicidad de dentífrico. Pero el 10 de mayo me armé de valor. Me crucé con ella (venía, yo iba). Y en el preciso instante de nuestras miradas encontradas le dije tartamudeante "Fe Felicidades!, Fa fátima". Ella se sorprendió y sonrió. No me respondió nada. Y pasaron los días. El viernes dos días antes del Día del padre se asomó por la ventana de mi salón y me llamó. Acudí nervioso. Ella me preguntó "¿por qué me dijiste felicidades el Día de la madre, Antonio?". "Por mami, mamacita", le dije y salí corriendo antes que me insultara. ¡Qué nervios y ya sin tartamudear. Ah, la bella Fátima, mi medicina. El mero Día del padre cayó en domingo. El lunes temprano al pasar por mi salón de nuevo me llamó. Acudí temeroso. Al momento de encontrarse nuestras miradas me dijo: "Felicidades, papi". Yo me sentí el hombre más feliz del mundo. Por esas dos palabras de Fátima. "¿Y mi abrazo?", dije. Y nos abrazamos fuerte. Como de película. Nunca olvido su tibieza de cuerpo junto al mío. El encuentro y cercanía de dos corazones palpitando acelerados. Pero sobretodo que su cariño me quitó lo tartamudo.

10

Y sí, madre solo hay una. La idea no es original, pero es mi versión del cuento con ese título: 

Era 10 de mayo y se reunieron varias amigas en casa de una. Se celebraban entre ellas el Día de las madres. Había comida y cerveza. Pero ya estaban solo en la cerveza. Les atendía el hijo de la anfitriona. Un niño vivaz de 12 años. Ya se habían tomado varias rondas. "Hijo de mi corazón, ve por otra ronda". El niño corrió raudo y veloz. Y al abrir el refrigerador vio que ya solo había una. Y así se lo gritó: "¡Madreee, solo hay unaaaa"!  A la madre se le rodaron las lágrimas de la emoción. y les dijo a sus contertulias: "Mi hijo es muy efusivo y amoroso".





 


Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam