Quiero mucho a Lydia

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Imagínese que por su actividad profesional un día usted (o un familiar muy cercano) es detenido mediante secuestro "legal" y trasladado por carretera durante veinte horas para llevarlo a su lugar de destino: una procuraduría, una cárcel, guardias y policías  a las órdenes de quien la denunció, que tiene mucho dinero y tiene a su servicio toda la estructura de los tres poderes de varios estados mexicanos.

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Eso precisamente le sucedió a la periodista Lidia Cacho, por cuyas venas corre sangre lusitana y azteca. Recientemente acaba de publicar el libro "Cartas de amor y rebeldía". Hija de sicóloga comprometida, de las que organizan grupos de ayuda mutua. Pero antes había publicado el famoso libro Los demonios del edén, donde destapa la cloaca o Caja de Pandora del trafico de influencias que cobija una red de pederastia y pornografía infantil. Este es el marco para que uno de los involucrados -empresario de la mezclilla- le meta una denuncia por calumnias y difamación (del buen honor, se supone). Y en contubernio con el gobernador de Puebla, de nombre Mario Marín, a través de su mano ejecutora, le giran una orden de aprehensión. Es entonces que judiciales secretos (no muestran documentos que lo acrediten como tales) la detienen en Cancún y la trasladarán a Puebla en un viaje por carretera.
   
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Cuenta Lydia que una mañana en Cancún, donde radicaba, casi llegando al Centro de apoyo a menores violentadas, fue detenida por judiciales que no mostraron ningún documento como orden de aprhensión y fue trasladada por carretera a Puebla, con motivo de una orden de aprhensión bájalos cargos de difamación y calumnia contra Karem Nacif. Con el libro Los Demonios del edén, publicado, en 2005 había despertado a los demonios de la pedofilia, un entramado criminal dedicado a la trata de niños y niñas y vinculado a personajes de la política nacional.
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Fueron veinte horas de martirio sicológico y físico. Hubo agresiones verbales, humillaciones. Creyó que iba a perder la vida, que la iban a matar en el camino. Era la periodista que se había atrevido a desafiar el status quo de violencia, trata, pornografía. Era el pequeño liliputiense Goliat contra Sansón. Era un átomo contra una torre de poder. Por eso estaba en manos del brazo ejecutor que podía desaparecerla sin más, bajo el refrán " muerto el perro se acabó la rabia". ¿Y cuál era esa rabia?
Es el trayecto de vida de no ser indiferente. Y desde la niñez aprender sobre lo privilegiado que somos y la marginación de muchos. Lydia cuenta que de niña su madre la llevaba a las reuniones en los basureros para dar charlas a las personas que buscan un mendrugo de pan en las grandes montañas de basura, y que miraba allí a niños y niñas de su misma edad, en una condición de vida completamente muy distinta a la suya. Ya de adolescente vislumbra el ejercicio del periodismo como su fuente de vida. Y así llega a Cancún, como el paradisiaco lugar para trabajar de periodista y escribir poemas.Solo que el destino se va cumpliendo entre el periodismo en medios escritos y programaste televisióncon el tema de mujeres y la violencia cotidiana contra ellas, tanto en el trabajo, como en la familia.
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En esas andaba, cuando sintió la necesidad de apoyar verdaderamente a las mujeres, menores y mayores, por lo que, junto con almas solidarias como ella, un refugio de apoyo verdadero donde tuvieran un lugar de resguardo las víctimas, y recibieran apoyo sicológico para iniciar una ruta de reconstrucción de vida.
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Un noche le habló una señora al centro de apoyo. Le dijo que quería que fuera a su casa porque tenía una niña víctima que quería platicar con ella. Con cierto recelo por las amenazas que siempre han recibido, acudió prevenida, y finalmente dio con la dirección. La recibió la señora y vio dos niñas, la hija de la señora y otra de piel blanca. La señora rápidamente le explicó que la niña era víctima sexual de un adulto. Y que hablaría con ella a solas. Ema (nombre ficticio, de 13 años le platicó que desde años atrás un poderoso empresario abusaba de ellas y de decenas de niñas y niños más. 

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El nombre del sujeto: Jean Succa Kury, dueño del hotel Solymar, tiendas de artesanías y restaurant del aeropuerto. Pero como parte de una red nacional e internacional donde estaban vinculados personajes de la política nacional y empresarios: Mario Marín, a quien por este tramos de vida se le conoce como "el Gober precioso, Emilio Gamboa Patrón (?Le suena el nombre?), Kamel Nacif poderoso empresario textiles conocido como el rey de la mezclilla. Y otros más, incluyendo a funcionarios de los tres poderes de Quitana Roo.   

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Regreso: Succar inclusive les tomaba fotos y grababa desnudas en escenas donde las violaba y las hacía que le hicieran sexo oral, lo mismo en escenas entre ellas mismas. Sí. a niñas y niños de entre cuatro y trece años. A partir de ese momento la vida de Lydia dio un vuelco total, como decimos un giro de 180 grados.
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Todo ello lo cuenta a detalle en los libros a los que hago alusión, y que están redactados con lenguaje periodístico, ameno aunque doloroso, sufrible, pero que nos muestran una realidad que tratamos de ocultar, lo cual agrava la situación de las niñas y niños que se encuentran en esa situación infernal de abuso por parte de adultos. "Los demonios del edén" es el preámbulo y causa de su cambio de vida. Y "Memorias de una infamia", es el relato de todas las vicisitudes legales que tuvo que enfrentar: careos, traiciones, atentados, miedos, incertidumbre y saber que la muerte no es más que un punto en la existencia.
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¿Cómo no querer mucho a Lydia? ¿Cómo no admirarla?


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