Texto sin tema o ¿Gardenia dónde tu flor escondes?

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A veces sucede que no se tiene tema para escribir. Sobretodo si ya tiene uno más de tres años escribiendo a diario. Y si busca, se da cuenta que ya han pasado casi todos. Y los que caben en ese casi los que no, no se presentan para escudriñar sobre ellos. Tiene uno sí temas vetados. Esos los que generan problemas. De esos no se escriben. No por ahora. Y si se escriben se guardan y no se publican, pero ese es otro tema. Un amigo los tendrá para publicarlos después de muerto.

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El que es lector habitual parece tener muchos temas a su disposición. Bastaría solo recordar algún libro y escribir sobre él y su autor. La pobreza, el alcohol, las drogas u otras circunstancias bajo las cuales dicho escritor -Poe, Bukowski, Genet- fue desarrollando su apreciada obra. Cómo fue injuriado en vida. Como murió solo y su cadáver fue descubierto diecisiete días después y junto a él un gato o perro fiel. O cosas así no tan gratas. 

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O puede escribir sobre el primer libro que leyó. O escribir sobre la cuarta vez que leyó completo El Quijote de la Mancha, sea cierto o no. O de las decenas de intentos que hizo para leerlo, y en cada intento le avanzaba apenas unas tres o cuatro páginas más y lo abandonaba, bajo el pretexto que no tenía tiempo, o le interrumpían, o que prefería hacer el amor a seguir leyendo la famosa novela que marcó época en la literatura en español y en general en la literatura universal.

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A veces digo que uno de los temas para escribir pueden ser los sueños. Solo que también me dicen y aseguran que hay personas que no sueñan. Y otros me dicen que sí sueñan, pero que no se acuerdan. Que para el caso de escribir viene siendo lo mismo. Uno agota anécdotas de la infancia y adolescencia. Ya, por supuesto, en textos anteriores. Me ha dado por leer novelas extensas donde repiten la misma circunstancia aunque lo hacen como si fueran versiones distintas de un mismo hecho. Que si el sacerdote era franciscano o carmelita de los pies descalzos.  

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Y como ahora es tan fácil publicar, Y va incluida en el precio la revisión de estilo, entonces la editorial anónima cobra el costo de dicha revisión aunque no la haga, y quedan con repeticiones, con frescas escenas inacabadas. Y sin ser gemelos los personajes, los describen con distintos nombres aunque con características físicas o sicológicas muy parecidos. Y así salen al mercado y andan regalando las copias en PDF. Sobretodo si son novelas extensas como mamotretos. En los libros de cuentos es más difícil esto, aunque leí por allí un libro con dos cuentos casi iguales solo cambiaban el nombre y el primer fragmento. Aunque me dicen que ya hay aplicaciones (app) que detectan este tipo de repeticiones.

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Cuando no se tiene tema, prepárese un café y diga que está tomando un café. Y cuente un poco de ello. De su aroma. Y mienta que ese se lo regalaron en grano una vez que hizo un viaje ficticio a los altos de Chiapas o a Coatepec, Veracruz, que dicen son lugares donde se cosecha del mejor café del mundo. No diga que le puso azúcar mascabado o refinada, pero para dar la imagen de escritor serio debe ser sin endulzar, que se sienta el sabor simple y amargo del café, No diga que se lo trajo un amigo africano de allende los mares. Lo de allende solo para dar idea de conocer palabras de algo poco uso común. Pero caben. Un viejo esclavo ya liberto que tuvo la oportunidad de regresar a su tierra y se acordó de usted. Es poco creíble. Apenas que describa la forma como se conocieron.

Yo escribía a diario, lo cual no es ningún mérito. Lo hago por ejercicio en la esperanza que me alcance la vida para escribir la mejor carta de amor o una novela, y que el ejercitarme a diario me vaya dando soltura  para que tan pronto el cerebro vaya ideando la continuación lo que sigue, las manos conectadas al teclado vayan reflejando esa creatividad e imaginación. Solo decía que lo hago a diario y que es ejercicio, porque habrá días en que el texto quede bien, y en otros muy mal. Porque es cierto, uno se queda sin temas. Y allí ando tratando de ver qué. 

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Ya escribí sobre mi primer novia, sobre la segunda y tercera. Ya inventé dos o tres nombres. Escribí sobre Fátima. Sobre Martha y sobre P. Y agotados temas de maestros, con nombres específicos. Las diez mejores posiciones para leer y escribir. Y cosas así baladíes, pero recuerde que es ejercicio. Ah, coordino un taller literario, lo cual ya lo dije pero ahora estoy empezando a tener un taller personalizado por vía internet. Excelentes las tres participantes que tengo. Una de Colombia. Otra de Madrid. Y otra de Tabasco. Pero que no puede llegar al taller presencial por causa de su situación familiar. Lo del taller me ayuda porque ejercito mi modo de ver de manera pedagógica los textos de los otros.

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Si no tiene tema para escribir, no se preocupe. Basta conque escriba una palabra, como si fuera un pajarito recién roto el cascarón y salido a la vida. Y a partir de allí júntele palabras que vaya diciendo algo. Ejemplo "Sol". Y diga por ejemplo: "Imagino cuando el sol fue elaborado por Dios". O "Que aparezca el sol es la esperanza en los días finales del largo invierno". Y a partir de allí siga, sea que recuerde, sea que invente.

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Lo interesante de no tener tema, es que se abre la posibilidad casi infinita de empezar por un rumbo con base en una palabra. Y luego la incertidumbre emocionante de no saber qué ruta irá tomando el texto. Que al llegar a la cantidad de caracteres diarios que se ha impuesto pueda ser que lo lea y exprese: Qué bien escribo. O diga esto es una mierda. Y rompa el papel. O lo borre de la pantalla para que no quede huella. O con esa palabra inicie un texto que al final sí valga la alegría guardarlo. Cuando menos como prueba de los ejercicios que va haciendo.

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Cierto. La plantita de gardenia va creciendo. Sus hojas de un verde intenso brillan como muestra de vida. Y allí nacerán flores nuestras. Está sembrada en el espacio entre la banqueta y la calle. Será planta pública. Que quien quiera podrá cortar sus flores. Y algunos solo las olerán. Miro detenidamente la planta y le pregunto "¿dónde tu flor, gardenia mía, escondes?"

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Ah y no escriba al final la palabra fin. El último párrafo debe ser ideado y escrito de tal manera que el lector siempre inteligente sabe cuándo termina un texto. Como este. Mientras tanto termino de tomar un café de Coatepec.

 

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