Filtros de amor

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No sé a usted. Pero a mí siempre me han llamado la atención eso que llaman filtros de amor. Como si realmente existieran. Como si realmente hicieran efecto. De existir a como lo imaginamos entonces sería de gran venta mundial y de beneficio para la vida de la humanidad y su relación con las otras especies y con la naturaleza; en conjunto la convivencia diaria sería de otra manera, pero en esencia amorosa, con todo lo que ello significa.

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Hay quienes se ofrecen de vidente. Y de seguro es que sí hay quienes tienen un poder que razonablemente no se puede explicar, pero que sí tienen ese poder de anticipar hechos que sucederán, por ejemplo terremotos, lluvias ácidas, rompimiento de cerros y muertes de celebridades. Pero la mayoría son charlatanes. Yo me digo que los verdaderos videntes son quienes les funciona una mayor parte de su cerebro, ya sabemos que el uso general del cerebro apenas es una parte muy ínfima. Pero para saber quiénes sí y quienes no lo son, es donde suceden los fraudes.

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Algunos se anuncian en prensa y redes con cosas como : "hacemos que vuelva su pareja que se fue con otra persona, y que se arrodille y le pida perdón y nunca más piense o sueñe en irse", o algo así. Y como todos hemos pasado por eso, o casi todos, entonces tienen un buen número de clientes hombres, mujeres y otros. 

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Los griegos en la antigüedad tenían a los oráculos, que eran muy conocidos, lugares donde los pitonisos auguraban el futuro del recién nacido, sin que este pudiera ser evadido, siendo uno de los vaticinios más famosos el de Delfos quien dijo a sus padres que el hijo recién nacido, de nombre Edipo, siendo adulto mataría a su padre y cohabitaría con su madre, quienes ante dicha premonición decidieron que lo mandarían a tirar en lo alto de la montaña para que los animales salvajes lo mataran y así evitar el terrible destino que les deparaba la vida.

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Pero ese es otro asunto. Yo mismo entre los ocho o diez años, pensaba en el destino y si se podía evitar o no, y cuando me mandaban a comprar algo a una tienda cercana, no me iba directo, sino caminaba por otras calles, para "burlar "mi destino" que según yo era ir directo a la tienda. Mas luego a los once o doce, que seguía con la misma inquietud, y  miraba venir a alguien y me decía: "mi destino es saludarlo con un hola buenos días, pero hoy no le diré nada". ¿Y no será ese mi destino, el de irme por otras calles y no saludar a las personas?

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Mis amigos de la secundaria, ya entre los 14 y 15 años, andaban con lo de filtros de amor para que las muchachas se enamoraran de ellos. Y se ponían atentos de cuando las muchachas estaban en la clase de corte de cabello, y se fijaban cuando a la que querían enamorar le cortaban el cabello y entraban a agarrar un trozo de ello, y luego con algo de tierra del panteón, un hueso de pollo, y agua de no sé qué flor, lo unían, y ponían a hervir. Y si de casualidad al día siguiente la muchacha les sonreía, sentían que ese filtro de amor, leído o recomendado por alguien, sí estaba funcionando, pero eran las casualidades.

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Ya en la adolescencia me di cuenta que no había filtros, que eran las actitudes, la serenata, el destacar, el ser participativo, el aprender a sonreír, y en todo caso saber besar ya cuando las cosas van saliendo bien, para que funcione la atracción, ser higiénico, claro, el aprender a mirar como actor de cine, radio y televisión (de radio porque hasta en la voz se debe notar la alegría de la sonrisa), y algunas cosas más. No siempre funciona, pero aprenderse canciones y chistes que realmente hagan reír. Yo me aprendí tres, pero no aprendí a contarlos con gracia, así que no he logrado que alguien ría con el chiste del argentino vanidoso que en concurso de baile, ya en la final y bailando le dan ganas de ir al baño, entra de prisa, se sienta en la taza, brutal diarrea, y no se levantó los picos del saco de frac, así que regresa muy contento, y sigue bailando, vuelta para aquí y allá con su pareja, y un amigo competidor se le acerca y le dice al oído: "che, nos estás cagando a todos", y este le responde: "y eso que estoy bailando suavecito". Vaya, ni yo me río al contarlo. En fin.

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Yo he jugado a ser adivino. Y a veces le atino. Si está nublado vaticino que no llueve. Si el sol está en el cenit digo "son las doce". Si veo a un enanito de espalda digo " no es un niño". A los niños les adivino la edad con margen dos años de error. Adivino el grado en que está y si tiene maestro o maestra. Y cosas así por el estilo. Una vez tenía perdido unos lentes como por una semana. Y soñé donde estaban y fui directo, no a buscarlo, sino a agarrarlos. Estaban arriba de un librero donde no se alcanzaba a ver. Y con los ojos cerrados alcé mi mano justo donde estaban. A eso le llamo mis fuerzas patéticas. Y no es la única vez que me sucede esto.

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El genial cantautor español Joan Manuel Serrat escribió y canta una canción con el nombre "Receta para un filtro de amor infalible". Y de entrada dice: 

"Todo el secreto de un infalible filtro de amor/ se esconde en una íntima prenda recién usada./ Consiga una de la persona seleccionada./ Si puede hacerlo personalmente, mucho mejor./ Córtela a tiras para que vaya soltando el jugo,/ y en lugar seco, lejos del gato, sin darle el sol,/ déjela un mes macerándose con menta y alcohol/y olvídese de las rogativas y los conjuros..."

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Los amigos que tienen experiencia me platican que funciona invitar un café, una copa, regalarle una ropa, un libro de poemas de amor. Y acaso mirar películas de su gusto (de ella), pero no platicársela, sino invitar a verla, y si es en una casa mejor, música previa de fondo (pero antes investigar de qué tipo le gusta, no le pongas a Bach, Vivaldi, si ella lo que escucha es los Ángeles Azules, Rigo Tovar, Fabio o leo Dan o viceversa. Que le diga que le han contado que está muy buena (la película), y sea ese el gancho de interés. La plática debe ser fluida, pero que sigan siendo temas de interés de ella, y sobretodo escuchar de lo que ella platica y mostrar interés, aunque sería mejor realmente estar interesado, y como no queriendo cerrar un ojo a manera de tic, por si se ofende. Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo, que a veces sí y a veces no ha de hacer efecto. Todo lo que sea natural. Una rosa, por ejemplo, gardenia o jazmín. ¿Pero si todo esto falla?

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La canción de Serrat es muy linda, poética y juguetona. Pasa en el intermedio por agregarle a la mezcla borra de ombligo, frases de amor,  una pizca de polvo de estrella fugaz, pétalos de rosa recién cortada, y cosas así por el estilo. Pero remata como solo él sabe hacerlo con su composición con tema de filtro infalible de amor:  si acaso le fallara este bebedizo, "...haga la prueba con materias tangibles./ Cubrirla de brillantes o montarle un piso/ son buenos ingredientes para infalibles/ filtros de amor..."  Y tan, tan. Y bueno con estos argumentos, creo que los filtros de amor no fallan. Digo yo. ¿Usted qué cree?


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