Sonría mucho

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He escuchado y más en los últimos años la expresión "estoy estresado", "estoy estresada". Y cada persona con diversos síntomas: pruritos y comezón la piel, caída de cabello, pasando por dolores de cabeza, miedo, falta de apetito, pesadumbre, somnolencia, etc. Y es un tema de salud grave porque lleva a la persona por un camino de pesares, preocupaciones e inclusive lleva hasta la muerte.

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Yo tuve problemas de estrés fuerte hace como veinte años. Mis síntomas es que me empezaba a faltar el aire, como que me iba a ahogar, perder el sentido y algo así. Esuna gran desesperación. Y esto me pasaba principalmente de los centros comerciales, quizá la aglomeración de personas, y ya vaciando un poco, me pasaba asimismo al acercarme a la caja para pagar. Dos o tres veces en Chedraui. otras tantas en el viejo Carrefour.

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Uno de los cuentos que regularmente se hace referencia sobre el tema es que una ocasión llegó la muerte a una ciudad azotada por una pandemia. Un hombre se la encuentra y le pregunta: "desdichada, ¿cuántas personas vas a llevarte en esta ocasión?". La esquelética señora le respondió muy amable que solamente se iba a llevar a quinientas". Muy bien, le respondió el caballero creyendo en su palabra de mujer. Al final de la pandemia el recuento señalaba que habían muerto cinco mil personas. Entonces el hombre se volvió a encontrar a la muerte y le reclamó enérgico: "¡desdichada traicionera, inmunda, faltaste a tu palabbra!, dijiste que te ibas a llevar quinientos, y te llevaste cinco mil. "Nooooo. Yo soy de palabra. Por pandemia murieron las quinientas que te dije. Las otras murieron por pánico y miedo.

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"Es una enfermedad moderna, de unos diez años acá", me dijo con una tranquilidad de santo el doctor Márquez, que tiene ubicado su consultorio en la esquina que está en la calle principal donde hace frontera entre las villas Ocuiltzapotlán y Macultepec. Acudí a él porque ya me había desmayado yo en público, y de allí pudiera ser que me pasara manejando o cuando estoy arriba entre los árboles. Así que acudí con él, de los mejores médicos generales que he conocido.

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Andaba yo haciendo trámites en la Secretaría de Educación, luego de una inundación allá por 1997. Trámites burocráticos, de esos de llevar informes que van a dar a unos archivos y nadie revisa. Yo sentí que me faltaba el aire y cuando volví en mí estaba acostado en el suelo y varias personas me rodeaban, algunas ya con alcohol poniéndome en la nuca y otros con una coca. "Se le bajó la presión", dijo el de la Coca. Ya me repuse y esa misma tarde fui con el doctor Márquez, quien con su sola imagen de galeno ateniense ya empieza a sentirse uno bien. "Siéntse. Sí,. Dígame. Qué le pasa".

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Le expliqué de mis ahogamientos en público. Principalmente que era cuando ya iba a pagar en caja. Siendo él muy serio en sutrata y amable a la vez, soltó la carcajada. "No, pues sí, a quién no con esta inflación en los precios", dijo. Luego en cuarenta minutos platicó conmigo con formato de entrevista. ¿Es usted casado? ¿Es usted de aquí de Tabasco? ¿Tiene otros familiares aparte de su esposa e hijos que vivan por acá? ¿Em qué trabaja? ¿Qué hace en su trabajo? ¿Le gusta la política? ¿A qué partido apoya? ¿Ya está preparando la clausura? ¿Dígame que documentos le piden para entregar en la Secretaría de educación? ¿Le alcanza con lo que gana para una vida tranquila? ¿Le gusta la política sindical? ¿Participa en ella? ¿Escucha o lee noticias? ¿Qué tipo de noticas escucha? ¿Le llegan oficios del SAT? ¿Tiene deudas fiscales o particulares? ¿Que noticias busca en el periódico? ¿De qué religión es usted? Y quizá otras veinte preguntas más.

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"Es estrés". concluyó. Y me explicó que de unos cinco años a la fecha han aumentado los casos de estrés. "Es por el neoliberalismo", dijo enfático. "Los pobres son más pobres. La clase media ya no puede sostener su pobreza alta. Y los ricos son más ricos. (Esto del neoliberalismo no lo dijo, pero cabe, lo intuyo). Lo que si dijo es que hasta en los jóvenes se están enfermando. Y platicó de dos o tres casos que habían llegado con él el día anterior. "ayer apenas llegó una muchacha de unos veinticinco años muy angustiada...etc".

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Al ver que sacó una cajita de pastillas Frisium 10, y que me dijo que iba a tomar una a diario. Yo realmente me espanté y le dije: "Doctor, pero no quisiera depender de pastillas como tipo droga para andar como volando y a todo decir que sí, y me vale". Se volvió a reír con carcajada suelta. "No, para nada. la va a tomar una diaria por treinta días. Y para que no se estrese más en esa próxima visita no le voy a cobrar consulta. Y en efecto, al mes fui. Entre silbando la canción "volare, cantare". Luego de los saludos. me dijo. Ahora el frisium 10 lo va a tomar un día sí y uno no. Y vuelva en treinta días de nuevo, y tampoco le cobraré consulta. Y volví. "Ahora ya no la va a tomar, solo la va a cargar en su portafolio. Y si acaso si va a tener una reunión, o va hablar en púbico entonces se toma una. Y nada más.

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Me explicó que por eso muchas personas llegaban a la iglesia o templos (yo no, le dije), porque llegaba rezar, a orar y le cuentan al cura o frente a una imagen sus problemas, y con eso sienten ya como si hubieran descargado el peso de sus penas y aflicciones. "Pero como usted no, entonces si en la madrugada siente que se ahoga, busque un libro de su poeta favorito y le algunos poemas, y verá que poco a poco se estabiliza". Y cierto sucedió una ocasión. 3am. Desperté cuando soñaba que me llevaban en una camilla muy grave por los pasillos del ISSET. Entonces mandé despertar a un vecino para que me llevara a dicho hospital a urgencias. El MVZ Armando Pedrero, mi vecino se despertó Y en cinco minutos ya estaba listo para trasladarme de urgencia. En esos cinco minutos yo saqué mi libro de Walt Whitman "Canto a mí mismo", y ya cuando hablé con pedrero ya se me había pasado esa sensación de ahogo. "No te preocupes Toño, estoy a la orden para cualquier cosa.

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Mi estrés ya andaba grave antes de acudir con el bendito Doctor Márquez. Porque ya no era solo en las aglomeraciones que me daba la sensación de ahogarme. Sino también cuando manejaba en carretera, sobretodo al rebasar sentía que era muy estrecho el carril de la izquierda (iba a decir del acotamiento). Así que con ese tratamiento me liberó del estrés. Y nunca más ha vuelto.

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Pero ya he escuchado que el perrito, el gatito, el pájaro en su jaula, el cotorro con alas recortadas y el pez de pecera anda estresado. Pues cómo no van a estar estresados si están confinados en espacios que no les son naturales. El pez en un espacio de veinte centímetros cuadrados o un poco más. Los gatos y perros en departamentos, o en patios de casas de interés social. Pues sí. Lo mismo el ser humano. Casas pequeñas (la mayoría), el señor que llega a cobrar la renta; el banco que cobra intereses moratorios con Iva y recargos, y gastos de ejecución, el teléfono, el gas, la gasolina, la CFE, servicios funerarios caros, etc. Malabares con el salario que siempre anda perdiendo la carrera contra la inflación.

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Estuve con responsabilidad administrativa de 2015 a 2018. Dicha responsabilidad comprendía atender a padres que habían cerrado una carretera o calle Méndez, conflictos de personal contra director, o de maestros contra el supervisor, padres de familia que llegaban enojados porque les faltaba un maestro o la construcción de un aula, padres de Paraíso que había muerto su hijo en una escuela, documentación interna, redactar oficios, firmar nóminas de programas federales, hacer brazo fuerte contra intrigas (2017 y2018) internas. Entonces a veces llegaba un amigo o amiga y me preguntaba ¿Y cómo puede aguantar tanto y hasta sonríes y atiendes con amabilidad? Mi respuesta era que en casa tenía una guitarra y al llegar a las 9 o diez de la noche, la cogía y cantaba unas dos o tres canciones. Y listo.

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Así que no se estresa. Y si siente eso hay muchas maneras de desestrezarse. No dire de otras, solo que las actividades culturales, el ver o hacer arte, o empezar a estudiar alguna actividad artística o artesanal, de seguro le va curar el estrés o prevenir para que ese visitante forastero no se presente. ah, platique y sonría mucho.



 

 


 



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