Los extraterrestres baIlan cumbia y cha cha chá

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Tengo amigos que creen en los extraterrestres, avistan ovnis y anhelan ser abducidos, para poder decir de regreso, si es que vuelven, que estuvieron allá, que es así y asá, y escribir una novela basada en la  realidad, aunque parezca fantástica y maravillosa. Y tengo amigos extraterrestres que funcionan muy bien, adaptados como si fueran humanos, pero sonríen siempre, despreocupados, generando empatía, y proponiendo soluciones a los problemas.

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Me sorprende agradablemente ver niños de entre tres y cinco años que tocan de maravilla el piano, mejor que Chopin en esa edad, la guitarra y escriben novelas interesantes y novedosas, de 600 páginas, como si hubieran nacido con superpoderes. Aprendieron a hablar antes de nacer, y a leer y a escribir tan pronto salieron a la luz. A los dos años tocaban los focos y los encendían como si ellos fueran fuente de corriente, para sorpresa de padres, tíos y vecinos, y a quienes los electricistas del barrio no se les querían acercar por temor a ser electrocutados. Yo trabajaba con una amiga que echaba chispas, y su cabello, de unos setenta centímetros, se elevaba, y ella se reía como si hiciera gracia, o más bien, consiente de que esa propiedad la tiene desde niña. Y ya ahora a los 40 años entra en habitaciones a oscuras, e irradia luminosidad con su sonrisa, como si de eso dependiera, como un secreto celosamente guardado.

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Tuve en secundaria una amiga guapa que se aprendía poemas larguísimos en una sola leída, o cuando mucho dos. Con "Los motivos del lobo" y "La Chacha Micaila", fue como una prueba que le puso el maestro Hilarión, porque él no lo creía, y ella como si nada. Yo vi que parecía grabadora, le dio lectura delante de todo el grupo, y ya estaba diciéndolos de memoria, para sorpresa de todos y envidia de no pocos, como yo, que apenas me podría aprender los cuatro primeros versos de Nocturno a Rosario: "Pues bien yo necesito/ decirte que te quiero/ decirte que te adoro/ con todo el corazón...", y aún así se me olvidaban si no los practicaba cada día. Y como estrategia para que no se me olvidaran, los repetía frente a las chicas más lindas de toda la escuela. Más de una me dio un beso. Y alguna me acusó por hostigamiento ante el director, que solo (con o sin acento) se reía.

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Con el tema cabalgando sobre la mesa de café, un amigo cuenta que hay investigaciones de universidades prestigiosas en las que se afirma que el ADN humano ha sido modificado, con el fin de acotar el inmenso total de posibilidades que tiene el cerebro nuestro. De tal manera que sólo podamos utilizar una mínima parte, suficiente para comer, trabajar, reproducirnos, cantar karaoke, comprender los  anuncios,  y razonar con base a ideas de propaganda política. "Ah, entonces ya entiendo", me dije muy dentro de mí.

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"Aunque usted no lo crea", es una expresión muy utilizada en revistas donde publican artículos muy interesantes que desafían toda lógica y sentido común.  Y una de esas revistas yo la leía desde niño. Se llamaba "Duda". Y efectivamente, yo tenía cinco años y las leía con mucha emoción, sobre ovnis, extraterrestres que llegaron a la tierra hace miles de años y construyeron grandes ciudades como Machu Pichu, prámides, cabezas colosales con piedras que no había en la región, y esculturas de hombres y mujeres de cincuenta metros de altura. Y apenas hace unos meses vi videos de sombras lejanas que parecían hombres gigantes que se movían en montañas de el Estado de México. Y estos videos caseros fueron tomados desde cientos de kilómetros de distancia.

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Luego de leer esas revista "Duda" lo comentaba con mi madre (con mi padre no), y con mis hermanos mayores. Mi madre me decía: "ay, hijito, todo está escrito en la Biblia". Y me hablaba del fuego en que terminaría la tierra. Y sobre carros de fuego. Y llegarán los tiempos en que los padres matarán a sus hijos, y estos a sus padres, y se harán experimentos con animales y plantas. Etc. Así por minutos. Pero ella reía cuando me decía todo eso. Luego cuando llegué a Tabasco escuché sobre duendes traviesos que trenzaban la cola de los caballos, alushes con formas de mujeres desnudas, charros negros sobre caballos blancos con ojos como de brasa ardiente, y hombres que cortaban la cabeza de otros hombres, lo cual a mí me parecían invenciones. "Y hay naves que cruzan el universo por las noches más oscuras", me aseguraban. Y yo a media noche salía de la habitación que teníamos en Benito Juárez 2a, y me acostaba en el secadero, que utilizaban en la deshidratación de la copra y el cacao, para mirar las estrellas. Y efectivamente miraba alguna nave lejana que cruzaba y parecía bajar con orientación hacia Villahermosa. Y aprovechaba esas incursiones para escribir los versos más tristes y nostálgicos esas noches.

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¿Y cómo no va haber vida en otro planeta, si existen billones y billones de planetas agrupados en galaxias, muchos de ellos con características semejantes a las nuestras? ¿De qué privilegios gozaría entonces el planeta tierra para tener la exclusividad notariada de la vida? y ¿Quién o quiénes otorgarían dicha exclusividad, y con qué avieso fin? Digo, me pongo a pensar. 

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También recuerdo la anécdota de mi hija de tres años, recién llegada un mediodía a la casa, luego de sus primeras clases en preescolar, y me dice: "Padrastro: Dijo mi maestra que un tal Adán y una tal Eva fueron las primeras personas de la tierra. Y yo no le creo, porque entonces ¿quién le daría su biberón con lechita?".

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Y también cuenta el amigo en la mesa del taller, que los extraterrestres o sus grandes jefes chupan energía humana, por eso los sacrificios, los terremotos, los tsunamis, las grandes catástrofes, los avionazos, las guerras, etc. Y que esta energía no la obtienen de la carne-polvo, sino de las almas, de la "no materia que somos. Espíritu, le llaman. 

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Dice Jaime que las guerras son del tamaño de sus protagonistas. Palabras más, menos. Yo invoco la comparación de cuando hay hormiguero en el patio, preparo una mezcla de agua jabonosa con diesel, y se la echo. Y al inicio corren descontrolados, tratan de huir y mueren. Así miro las guerras entre los hombres o la caída de un alto edificio. Y les.comento qué tengo un criadero de termitas a las que alimento con noticias de periódicos, cuentos, poemas y novelas.

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Orson Wells en 1938 por los micrófonos de una estación de radio (la CBS) neoyorquina alertó, con base a la lectura dramatizada de "La Guerra de los. mundos", de H. Wells, que estaban llegando los extraterrestres, y la gente lo creyó, causando pánico en la.población, y por el.miedo y el estupor, ese día se elevó el índice de choques de autos y trenes, suicidios y asesinatos.  

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«Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez… Continuaremos informando».

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Más tarde, en 1965, en La Habana repitieron el mismo truco: alguien  aseguró en radio que los marcianos habían llegado ya, y que lo hiceron bailando cumbia y cha cha chá.

 





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