Leer y escribir. De la memoria al corazón

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Epifanio es bibliotecario en la UPN de Coatzacoalcos. Y está pendiente de todo cuanto pasa en los eventos de esa área. Es el del sonido. El que pone el proyector y lo prueba para hacer click en la computadora con los enlaces remotos. Es el que pasa el micrófono a las preguntas o comentarios del público. Y cuando están hablando las personas del presidium, sea conferencia, coloquio o conservatorio, está muy atento en lo que dicen. Sonríe gozoso al escuchar ideas y palabras y afirma con su cabeza, como un estar de acuerdo. Me gustó conocerlo y escucharlo. Así que cuando tocó mi turno de hablar yo volteaba a verlo. Si sonreía y afirmaba, seguía. Si lo miraba seri9, me esforzaba más o cambiaba de subtema.

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Les cuento: ayer en Coatzacoalcos presentamos dos veces el libro Leer y escribir. De la memoria al corazón de los otros. Y me fui  en una ADO sprinter (Van) de Villahermosa a esa ciudad con fama de petrolera, y lo que ello significa de abandono, entre polvo y baches. Al vehículo le sonaba todo lo de la suspensión, que creí "en cualquier momento se le suelta el eje de las llantas, o una se le separa y se echa a rodar". Y no. Llegamos a a la central tres horas después. La central no tiene taxis a la salida inmediata. Sino cien metros después. "Hay pleitos con el administrador", me dice el chofer, Don Justo, con quien tuve amena charla.

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El libro se presentó ante futuros maestros y maestras. El tema: las razones por la que es importante Leer y Escribir, y si lo es importante para todos, lo es más para el docente, cuya herramienta fundamental es el lenguaje. A mí me tocó exponer en segundo momento. Primero lo hizo Javier Pulido Biosca, excelente maestro de formación filosófica, egresado de la UNAM, quien es una delicia de persona. Y didáctico, con tranquilidad, explico de la importancia que tiene el leer e irse formando en ese hábito. De todo lo que se apropia el individuo mediante esa actividad, la más de veces solitario. El maestro Javier es autor de varios libros. Y previo al evento tuvo a bien obsequiarme uno de ellos: "Relatos de un Coatzacoalcos mágicos. Además de coincidir en estas actividades, coincidimos también en ser aficionados a la música. y a reflexionar sobre diversos temas.

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Luego me tocó a mí. Y voy sintiendo pánico escénico cuando me doy cuenta que es´tan cerrando poco a poco su intervención. Y me relajo, respiro hondo y me digo, que empiece mi corazón a hablar. En otras ocasiones llevo ya un texto escrito, pero redactado como si fuera platicado. Y lo uso como base y voy improvisando. Ahora no; o en todo caso mi texto incluido en el libro era mi bastón de apoyo. Y se me ocurrió empezar como diciendo algo así: "Buenos días. Quienes me anteceden en la intervención, tardan muy poco. Yo quisiera que tardaran mucho más, el doble, para que así a mí me quedaran solo unos dos o tres minutos..." Y todo el público se relaja y ríe. Cuento unas tres anécdotas relacionadas con el tema. Con ejemplos comento sobre la importancia de escribir, Y termino en que como lector me ha ido bien en la vida. Aunque aclaro que en lo económico no, pero en los aprecios y cariño sí.

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Y termina la ronda de participaciones el maestro y poeta Samuel Pérez García, quien es como un Quijote que promueve entusiasta estas actividades de promoción a la lectura, tanto con talleres, conferencias, edición de libros y círculos de lectura. Cuenta su relación con los libros, da nombres de autores que lo formaron como una persona con ideas de izquierda. Y destaca que todos los que participamos en el libro coincidimos en los orígenes con circunstancia de pobreza, y con las lecturas se dio cuenta de que la pobreza no está determinada por lo escrito en los altos por el dedo de dios, sino la explotación de los empresarios a los trabajadores. La lectura permite que se desarrolle una conciencia de hombre libre. 

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De allí nos fuimos caminando a comer, cerca de allí. La UPN está ubicada en la colonia Tesoro (o Tesorito, no me acuerdo bien), calle Aquiles Serdán. Caminamos como cinco cuadras rumbo al malecón. "Mariscos", coincidimos. Y cada quien pidió o suyo. Cada quien pidió algo distinto. Javier un vuelve a la vida; Samuel una minilla; yo una común sopa de mariscos. De 9 en calificación esta última. Y previamente habíamos seleccionado una mesa alejada lo más posible de la bocina por la que se escuchaba La Mafia, Natanael Canoy Rigo Tovar. Queríamos comer y platicar. Platicamos de música, la histórica Liga 23 de septiembre, de la educación de antes y la actual y de elecciones del 2024. Componemos mundo, como en todas las mesas sea con café o con comida.

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Por la tarde se efectuó la segunda presentación. Mismo lugar con distinto público de futuros maestros. Asimismo Javier Pulido no podía, así como en la mañana no pudo Adrián Rodríguez Tonche, maestro, poeta e inquieto animador cultural. Previo platicamos sobre la Inteligencia Artificial (IA), de la cual Adrián está mejor informado. Y nos comenta que está organizando una mesa de discusión con reflexión sobre ese tema. Hicimos la prueba: le pedimos un ensayo sobre la poesía tabasqueña. Y nos escribió esa IA sobre Carlos Pellicer, José Carlos Becerra, Teodosio García Ruiz, Beatriz Pérez y Pano Cabrera. El texto lo aderezó con las características de la obra de ellos y además escribió de memoria fragmentos de poemas de cada uno de los aludidos. Y coincidimos que si la piden de tarea, al alumno se le pone 10, y más si el maestro es alguien ajeno a la tecnología.

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Para la segunda presentación hubo conexión con Guadalajara. Desde allá, vía Zoom, Miguel Ángel Pérez Reynoso estuvo con nosotros. La tecnología al servicio de las actividades culturales. Expuso su tema basado  al texto que integra el libro: la importancia que tiene leer para el desarrollo individual. Previo Adrián Tonche hizo la presentación formal del libro, con ejemplos contundentes en los que explica el vínculo inseparable del lenguaje con la enseñanza, sin el cual no sería posible. Y en la pregunta de cómo motivar a leer sugirió poner atención a la letra de canciones tipo Cartel de Santa y otros, cuyos texto salen de lo común. Yo pensé en Calle 13.

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En los turnos siguientes ante el micrófono, el correspondiente al mío y al del maestro Samuel, en términos generales dijimos lo mismo que en la presentación de la mañana. Anécdotas más, menos.  Luego vinieron preguntas y respuestas. Se armó un buen diálogo entre los maestros que están por entrar al tobogán del magisterio, con los que estamos de salida (a excepción, claro, de Adrián). Aquí me acuerdo del mensaje que circula en internet, donde una señora de 90 aproximadamente le dice a una niña de 10: "aprovecha y disfruta la vida, que se va muy rápido".

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Epifanio: "una ocasión de muchacho escribí una carta a mi madre y la mandé a un concurso. Me dieron el 2o lugar. Y me explicaron que el 1o no lo gané por mis faltas de ortografía. Pero a mi madre le gusto. Y ya cada año me pedía que le escribiera una carta. Y así lo hice. Annos antes, la maestra de artística nos pidió que hiciéramos un dibujo de lo que representaba la música para nosotros. Y yo dibujé unas piedras de Capadocia. Y le puso "Las piedras, apóstoles espaciales de la música". Y le encantó. Y ella pensaba que lo había leído en alguna parte. Y no, ese título fue producto de mi imaginación". Y me siguió contando de la vez que en la bodega donde estaba asignado habían boletas de calificación regadas. Él las juntó, las puso en una caja de archivo. Y le puso de rótulo: Voletas de calificación. Llegó el jefe, le mostré orgulloso la caja. Él buscó un plumón y corrigió "Boletas". No discutimos. Pero a mí me quedó la espinita. Luego después consulté un "tumbaburros" (diccionario) y efectivamente me di cuenta que el jefe estaba en lo correcto, no yo, a como terco creía".

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Sin duda uno aprende de todos en todo lugar. Solo hay que saber escuchar, y estar atentos a lo que nos platican. Ya cuando eres habitual lector aprendes a leeros rostros de personas, lo sano o enferma de una planta, las condiciones en que vives y viven los demás, sabes diferenciar entre verdad y mentira de los medios desinformación y de los políticos. Y mil.cosas más.