Cartas al mar
Desde niño escribo y lanzo cartas al mar. Luego en la adolescencia. Lo mismo ahora. Ha llegado el otoño. Y lanzo botellas al mar. Deben ser ahora de material reciclable. La moda y necesidad de sobrevivencia. Si no escribiera. Te cuento: a veces hago ejercicio de no respirar. Y el reto de aguantar más segundos cada vez. Cuando manejo y hay tráfico me entretengo. Escucho canciones, claro. Pero no respiro, cronómetro en mano. Ando por los dos minutos. ¿Es mucho? No lo sé. Ni poco ni demasiado. Mi reto es superar los cinco minutos. Un día. Negra la noche. Azul la madrugada. Gris el día. Tantas cartas al mar. Y otras tantas serán. Por ahora sin respirar. Y va la cuenta.
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