La noche de anoche

Inspira Whitman. Su transparente palabra abraza todo. Lo mismo un panal de abeja en el árbol alto a prueba del oso hormiguero, hasta la miel en el suelo revuelta con tierra. Inspira Poe y sus clavados en el foso de la embriaguez. No es la tarde caravana de cerdos. Y le doy tres cuartillas para el suplemento. Guardaban silencio y el oro bien amarrado en su fondillo. Inspira Poe y el cuervo sin cabeza que dejaron a la orilla del camino. Inspira la musa de siempre, la reinita Traiga el texto para mañana. Hablaremos el mismo idioma. Os juro que se trabaja duro y entusiasta. El fin justifica los enanos miedos. Inspira Pound, el viejo Dios de barba larga, Reza poesía y desnuda a la usura. Alegraos en la transformación. Cambió el panorama. Préstame el ábaco. Whitman, lobo de mar. Poe lanza un sos antes de su muerte, tirado en el callejón, ahogado en su propio vómito. A Ezra Pound le fue mejor, le ataron a un camisón de fuerza en el siquiátrico de Santa Isabel. Dichosas palabras del viejo Dios que fabula los instantes con gruñidos propios. Al grito de la noche inspiren siempre los cuerdos.

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