Hoy amanecí Moncayo

Hoy amanecí Moncayo con su huapango callejero en DF, centro histórico, con el inicio de trompeta, luego violín, hasta llegar al final con un mariachi orquesta y bailarinas, y con un enjambre de curiosos que se dieron cuenta que en el paso de calle, al caminar, la vida alegre está por todos lados, donde la hagamos, en esos pequeños resquicios que nos ofrece la vida que está aquí donde escribo y allá donde tú lees. En la radio del vecino La calandria canta. En el minuto 3 y 22 segundosun anciano ríe y toma fotos con su celular, según yo vale la pena el montaje por lograr esos rostros. Y el realista final, donde al terminar cada quien vuelve a lo suyo, a la rutina de caminar las calles, ir a su oficina, lavar los trastes, lee el mismo libro siempre. Pero algo pasó en esos instantes, un relámpago, una luciérnaga.
Y los acuerdos de paz me parecen perfectos, algo técnicos, como dices, pero necesarios, en este debatir interno entre la conciencia y la inocencia, entre lo que esperan que somos y lo que realmente somos, y cómo lograr el equilibrio. Nos necesitamos pero es bien no saberlo.

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