Para un nuevo manicomio

Miro y admiro. En todos lados con el teléfono inteligente o la tableta en la mano, aún en las reuniones donde se charla. En las cenas familiares. Y en las reuniones de novios. Emociones transmitidas, gustos y deseos hacia un destinatario que está en otro contexto de clima y geografía. El afán de desterrar la soledad, llenar el vacío con otros aún en la distancia. Qué pasará cuando quiten la internet, pregunto. Inventarán algo mejor, me responden, lacónicos, y vuelven a lo suyo. Yo lo dudo. Creo que la guerra que sigue, -la 5a o 6a mundial- será con otras convenciones y protocolos: bloquear la señal de internet, entre otros. Y volver a todos locos para un nuevo manicomio. Entonces sí.

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